El Delfin, Historia De Un Soñador

Capítulo I

Daniel era un delfín que le gustaba surfear las olas, para él no había nada más importante en su vida que el tiempo que pasaba deslizándose sobre ellas. Era algo que lo hacía sentirse libre.

Todos los demás delfines de su manada se pasaban todo el día pescando para poder comer, pero Daniel estaba convencido de que tenía que hacer lo que lo hacía feliz, y se había decidido a descubrir el verdadero propósito de su vida a través del surf y la sabiduría del océano.

Todos sus amigos no podían entender lo que Daniel estaba tratando de lograr. Todos sus amigos le decían -“Como es posible que puedas perder tanto tiempo haciendo algo que no te ayuda a encontrar comida”. A sus amigos les parecía una locura.

El mejor amigo de Daniel era Miguel, Miguel le decía a Daniel que era una pérdida de tiempo lo que hacía, que no tenía que probarle nada a nadie, pero Daniel le respondía que no quería probar nada, que solamente quería saber que podía aprender del mar y el surf.

Miguel también había sido surfista, pero eso había quedado en el pasado, cuando era niño, ahora todo lo que le importaba era pescar para poder comer, era un delfín temeroso de perseguir sus sueños. Le parecía absurda la idea de basar la vida en sueños.

Daniel estaba convencido de vivir su vida ateniéndose a sus propios principios, y aunque le gustaría poder compartir la felicidad que sentía con sus compañeros, nunca se arrepintió, aun cuando se sentía solo. Así que Daniel se decidió a perfeccionar su técnica y seguir su sueño sin molestar a nadie y sin tratar de convencer a los demás de que lo que él hacía era lo correcto.

Un día mientras se dirigía hacia el arrecife para surfear, escuchó una voz, era el mar que le decía; “Llega un momento en la vida en que no hay más que hacer, sino seguir tu propio camino. Es el tiempo de perseguir tus sueños. El tiempo de izar las velas de tus propios pensamientos. Encontrarás el verdadero propósito de la vida cuando consigas deslizarte sobre la ola perfecta”.

Daniel siguió practicando durante unos meses tratando de mejorar su técnica y de aprender todo lo que pudiera para ser mejor surfeando.

Llegó un momento en el que Daniel sabía que debía dejar el arrecife para poder encontrar la ola perfecta, él sabía que si la ola perfecta no venía a él, él tenía que ir a buscarla.

Abandonar el arrecife no era algo fácil, el delfín anciano les había contado historias de delfines que habían salido del arrecife y nunca habían regresado con vida. Era una regla en su comunidad, estaba prohibido abandonar la seguridad del arrecife.

Una noche Daniel decidió armarse de valor y sin contarle a nadie preparó su partida y salió en busca de su propio destino.

Capítulo II

Daniel se encontró en la inmensidad del océano y aunque estaba asustado se sentía bien consigo mismo porque sabía que lo que había hecho era lo correcto. Daniel nadaba cuando sintió una sacudida y apareció una ballena, Daniel estuvo platicando un rato con ella y ella le advirtió que debía tener cuidado de un ser que llamaban “hombre”.

Daniel siguió viajando por un mes y encontró un barco, cuando se acercó a investigar vio que el barco arrastraba una red repleta de peces como los que pescaban en el arrecife y que del barco arrojaban delfines muertos al mar.

Daniel se encontró con un pez sol que le contó que su sueño era tocar el sol y aunque estuviera muy lejos, todos los días desde que salía el sol el sacaba la cabeza de la superficie para tratar de tocarlo. También le dijo que para conseguir su objetivo Daniel tenía que nadar hacia el oeste, ahí había visto unas olas enormes. Así que Daniel puso rumbo al oeste.

Daniel después se encontró con un tiburón el tiburón le dijo que él había sido un soñador de joven, pero había abandonado sus sueños. Daniel le dijo que podía volver a soñar y el tiburón

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