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Desarrollamos los valores en la vida diaria


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2014  •  Síntesis  •  2.899 Palabras (12 Páginas)  •  289 Visitas

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Marco teórico.

El objetivo central de este trabajo investigativo es explorar la manera en que identificamos, aprendemos y desarrollamos los valores en la vida diaria. Descubrir el alcance de los valores en nuestra vida, nos requiere comprender la acción individual y social, para lo cual es necesario prestar atención al transcurrir de la vida cotidiana.

“La vida cotidiana o la vida de cada día, es estudiada por las ciencias sociales como el discurrir de un día cualquiera en la vida de las personas que interaccionan, recreando sus vivencias que pasan todos los días, también transcurre la tierra y nuestras vidas.” Bridye, G.Y Watson, S. (2002).

La cotidianidad en la vida de las personas es parte fundamental del sentido de la acción humana. En el trascurrir del día a día, desde que nos acostamos y levantamos nuestra vida se convierte en una rutina cotidiana que puede variar entre personas y grupos: suplir nuestras necesidades, exponernos a diversas fuentes de información, dialogar, atender las expectativas que tenemos sobre los demás, y las que versan sobre nosotros, entre múltiples otras. Nuestras acciones individuales y sociales conllevan una responsabilidad.

Al cumplir con nuestros deberes, se deriva un grado de satisfacción. Pero hay veces que la vida nos sorprende, planificamos y nos damos a la tarea de actuar; súbitamente, eventos o situaciones inesperadas disponen lo contrario a lo que aspiramos. Las situaciones que trastocan nuestra vida, pueden activar procesos difíciles. Ante los eventos que cambian nuestra vida cotidiana, es importante analizar, y actuar oportunamente.

Para algunos, los retos pueden convertirse en adversidades inmanejables; y para otros eventualmente pueden transformarse en oportunidades para crecimiento. Para unos y otros, las situaciones inesperadas bien podrán representar retos, y cada uno lo manejara de diversas

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maneras, en función de la identidad que le caracterice. Los retos siempre estarán presentes en nuestra vida; nos corresponde aprender de estos, y con ello seguir hacia adelante.

Las experiencias adquiridas desde que nacemos hasta el fin de nuestros días, nos transforman y pueden enriquecernos de manera extraordinaria; proyectar esa riqueza en el afecto y acciones que llevamos a cabo, construye vivencias entre los seres humanos. Compartir nuestras experiencias positivamente con las demás personas, es una parte crucial de la vida.

Hay todo tipo de actividades desde las cuales cada persona crea consciencia, se sensibiliza y actúa en sus entornos. Lo anterior constituye un proceso significativo de aprendizaje, que debe propiciar relaciones sociales, en las cuales cada individuo adopte diversos contenidos para construir los conocimientos, sentimientos y acciones que sean relevantes para su vida. Desde esta perspectiva, cuando se desea conocer una comunidad, se debe comprender cómo los individuos y los grupos trabajan, se relacionan y actúan.

Las personas se relacionan en el lugar donde viven, y en los espacios donde interactúan. Independientemente de los conflictos, y las buenas relaciones que puedan surgir en ese proceso de intercambio, todos tenemos la capacidad para ofrecer lo mejor de nosotros mismos ante un momento de adversidad individual o social.

Así las cosas, debemos reconocer la importancia de promover las prácticas de los valores y concienciar a los individuos y los grupos sobre la realidad histórica actual, social y económica.

Hacemos lo que somos. Las experiencias formativas que tenemos a nivel familiar, y las que resultan de las creencias que profesamos, al igual que la formación que recibimos en la escuela, y las influencias de las amistades, el intercambio en los lugares de trabajo, son experiencias que moldean nuestra identidad personal. Hacemos bien en recordar que proyectamos lo que hemos aprendido a través de las actitudes que reflejamos ante las situaciones o eventos inesperados que enfrentamos a diario.

OEG - CDPE

STIC-2013-001 (RWPS-2013-001)

La práctica de los valores en la vida cotidiana

enero 2013

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Una casa necesita cimientos para sostenerse. De igual forma, los valores sostienen y nutren al ser humano. Si faltan los cimientos, tampoco existe el fundamento que sostiene nuestras vidas, que le añade visión, motivación y compromiso. Sin principios ni valores hay un vacío en el ser humano. A medida que desarrollamos los valores en nuestro interior, también mejora nuestra capacidad para relacionarnos armónicamente con el mundo en que vivimos, y aportamos a una mejor calidad de vida.

Como afirmamos anteriormente, al interactuar socialmente, nos relacionamos a través de las prácticas individuales y colectivas que experimentamos con las familias, las comunidades, las instituciones educacionales, laborales, y religiosas, entre muchas otras. Para llevar a cabo los propósitos que buscamos en el mundo de la vida cotidiana, tenemos que formar parte de la misma: el mundo se hace una realidad posible por nuestras acciones en la cotidianidad.

Es precisamente ese diario vivir lo que nos lleva a reflexionar sobre los valores. Me refiero a los valores que nos hacen cada día mejores seres humanos; practicarlos debe convertirse en un proceso de aprendizaje cotidiano. Es decir, los valores se deben materializar en acciones que puedan observarse al punto de crear un sentido de identidad en el comportamiento humano.

Entonces, ¿qué son realmente los valores en la vida cotidiana? “Son elementos de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos” (Rokeach, 1993 en Garcia, Ramírez y lima, 1998). Son esencialmente prioridades basadas en la integridad o elecciones que están presentes en lo que hacemos y no hacemos, a lo que nos hemos acostumbrado y lo que somos capaces de tolerar, y se expresan de manera pública y abierta.

II. Los valores en la vida cotidiana

“Lo que hace personas a las personas, son sus valores’’ Max Scheller

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Muchos(as) grandes pensadores(as) han reflexionado sobre la vida cotidiana. La filosofa húngara Agnes Héller, describió la cotidianidad como “el espejo de la historia... el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales crean la posibilidad de la reproducción social…. Es la forma real en que se viven los valores, creencias, aspiraciones y necesidades.”

Desde esta perspectiva, la familia es la primera escuela de la vida. A partir del momento en que la mujer está en proceso de gestación, el feto depende totalmente de ella. Dicho contexto le requiere a la mujer estar profundamente consciente de su rol,

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