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EL HOMBRE FILOSOFICAMENTE A TRAVES D ELA HISTORIA


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2014  •  3.025 Palabras (13 Páginas)  •  186 Visitas

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El concepto

Del latín conceptus, el término concepto se refiere a la idea que forma el entendimiento. Se trata de un pensamiento que es expresado mediante palabras: “No tengo claro el concepto de responsabilidad civil”, “Mi concepto de amistad es muy diferente al tuyo”.

Un concepto es, por lo tanto, una unidad cognitiva de significado. Nace como una idea abstracta (es una construcción mental) que permite comprender las experiencias surgidas a partir de la interacción con el entorno y que, finalmente, se verbaliza (se pone en palabras).

Concepto es, por otra parte, el crédito que se le tiene a alguien o algo. En este sentido, la palabra se asocia a un juicio o una opinión (se trata de un concepto claramente subjetivo): “La profesora no tiene un buen concepto sobre mí”, “Creo que Roberto tendrá que hacer mucho para que mejore el concepto del jefe”.

Definición de concepto - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/concepto/#ixzz3I22CQYXJ

El hombre en la antigüedad

La pregunta sobre el hombre viene a cuestionarse desde los tiempos más antiguos en los griegos hasta nuestros días. Esta pregunta surge, de que los filósofos griegos en su afán por la búsqueda continua del principio de la naturaleza, se dan cuenta, de que el hombre hace parte de esta; y es por esto que vuelven la mirada sobre sí mismos, e intentan desentrañar el sentido de su ser para así poder crearse una imagen de sí mismos, que les permitiera encontrar la situación multifacética en la que se mueven.

Sócrates a pesar de las condiciones creadas por la guerra de Peloponeso, la cual lleva a Grecia a la decadencia de su civilización con la derrota y ruina de Atenas; después de esto Sócrates adopta una actitud diferente en su forma de filosofar; debido a que no es la naturaleza lo que le preocupa sino el hombre concreto y su conducta

Este logro prácticamente dice que el hombre es formado como una unidad de cuerpo y alma, y que la vida de este cuerpo depende exclusiva y únicamente del alma; es decir de la razón sobre nuestra animalidad.

De este modo el principio Socrático en el cual dice “conócete a ti mismo”, significa que el hombre debe conocer el alma y comprender que fue hecha a semejanza de Dios, lo cual permite distinguir el bien del mal y elegir sin duda alguna el bien.

Podemos decir que su teoría sobre el hombre no apuntaba al conocimiento, si no a una reflexión alrededor del mismo hombre. Es por esta razón por la cual paso la mayor parte de su vida en los mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharlo, y a quienes solía responder mediante preguntas. Pues para Sócrates el dialogo era superior ante la escritura. Mediante la mayéutica el objetivo principal de Sócrates era precisamente hacer mejores a los demás, hacer que cada uno se conociera a sí mismo, para así lograr que cada uno obtuviera su propia felicidad; donde incluía una vida virtuosa, buena y en conclusión una vida que valiese la pena ser vivida.

Por otro lado encontramos Platón del cual se puede decir que fue el primer filosofo en hacer un estudio detallado y amplio sobre el hombre. Platón inicia su teoría sobre el hombre partiendo de la pregunta ¿qué es el hombre? Pues bien para Platón, el hombre es un alma que se sirve de un cuerpo, puesto que el alma es el principio del movimiento del cuerpo. Sin embargo para Platón el cuerpo es considerado como principio material, diferente del alma y hasta cierto punto incompatibles entre sí.

Es así que Platón define el cuerpo como una realidad sensible y natural sujeta al cambio y debido a esto es mortal; mientras que el alma es una realidad espiritual preasistente y a fin de lo divino. Pero ante esta definición surge una pregunta inevitable, si el cuerpo es mortal, y el alma una realidad espiritual pre asistente

El hombre en las culturas mesoamericanas

El antiguo hombre mesoamericano, frente a sí mismo, no se concibe como algo ajeno al universo: su vida, su sobrevivencia y su saber no le pertenecen, no es dueño de nada, es parte de un todo. Es una relación perfecta con el universo. Ante la dificultad por explicar su destino, descubre que se encuentra dentro de un orden ineludible en el cual se desarrollan los hechos naturales y por lo tanto responde a las mismas leyes cósmicas que los cuerpos celestes. El hombre existe entre estos paralelismos y fuerzas mutuas.

La concepción dual del cosmos está presente en cada ser hu- mano. La idea de persona se define en el pensamiento náhuatl con el término In Ixtli, in Yolotl, la cara y el corazón. Lo que tiene la luz del día, que se ve claramente, es el rostro; lo oscuro, lo que no se entiende, las intenciones, lo que el propio ser no entiende de sí, lo que acompaña a la noche, es el corazón. Pero esta concepción dual forma una unidad esencialmente armónica que establece el antagonismo requerido para el equilibrio: mientras el ser se mantenga armónico estará bien en su rostro y en su corazón. La manera de entender la educación se definía como Ixtlamachiliztli, que es la acción de dar sabiduría a los rostros.

Para el hombre mesoamericano, su destino, su vida es mantener el equilibrio entre el "adentro" y el "afuera", entre lo que ven los demás, el mundo y su corazón. En palabras de Carlos Castañeda, 10 "entre su tonal o conciencia de la realidad y el nagual, conciencia concentrada de la interioridad".

Tanto el pueblo tolteca como el azteca son fundamentalmente religiosos. Habitan un espacio sagrado en relación absoluta con la naturaleza. La explicación racional de la naturaleza no los separa de la Tierra, mejor aún es una manera de sentirla más propia y cercana a sus propias leyes. Esto es fundamental en el pensamiento mesoamericano que sigue por un camino de continua creatividad con lo interno y lo externo; no existen límites claros entre el "adentro" y el "afuera", pero sí una muy fuerte pertenencia comunitaria y las producciones intersubjetivas marcan su relación moral, religiosa y cultural. Sólo ahí encuentran el sentido de su vida. Al seguir este camino subjetivo, la relación con la naturaleza es armónica y profundamente "ordenada", es decir, existe un orden natural de las cosas del "rostro" y del "corazón". Esta armonía perdura sólo cuando se mantienen las leyes cósmicas en todas las relaciones e interacciones del hombre con los demás, con la naturaleza y consigo mismo. Cuando se rompe esta armonía, sobrevienen la enfermedad, la destrucción y la muerte.

Carlos Castaneda.

Las enseñanzas de Don Juan.

México: FCE, 1971.

Jacobo Grinberg.

Los chamanes en México.

México:

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