EL MITO DE LA CAVERNA Y EL PARAÍSO CRISTIANO.

EL MITO DE LA CAVERNA Y EL PARAÍSO CRISTIANO

Esta obra de Platón a trascendido en toda la historia, y ha sido fuente para dar conciencia a otras creencias,  entre ella el cristianismo, que San Agustín tomando las ideas de este personaje, realiza toda una doctrina cristiana desde el punto de vista platónico dándole sentido espiritual  a todo esta metáfora.

En lo que respecta al mito de la caverna podemos hacer una breve analogía con el paraíso que los cristianos anhelamos.

- En este mito Platón nos presenta a unos prisioneros acostumbrados a percibir sólo sombras, se diría que estos encarcelados  somos los hijos de Dios en este mundo,  donde no sabemos la verdad y especulamos saber  qué  es realmente Dios, afianzándonos en doctrinas extrañas,  sin tener trascendencia en nuestra fe.

- El estar de espaldas y encadenado, es la concupiscencia de la carne que nos ata en el pecado y nos esclaviza y nos corta la oportunidad de llegar al mundo real, el paraíso soñado.

-  La llama que nos ilumina es Dios Espíritu Santo, que con sus dones nos ilumina y nos impulsa a transformarnos.

- Los sofistas que provocan las sombras engañosas son las falsas doctrinas que nos niegan la existencia de Dios o desvirtúan su imagen para alejarnos de él.

- La persona que rompe las cadenas y huye, es el verdadero cristiano,  que por amor a Dios se deja iluminar y día a día intenta  salir de la caverna para intimar verdaderamente con el amado “Dios”. El que escapa hacia la luz también es el cristiano que alcanza la vida eterna, tiene contacto cara a cara con la verdad absoluta, y esto lo consigue con valor, al no dejarse ganar por el pecado y luchar siempre con los valores propuestos por el evangelio.

- El lugar real el mundo de las ideas que describe Platón, sería el Edén o paraíso donde el hombre disfrutara de lo nunca antes experimentado, prometido por Dios.

- Las personas que no quieren salir de la caverna, son los necios que prefieren vivir en libertinaje y no querer escuchar la palabra del Señor y por ende negra su salvación.

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