DENISSE DRESSER
Enviado por judithav • 7 de Octubre de 2013 • 2.841 Palabras (12 Páginas) • 473 Visitas
Discurso de Denisse Dresser en el Foro "México ante la Crisis"
29 de enero de 2009
Gracias. Es un gran placer estar aquí como académica, como ciudadana, como mujer, lamentablemente la única invitada a este foro.
México es un país privilegiado, tiene una ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales, está poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras. Pero a pesar de ello la pregunta perenne sigue siendo: ¿por qué no crecemos a la velocidad que podríamos y deberíamos? ¿Por qué seguimos discutiendo este tema año tras año, foro tras foro? Aventuro algunas respuestas, y les pediría que me acompañaran en un ejercicio intelectual, recordando aquel famoso libro de Madame Calderón de la Barca llamado "La vida en México" escrito en el siglo XVII, en el cual intenta describir las principales características del país.
Si Madame Calderón de la Barca escribiera su famoso libro hoy, tendría que cambiarle el título a "Oligopolilandia", porque desde el primer momento en el que pisara el país, se enfrentaría a los síntomas de una economía política disfuncional, que la crisis tan solo agrava. Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo, se vería asediada por maleteros que controlan el servicio, tomaría un taxi de una compañía que se ha auto decretado un aumento de 30 por ciento ante el pasmo de las autoridades, y si tuviera que cargar gasolina, podría hacerlo tan sólo en Pemex. En el hotel habría 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del estómago y necesitara ir a una farmacia, descubriría que las medicinas allí cuestan más que en muchas partes del mundo. Y si le hablara a su esposo de larga distancia para quejarse de esta situación, pagaría una de las tarifas más elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisión para distraerse ante el mal rato, descubriría que sólo existen dos cadenas.
Para entender la situación en la que se encuentra, tendría que recordar lo que dijo Guillermo Ortiz hace unos días: ¿no hemos creado las condiciones para que los recursos se usen de manera eficiente? o tendría que leer el libro "Good Capitalism/Bad Capitalism", que explica por qué algunos países prosperan y otros se estancan; por qué algunos promueven la equidad y otros no logran hacerlo, la respuesta se halla en la mezcla correcta de Estado y mercado, de regulación e innovación.
Y hoy México es un ejemplo clásico de lo que el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz llama una mala encarnación del capitalismo, el capitalismo de cuates crony capitalism: el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia o en la innovación, sino en su obstaculización. Ese andamiaje de privilegios y "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales para el desarrollo de cualquier país y México no es la excepción, ¿Cuáles son esos sectores? telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, energía, nudos que aprisiona a la economía y la vuelve ineficiente, una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo oligárquico.
Hoy, México inmerso en esta crisis está aún lejos de acceder a ese capitalismo exitoso, dinámico, democrático. Donde el Estado no protege privilegios, no defiende cotos, no elige ganadores, no permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder de vetar las reformas que los perjudican. Ese capitalismo abierto, donde las autoridades crean condiciones para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, que proveen mejores productos a precios más baratos para los consumidores, para los ciudadanos.
Y hoy, México lamentablemente carga con los resultados de esfuerzos fallidos por modernizar esta economía durante los últimos 20 años. Las reformas de los 80s y 90s entrañaron la privatización, la liberalización comercial, pero esas reformas no produjeron una economía dinámica de mercado con regulación gubernamental eficaz, capaz de crear mercados funcionales y competitivos, por que en vez de transparencia y reglas claras, prevaleció la discrecionalidad entre los empresarios que se beneficiaron de las privatizaciones y los funcionarios del gobierno encargados de regularlos.
Las declaraciones de Agustín Carstens el martes pasado, en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefonía, son bienvenidas, lamentablemente, se dan 18 años tarde. Y allí están los resultados: una economía que no crece lo suficiente, una élite empresarial que no compite lo suficiente, un modelo económico que concentra la riqueza y distribuye mal la que hay.
México está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes que inhiben un terreno más nivelado de juego. Una red que opera a base de favores y concesiones y protección regulatoria que el gobierno ofrece y los miembros de la cúpula empresarial de este país exigen para invertir, ¿Quién? Alguien como el dueño de una distribuidora de maíz o el concesionario de una carretera privada o el comprador de un banco rescatado con el Fobaproa o el principal accionista de Telmex o el operador de una Afore.
Estos actores capturan rentas a través de la explotación o la manipulación del entorno económico en vez de generar ganancias legítimas a través de la innovación y la creación de riqueza. Y los consumidores, los ciudadanos de México contribuyen a la fortuna de los rentistas cada vez que pagan la cuenta telefónica, la conexión a Internet, la cuota en la carretera, la tortilla un precio fijo, la comisión de las Afores, la comisión por una tarjeta de crédito.
Ejemplo tras ejemplo de rentas extraídas a través de la manipulación de los mercados y el rentísmo acentúa la desigualdad, produce costos sociales, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacción en una economía que para competir globalmente necesita disminuirlos. Y para extraer esas rentas, esos "jugadores dominantes" han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando así cuellos de botella que inhiben el crecimiento de México en un mundo cada vez más globalizado. Y la concentración de la riqueza el poder económico en esos "jugadores dominantes" ¿en que se traduce? en ventajas injustas, en captura regulatoria en políticas públicas que favorecen intereses particulares, pero peor aún, convierte a los representantes del interés público, a muchos de los diputados y los senadores sentados aquí, en empleados de los intereses atrincherados.
Convierte al gobierno en empleado de las personas más poderosas del país. Y lleva a las siguientes preguntas: ¿Quién gobierna en México? ¿El Senado de la república o Ricardo Salinas Pliego cuando logra controlar los
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