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Diógenes Y Los cínicos


Enviado por   •  3 de Marzo de 2014  •  3.904 Palabras (16 Páginas)  •  311 Visitas

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Los Cínicos.

La secta del perro

La escuela cínica fue fundada por Antístenes (445-365 a. C.) y su seguidor más célebre fue Diógenes de Sínope (413-324 a. C.) Cínico significa perro en griego, y su denominación se deriva del modo de vida independiente y asocial que defendían.

Diógenes de Sinope (413-324 a. C.)

Diógenes de Sinope nació en Sinope (Asia Menor) Su figura enseguida pasó a ser una leyenda de provocación y la imagen del sabio cínico por excelencia, de aspecto descuidado, burlón y sarcástico. Su forma de vida perruna, su estilo agresivo, su comportamiento siempre en contra, le diferencian sin confusiones. Vivía en un tonel, buscaba a plena luz del día con un candil, nada menos que al hombre, se masturbaba en público, comía carne cruda, escribía libros a favor del incesto y del canibalismo. Si alguien es el prototipo de trasgresor, ese es Diógenes de Sinope. Su padre era banquero y cuenta Diógenes Laercio que un buen día decidió consultar al oráculo y recibió como respuesta "invalidar la moneda en curso", que como todas las respuestas de los oráculos era enigmática, dicha respuesta tenía al menos tres sentidos: falsificar la moneda, modificar las leyes o transmutar los valores. Diógenes no quiso elegir e hizo las tres cosas, el resultado fue la expulsión y el destierro de Sinope. Ellos me condenan a irme y yo les condeno a ellos a quedarse, fue su irónico comentario. Forzado por estas circunstancias deambuló por Esparta, Corinto y Atenas, en esta ciudad frecuentó el cinosarges y se hizo discípulo de Antístenes, optó por llevar una vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como su maestro. Desde sus comienzos en Atenas mostró un carácter apasionado, llegando Platón a decir de él, que era un Sócrates que se había vuelto loco. Pone en práctica de una manera radical las teorías de su maestro Antístenes. Lleva al extremo la libertad de palabra, su dedicación es criticar y denunciar todo aquello que limita al ser humano, en particular las instituciones. Propone una nueva valoración frente a la valoración tradicional y se enfrenta constantemente a las normas sociales. Se considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier parte se encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en los demás, por tanto el mundo es de todos. La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no era indispensable, incluso abandonó su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos. Conoció a algunos de los filósofos y gobernantes de la época, se cuenta la anécdota de que estando un día en las afueras de Corinto, se le acercó a Alejandro Magno y ofreció concederle lo que quisiera, a lo que el filósofo respondió simplemente: “Apártate a un lado que me quitas el sol”. Esta anécdota pretende reflejar claramente que el sabio no necesita nada de los poderosos, que está por encima de las riquezas materiales y de la ambición del poder. Esta actitud crea una radical separación con los políticos. Todo esto es posible pero se necesita un duro entrenamiento (ascesis) Escribió algunos libros, que se han perdido, pero todos los indicios hacen suponer que eran de carácter breve y en forma de máximas o sentencias agudas e irónicas, según sus comentaristas. Murió en Corinto, su muerte, como no podía ser de otra manera, también es motivo de anécdotas. Según algunos murió por su propia voluntad, suicidándose mediante la contención del aliento, dueño de su destino y del momento de su muerte. Según otros murió de las mordeduras de un perro, esta vez de los de cuatro patas o de una indigestión por comer pulpo crudo. Sus amigos levantaron un monumento en su honor, que consistía en una columna coronada por un perro de mármol.

La sociedad como problema.

Más allá del apoliticismo de otras escuelas helenísticas los cínicos consideran que ninguna transformación de la sociedad es posible y ello es así porque creen que lo social formaba parte del problema no de la solución. Toda sociedad será siempre por definición amoral, como toda ley externa que se quiera imponer a la autonomía del individuo. Sea cual sea su organización (democrática, aristocrática o autocrática) sólo puede sustentarse sobre el poder, es decir, mediante la violencia sobre el individuo particular. La función de toda institución social es des-moralizar, configurar voluntades y acordar actos externos a los patrones tenidos por necesarios y convenientes. Ante la desmoralización a que el Estado somete al individuo el cinismo opone su moral de resistencia: la autarquía.

Comparación con otras escuelas helenísticas.

El cinismo es una moral de resistencia, plenamente emancipada y antisocial:

1. Ante el retiro apolítico del sabio epicúreo postula su presencia antipolítica.

2. No sólo mantiene la apelación a la naturaleza del estoicismo, sino que denuncia lo social como perversión de la naturaleza.

Los cínicos proponen un modelo de vida autárquico como medio de liberación de las necesidades externas, es decir, sociales. Se es autosuficiente para poder vivir fuera del Estado, para no depender en nada de la sociedad.

La crítica de la cultura y la civilización.

"Acaso nunca en la historia del pensamiento se encontrará tal desprecio hacia las convenciones sociales unido a una sed de independencia tan grande y a una franqueza tan brutal"

Jean Brun: Historia de la filosofía. Ed. S. XXI

El cinismo es eminentemente una crítica de la cultura, de la civilización y de sus frutos más refinados: los mitos, las costumbres, las instituciones, las normas, las ideologías y la religión.

1. La religión. Rechazan el politeísmo y defienden el monoteísmo que, en su versión, equivale a un ateísmo práctico. Rechazan el culto, la superstición, los ritos iniciáticos y la idea de la inmortalidad del alma. Critican el clero y cuando éste pide dinero.

“Viendo en cierta ocasión cómo los sacerdotes custodios del templo conducían a uno que había robado una vasija perteneciente al tesoro del templo, comentó: «Los ladrones grandes llevan preso al pequeño.»”

“Cierto día observó a una mujer postrada ante los dioses en actitud ridícula y, queriendo liberarla de su superstición, se le acercó y, de acuerdo con la narración de Zoilo de Perga, le dijo: « ¿No temes, buena mujer, que el dios esté detrás de ti (pues todo está lleno de su presencia) y tu postura resulte entonces irreverente? »”

“A los que se inquietaban por sus sueños, les censuraba que descuidaran lo que hacían despiertos y se preocuparan en cambio tanto de lo que imaginaban dormidos.”

“Alguien muy supersticioso le amenazó: « De un solo puñetazo te romperé la cara »”;

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