El Adulto en Situación de Aprendizaje.
Enviado por sagaedw • 30 de Agosto de 2016 • Ensayo • 2.105 Palabras (9 Páginas) • 2.437 Visitas
El adulto en situación de aprendizaje
Autor:
Luis A. Pérez T. C.I. 20.544.841
Yenifer A. Orozco A. C.I. 20.868.964
Juan D. Urdaneta P. C.I. 20.964.334
Centro Local Portuguesa
tovar_perez@hotmail.com
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juanurdanetaparede@gmail.com
Resumen.
Educar al individuo en su etapa adulta y establecer la manera más efectiva de hacerlo, ha sido una permanente preocupación de varios investigadores y docentes, tales como Ludojoski, Knowles, Adam, Alcalá y Castro, quienes, a través de sus escritos e investigaciones, han formulado sus ideas, conceptos, propuestas y planteamientos relacionados tanto con la teoría, como con la praxis dentro del proceso educativo.
La andragogía revaloriza la educación del adulto dentro de un nuevo concepto de la educación progresiva, permanente e intencional que tiende al perfeccionamiento integral del hombre.
Palabras clave: Andragogía, Ciencia, Educación, Aprendizaje, Adulto.
1 Introducción
En el siglo XXI, el rápido ritmo y la complejidad de los cambios económicos, tecnológicos y culturales requieren que las mujeres y los hombres se adapten y readapten a lo largo de sus vidas, más aún en un contexto de globalización. Estos cambios no sólo destacan la importancia del aprendizaje en general; también exigen que los adultos sigan adquiriendo más información, mejoren sus competencias y reexaminen sus valores. El aprendizaje de adultos cuenta más que nunca en esta era de la globalización, caracterizada por el cambio rápido, la integración y los avances tecnológicos.
Estamos frente a un nuevo escenario en que se hace necesario buscar nuevas alternativas de enseñanza que sean capaces de satisfacer las necesidades particulares de los adultos, atendiendo sus características, el entorno en el que se desenvuelven y sus estilos de aprendizaje.
Además, los adultos en general atienden responsabilidades sociales, laborales, familiares y personales y están enfrentados a retos permanentes para desempeñarse de manera competente en el contexto particular donde se encuentran y sobretodo de manera coherente, con lo que asumen como el sentido de sus vidas. Los procesos educativos para estas personas, tienen características muy particulares por su condición de adultos en el más amplio sentido: físico, emocional, intelectual y espiritual; pues como seres humanos adultos totalmente integrados presentan necesidades, motivaciones y expectativas individuales, asociadas con la propia realidad laboral, social y cultural y cuentan con amplias posibilidades de participar en la construcción de sus propios aprendizajes.
En este sentido toma especial importancia reconocer a los adultos como un tipo especial de estudiante, con necesidades específicas de formación, capacitación y actualización constante, y con características particulares derivadas de su condición (ser adulto).
Por tal motivo, en este artículo se definen algunas de las características más relevantes del aprendizaje en los adultos y se presentan criterios generales que se desprenden a partir de las características de los adultos en su formación.
2 Desarrollo
El vertiginoso cambio y desarrollo social, económico y cultural de nuestras sociedades hacen evidente que los adultos tengan necesidades de educación, no sólo por la satisfacción de perfeccionar sus conocimientos, sino para poder hacer frente a las exigencias de su sociedad y poder ofrecerle las potencialidades máximas de que es capaz un grupo humano educado.
En definitiva, ha de concebirse la educación como un continuo existencial cuya duración se confunde con la vida misma. Al respecto Martínez (2002) señala:
“la educación como proceso continuo, que prosigue durante toda la vida, con el propósito de que toda persona pueda mantenerse actualizada respecto a las transformaciones poblacionales, económicas, políticas, tecnológicas, científicas, artísticas, socioculturales y ambientales de nuestro mundo; logrando el máximo desarrollo individual y social que les sea posible, y englobando todo tipo de experiencias y actividades que sean o puedan ser portadoras de educación”. (p.15).
En efecto, la educación permanente a pesar de los cambios, alcances tecnológicos, artísticos, socioculturales y desarrollo científico, prosigue durante toda la vida. Esa educación lejos de limitarse al periodo de escolaridad debe abarcar todas las dimensiones de la vida, todas las ramas del saber y todos los conocimientos prácticos que siguen a lo largo de la vida los niños, jóvenes y adultos.
Es la formación adulta la que va reuniendo todo esos saberes que permanecen en la historia que se enamora del saber, como lo indica Aristóteles, “Todos los hombres desean, por naturaleza, saber”. Es entonces la educación adulta un subconjunto integrado en un proyecto global de educación permanente como lo indica la UNESCO (2010):
“[...] designa la totalidad de los procesos organizados de educación, sea cual sea el contenido, el nivel o el método, sean formales o no formales, ya sea que prolonguen o reemplacen la educación inicial dispensada en las escuelas y universidades, y en forma de aprendizaje profesional, gracias a las cuales las personas consideradas como adultos por la sociedad a la que pertenecen, desarrollan sus aptitudes, enriquecen sus conocimientos, mejoran sus competencias técnicas o profesionales o les dan una nueva orientación, y hacen evolucionar sus actitudes o su comportamiento en la doble perspectiva de un enriquecimiento integral del hombre y una participación en un desarrollo socioeconómico y cultural equilibrado e independiente”. (p.13).
Si hay algo que no se puede desconocer es que el mundo de la educación de adultos ha cambiado. Al retroceder unos años en el tiempo se puede observar que hasta hace poco la educación de adultos se centraba fundamentalmente en aquellas personas que no habían tenido la posibilidad de acceder al sistema escolar y que, por lo tanto, necesitaban una oportunidad de aprendizaje que atendiera sus necesidades educativas básicas.
Orígenes
En sus inicios las prácticas pedagógicas con adultos eran las mismas que aquellas utilizadas con los niños y jóvenes participantes del sistema escolar. Sin embargo, después de un tiempo y basados en las experiencias vividas, muchos educadores y formadores se dieron cuenta de que dichos métodos no respondían a las necesidades y características de los adultos. Se tomó conciencia de que el aprendizaje de este grupo no se daba de la misma manera que en los niños y adolescentes, y que, por lo tanto, era necesario establecer un sistema educativo diferente del practicado hasta ese momento.
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