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EL EMOTIVISMO, CONTENIDO SOCIAL Y CONTEXTO SOCIAL.


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  446 Palabras (2 Páginas)  •  1.415 Visitas

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EL EMOTIVISMO, CONTENIDO SOCIAL Y CONTEXTO SOCIAL.

En el texto “tras la virtud” en el capítulo 3 Alasdair Macintyre dice que el yo emotivista, al momento que alcanzó la autoridad en su propio dominio, perdió los límites tradicionales que le habían dado una identidad social y un proyecto de vida humana ordenado a un fin dado. No obstante, el yo emotivista tiene su propia clase de definición social.

En este capítulo el autor dice algo importante y es la relación en la que cada persona usa a la otra como medio para su propio beneficio y que los juicios de valor en el fondo no pueden ser tomados si no como expresiones de mis sentimientos y actitudes, tendentes a transformar los sentimientos y actitudes de otros .

Este autor realiza una semejanza entre el "yo emotivista" y "las teorías emotivista" del juicio moral. En ambos casos nos enfrentamos a algo que sólo es inteligible como producto final de un proceso de cambio histórico; en ambos casos Macintyre compara posturas teóricas cuyos protagonistas sostienen que lo que él considera características históricamente producidas de lo específicamente moderno, no son tales, sino características necesarias e intemporales de todo juicio moral y de todo yo personal. Si su argumentación es correcta, no somos lo que dicen Sartre y Goffman, precisamente porque somos los últimos herederos, por el momento, de un proceso de transformación histórica.

Esta transformación del yo y su relación con sus papeles, desde los modos tradicionales de existencia hasta las formas contemporáneas del emotivismo, no pudo haber ocurrido si no se hubieran transformado al mismo tiempo las formas del discurso moral, el lenguaje de la moral. Por supuesto, es erróneo separar la historia del yo y sus papeles de la historia del lenguaje en que el yo se define y a través del cual se expresan los papeles. Lo que descubrimos es una sola historia, no dos historias paralelas.

Para el autor los individuos han de cumplir dos rasgos básicos: primero una categoría de héroes y no la de simples ciudadanos que persiguen intereses particulares si no un bien común, y en segundo lugar la de ciudadanos que asumen su identidad en efecto a ciertos roles sociales, a partir de los cuales una persona se integra en la sociedad.

Para Macintyre el estado emotivista del hombre moderno que es incapaz de identificarse con un valor moral se convierte en algo como un libertino ético que se orienta por sentimientos individuales y no por juicios ético de tipo colectivo, este autor expone que para solucionar este grave problema que dejo el liberalismo se debe recuperar la noción de tradición.

Bibliografía; Alasdair Macintyre. Tras la virtud. Capitulo 3

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