ESTRUCTURA DE CIENCIAS CIENTIFICAS
Enviado por vavella • 15 de Noviembre de 2012 • 2.319 Palabras (10 Páginas) • 547 Visitas
Thomas S. Kuhn es uno de los autores que más ha influenciado la investigación científica en las últimas décadas. Su libro, La estructura de las revoluciones científicas, desde su aparición en la década de los sesenta, aparte de ser un indudable éxito en ventas, ha cambiado notablemente la visión que la historiografía tradicional tenía sobre la historia de la ciencia. En realidad Kuhn expone brevemente en este ensayo una nueva manera de abordar la historia de la ciencia y de comprender su devenir.Su libro, en resumidas cuentas desbarata o decanta totalmente la estructura mental sobre la que se han apoyado los “hombres de ciencia”. La ciencia no ha sido, ni es, tan objetiva y “positiva” como se ha creído desde que Augusto Comte la catalogó como la única que podía salvar al género humano. La ciencia, como todos las acciones o actividades humanas también comparte con el hombre sus debilidades, prejuicios, fanatismos y errores.
Kuhn, por lo tanto, ha establecido una nueva manera de “ver la ciencia” y sus postulados. Basado en su concepto de “paradigma” ha trascendido los objetivos principales de su ensayo ha influido notablemente en otros campos como la economía, la política, el derecho y las actividades empresariales. Muy en boga está el término “parálisis paradigmática”, que ha sido definida, basándose en Kuhn, como aquello que paraliza la inventiva, el progreso o el desarrollo debido a una arraigo exagerado (y hasta inconsciente) en la tradición, en algo que damos por sentado y verdadero.
Este es un breve resumen del libro “La estructura de las revoluciones científicas” donde abordaremos éste y otros conceptos.
Lo primero que debemos definir es qué es un paradigma. Empezaremos diciendo que los paradigmas no son reglas, aunque éstas se deriven de ellos. Un paradigma es _en resumidas cuentas_ una realización científica, aceptada que explica un fenómeno en particular. Entre algunos paradigmas podemos mencionar: la física newtoniana, la astronomía ptolemaica, el sistema heliocéntrico de Copérnico, la teoría de la evolución o la teoría de la relatividad, entre muchas. ¿Son estas teorías o leyes verdades científicas? La respuesta es un absoluto no. Los paradigmas son algo así como “verdades elásticas”, es decir creencias muy arraigadas que explican o predicen un fenómeno y que son aceptadas por la comunidad científica. El sistema geocéntrico de Ptolomeo fue un paradigma, pero hoy sabemos que La Tierra no es el centro del sistema solar. Sin embargo ese paradigma sirvió a la ciencia por casi 1500 años. Entonces, no podemos calificar los paradigmas como mentiras (por lo menos no lo son en forma deliberada) sino verdades transitorias.
La historiografía tradicional considera la historia, no sólo la de la ciencia, sino toda la historia, como una acumulación de hechos, descubrimientos e inventos. Pero, delimitándonos solamente dentro de la historia de la ciencia, ¿es ésta sólo una acumulación, sin más, de descubrimientos e inventos? Kuhn va más allá y nos habla que la ciencia se desarrolla por cambios de paradigmas que siguen a una crisis. Pero, antes de hablar sobre los cambios paradigmáticos, es necesario definir qué es ciencia normal, enigmas y anomalías.
La ciencia normal es aquella que se ajusta en todo sentido a los paradigmas que la sustentan o la nutren. Es en pocas palabras, una investigación basada en paradigmas. El hombre de ciencia investiga un fenómeno en particular siguiendo ideas preconcebidas, ideas que se ajustan fielmente a su paradigma. Muchas veces, en su quehacer, puede encontrar fenómenos o situaciones que no encajan dentro de él. Es entonces cuando, o bien descarta el fenómeno _catalogándolo como un hecho aislado, o bien lo atribuye a un error en sus procesos e instrumentos. Es cierto que muchas veces, en cualquier experimento o investigación, puede suceder algo que no se ajuste al paradigma debido a errores en los instrumentos o en la observación, pero no siempre sucede así. Cuando el científico percibe el fenómeno en cuestión muchas veces lo que hace es catalogarlo como un enigma y sigue su trabajo dentro de la ciencia normal y el paradigma continúa incólume, pero también puede “percibir” el fenómeno desde otra óptica y catalogarlo como una “anomalía”. Es decir, un fenómeno para el que el investigador no estaba preparado. Aunque una anomalía contradiga su paradigma, al principio el científico se niega a aceptarlos, simplemente porque eso no “cuadra”, no encaja dentro de sus ideas preconcebidas, es decir, dentro de sus paradigmas.
Así vemos, como los paradigmas retrasan los descubrimientos o impiden el avance de la ciencia. Al romper con ellos se produce inevitablemente una revolución científica. Pero, es necesario acotar aquí, que una revolución científica produce a su vez nuevos paradigmas.
Los paradigmas llevan en sí mismos la facultad de que se sustituyan por otros paradigmas. Más aún, mientras más elaborado sea un paradigma, más vulnerable es. Pero, ¿qué lleva a los científicos a permanecer estancados dentro de un paradigma? Muchas veces se cree que un paradigma es una verdad, o peor aún, que es LA VERDAD. Es lo que anteriormente llamábamos “parálisis paradigmática”. Otras veces se debe a presiones políticas o religiosas, o presiones de la misma comunidad científica, que como todo grupo tiene normas para que sus miembros no se salgan de lo previamente establecido. También nuestros sentidos nos inducen al error. La esfericidad de La Tierra no puede verse con nuestros sentidos, también es difícil creer que se mueve, es más fácil pensar que es el Sol el que se mueve y no nuestro planeta.[1] Es así como, aunque ya los griegos nos lo habían advertido, nuestros sentidos nos engañan y nos hacen caer en errores paradigmáticos.
Se habrá advertido, llegado a este punto, lo que anteriormente ya esbozábamos: Los paradigmas no son mentiras, tampoco son reglas, son verdades aceptadas, que explican suficientemente la naturaleza de tales o cuales fenómenos. Es en todo caso una verdad dogmática[2], un mal necesario. Como ejemplo de esto, citemos el caso de la geometría euclideana y la no euclideana. La geometría euclideana es un paradigma que tiene más de dos mil años y que aún se enseña en las escuelas. Uno de sus postulados dice que por dos puntos sólo pasa una recta o que la suma de los ángulos internos de un triángulo vale dos rectos (180º). Lobachevski y otros matemáticos del siglo XIX y XX demostraron que la suma de los ángulos internos de un triángulo puede valer más de dos rectos. Ahora bien, ¿el paradigma euclideano es mentira?. No, la geometría de Euclides es válida para un mundo plano, un mundo bidimensional, pero si consideramos un mundo esférico, curvo, debemos acatar lo que dice la geometría no euclideana[3]. Pero,
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