ETICA HEDONISTA
Enviado por melik • 21 de Marzo de 2015 • 405 Palabras (2 Páginas) • 461 Visitas
. Hedonismo
La doctrina monista más conocida es el hedonismo. Esta sostiene que todo y solo el placer es intrínsecamente bueno. Pero no olvidemos que el placer es un ingrediente de la felicidad; de modo que podemos entender que el hedonismo se formula también diciendo que el único bien intrisecamente valioso es la felicidad. Esto significa que una cosa, una persona, una acción, una institución, una ley es instrumentalmente valiosa en la medida en que produce placer. Los hedonistas mantienen que todo bien es instrumental con respecto a la felicidad. Por consiguiente, lo único que es intrínsecamente valioso es un estado de consciencia.
Hay que tener en cuenta dos observaciones para no mal interpretar el hedonismo. Estamos hablando de un hedonismo racional, mas no de un hedonismo radical, como el defendido por Aristipo de Cirene en la antigüedad, quien propugnaba que hay que dar rienda suelta a cualquier placer, sin ninguna limitación. El hedonismo racional mantiene que se debe evitar un placer si produce mayor infelicidad futura, y que se debe aceptar un dolor o sufrimiento si produce mayor felicidad futura. Así por ejemplo, es racional someterse a un tratamiento médico doloroso con tal que, por esa vía, se esté asegurando la salud; o es nuevamente racional huir del placer de comer un alimento en la calle para prevenir una intoxicación, de igual manera que no conviene comerse un kilo de chocolates por más delicioso que sea para no terminar en el hospital.
En resumen, el hedonismo mantiene que algo es valioso exactamente en la medida en que produce placer o felicidad. Así, la belleza, si nadie la disfruta, ¿de qué serviría? Sería inútil. Dígase lo mismo con respecto a la virtud, la cual es entendida como aquella propiedad que, si la practicamos o realizamos, nos hace mejores seres humanos.
Pero se ha objetado al hedonismo diciendo que el placer que siente un criminal al matar a su víctima no puede ser bueno de igual manera que la felicidad de un loco tampoco es buena. Ante estos dos contraejemplos, el hedonista continúa sosteniendo su tesis de que en ambos casos se trata de bienes intrínsecos, es decir valiosos en sí mismos, aunque sean instrumentalmente malos, es decir, por aquello a lo que conducen.
Por otra parte, podemos preguntarnos si el conocimiento no es intrínsecamente bueno. Para el hedonista, el conocimiento será bueno o malo, valioso o no, solo de modo instrumental, dependiendo de si conduce o no a la felicidad.
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