EL HOMBRE Y LA FILOSOFIA. ANTROPOLOGIA FILOSOFICA

EL HOMBRE Y LA FILOSOFIA. ANTROPOLOGIA FILOSOFICA

Desde hace muchos años existe la preocupación por la enseñanza, por la buena enseñanza. “Aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar enseñando y aprendiendo, a la vez que la incorporación y el dominio de nuevos conocimientos. “escribe Souto Marta en el texto “La clase escolar. Una mirada desde la didáctica de lo grupal”.

Para incorporar nuevos conocimientos y el dominio de estos, la enseñanza debe ser planificada, permitiendo enriquecer el trabajo a realizar en el aula. Las situaciones didácticas se deben construir con el fin de que el alumno sea capaz de incorporar el conocimiento. La didáctica debe mantener un orden de planificación de actividades y que esta se desarrolle en un tiempo determinado.

Brosseau remarcaba que una situación didáctica debe tener como objetivo lograr que los estudiantes se apropien de un saber y para esto debe establecerse una relación fundamental que es la del estudiante, maestro y el medio didáctico.

El/La docente es quien selecciona el tema en el cual trabajar y facilita el medio en el cual el estudiante construye su conocimiento, se trabaja la situación didáctica, para permitir que el estudiante tome decisiones y revuelva problemáticas por sus propios medios, así como también participar en la planeación y propuesta de acciones.

Para que este acto didáctico pueda darse de manera eficaz, es necesario el escenario escolar en el cual va a darse, la clase escolar, es decir el lugar de la practica pedagógica, la cual facilita la reflexión y construcción de conocimientos. Es el escenario donde se producen las practicas pedagógicas, delimitada por tiempo y espacio, la clase es al mismo tiempo el encuentro del grupo, de sus intereses y deseos, a demás es el lugar que sostiene lo pedagógico.

Cada clase tiene su complejidad, ya que es pensada para diversos niveles, y ámbitos, se debe tener en cuenta de qué manera abordarlas, el vínculo que los estudiantes tienen con el conocimiento previo, con la tarea, con los recursos que cuentan. Tener presente que cada grupo, tiene individuos particulares, que se diferencian en lo cultural, social, en sus ideologías, expectativas, en su relación con el aprendizaje. Es necesario considerar todas estas variables para para comprender y modelizar la enseñanza.

El/La docente debe moldear cada planificación ya que esta va a ser presentada a distintos grupos. Cada uno de estos, cuenta con configuraciones significativas diferentes y por eso es necesario repensar la práctica docente en donde no se aplique la misma planificación a todos los estudiantes, sino que pueda ser transformada.

El “sujeto pedagógico” es la relación vincular del docente y el/la alumno/a, mediados por el curriculum, otorga especificidad pedagógica y es donde se dan los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Quien es el encargado/a de brindar aprendizaje y hacer llegar la enseñanza es el/la docente. En este proceso de aprender, no solo se incorpora saber sino, vínculos con el conocimiento, y aspectos que solo se dan cuando nos relacionamos con otros. El dialogo con otros/as alumnos/as y docentes, marca el camino propio para la construcción de subjetividades.

A demás mencionar la importancia del A.A.C que será fundamental para generar un encuadre áulico y que sea posible impartir aprendizaje.  El acuerdo áulico de convivencia busca ser una guía de la vida cotidiana, hacerse realidad en cada uno de los integrantes de la comunidad educativa, por esto es imprescindible la participación responsable de todos/as, atendiendo a los tres ejes fundamentales de los acuerdos de convivencia: cuidado de sí mismo, cuidado del otro, y cuidado de lo que es de todos. Debe haber respeto, comunicación a través del dialogo, responsabilidad, compromiso, solidaridad, y aceptación a la diversidad.

Dentro de este acuerdo, también se establece el acuerdo escolar, que involucra derechos y obligaciones del equipo de conducción, personal docente y no docente, estudiantes, padres/madres y/o tutores. Es decir, el mismo debe cumplirse y hacerse cumplir por los/las integrantes de la comunidad educativa. Dentro de la clase, es fundamental que los/las docentes, propongan actividades acordes al contexto, establecer diálogos conscientes, aceptando lo que piensan y opinan los/as estudiantes, promover el trabajo en equipo, con el fin de mejorar las relaciones entre los sujetos, ejercer la práctica pedagógica con decisión y seguridad. Con seguridad, de modo que transmita confianza, de forma humilde, y por sobre todo siempre reflexionar sobre el acto educativo.

De este reflexionar sobre el acto educativo devino que las instituciones educativas y los/las docentes no solo ocuparon su rol de educandos sino también respondieron a las crisis económicas de la sociedad que requerían de múltiples demandas. Las escuelas alimentaron, asesoraron, y asistieron a niños/as, alumnos/as y adultos. No se podía separar el rol propio del docente de la enseñanza, con la vida personal de los alumnos/as sino al contrario articularlos, atender, amparar, incluye y va en conjunto con la enseñanza. Ya que reconocer estas demandas personales, son condición muy importante para que se dé el aprendizaje. El docente como responsable adulto debe garantizar al sujeto aprendiente los medios para lograr los buenos aprendizajes.

Los docentes se encuentran atravesados cotidianamente por desempeñar múltiples tareas, deben encargarse de no solo brindar y hacer llegar los contenidos sino también adaptarlos y transfórmalos para cada aula especifica, deben desafiarse todo el tiempo y analizar sus prácticas con el fin de mejorarlas.  

Es preciso que se apropien desde una mirada crítica del curriculum, interviniendo con la búsqueda de estrategias variadas de modo que los conocimientos puedan ser trasmitidos a todos/as los/as alumnos/as.

Hoy podemos reconocer que cada sujeto construye su identidad en relación con otros/as a partir de sus experiencias. La vieja escuela que consideraba al sujeto homogéneo quedo atrás, para dar lugar a diversidad de sujetos que pueden apropiarse de crear su propia identidad.

Dentro de la institución nos encontramos con múltiples formas de ser alumnos y docentes, marcados por diversidad de género, generación, lenguaje, prácticas culturales, creencias, sentimientos.

Entonces, no es posible hablar de la infancia, adolescencia y juventud como conceptos capaces de abarbar todas las manifestaciones, sino que existen múltiples diversidades que caracteriza a los sujetos sociales.

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