El Diálogo crítico
Enviado por peliroja • 17 de Enero de 2013 • Monografía • 2.530 Palabras (11 Páginas) • 437 Visitas
INTRODUCCION
El Diálogo crítico es fundamental para llegar a conocer algo a fondo y llegar a conocer su fin o su propósito. La palabra diálogo etimológicamente viene de dos palabras griegas: día= a través; logos=razón y palabra.
Cuando estamos en clase y el profesor nos expone un tema, todos los alumnos o los que lo estamos escuchando tenemos una visión diferente del mismo, y de esto después se entra a un debate para determinar la idea del tema o cuando dos personas se ponen a comentar acerca de un partido político, y que uno de ellos le va a un equipo y el otro, a otro entran en discusión y a opinar y a esto se le denomina dialogar.
Así que dialogar es un intercambio verbal y razonado entre dos o más personas que se realiza de acuerdo a determinadas condiciones.
Se pretende dar a conocer todo lo relacionado de dialogo critico de manera concreta y crear una critica ética en cada uno de nosotros.
CONTENIDO
1. El diálogo crítico
La máxima expresión del diálogo es el diálogo crítico, cuyo objetivo es llegar al fondo de algún tema o asunto y aproximarse lo más posible a la verdad. Los diálogos de Platón constituyen el prototipo de los diálogos críticos.
Los buenos seminarios académicos, se sustentan en el diálogo crítico. En la educación superior es cada día más frecuente asistir a seminarios en vez de los cursos tradicionales, lo cual es muy alentador. El auténtico seminario es aquél en donde circulan las ideas con plena libertad en aras de la verdad o de lo que se considera mejor para todos. En esta cultura de la participación generalizada, es de primordial importancia saber dialogar, para enriquecer cada sesión.
2. Las condiciones necesarias para el diálogo crítico
De acuerdo a Robert Apatow (1999) cuatro son las condiciones que hacen posible el diálogo crítico: La amistad, dialogar acerca de un solo tema por sesión, tener como propósito alcanzar la verdad o aproximarse a lo que entendemos por ésta y finalmente el respeto al logos: la razón y el lenguaje.
a) La amistad
Es necesaria una relación de persona a persona entre los dialogantes. Una persona no puede dialogar cordialmente con un personaje, porque estaría necesariamente a la defensiva impidiendo que el personaje, con el delirio de grandeza que le caracteriza, lo avasalle, lo domine.
Pero la persona tampoco puede dialogar normalmente con un personoide, ya que éste, cuando no está quejándose y sintiéndose víctima de todo, sólo está esperando que le digan qué hacer o qué opinar porque no tiene vida propia. Así pues sólo puede haber un diálogo cordial, fluido, natural, entre las personas libres, con la conciencia de su propia dignidad, dispuestas a aprender lo que no saben pero también de aportar lo que está en sus manos.
Se requiere una relación de igual a igual. Esta característica se desprende de la anterior. Si no es posible el diálogo de una persona con personajes y personoides, por la misma razón no es posible el diálogo entre desiguales; entre dominador y dominado, entre jefe y subordinado. Sólo cuando los dialogantes renuncian a sus credenciales de poder o de autoridad, es posible que el diálogo fluya cordialmente.
Al transcurrir del diálogo es preciso que los dialogantes asuman actitudes congruentes con la amistad. Como la cordialidad es una manera de ser y la amistad, una actitud hacia el otro, es preciso que ambas estén presentes durante el diálogo, y esto se muestra con otras actitudes afines como las siguientes: Cordialidad, honestidad, sinceridad, humildad, confianza, comprensión, aceptación de las diferencias y reconocimiento de los propios errores.
Estar en desacuerdo con alguien no es atacarlo. Con frecuencia el exceso de susceptibilidad nos hace creer que cuando alguien piensa distinto de nosotros, nos está atacando personalmente y entonces nos sentimos obligados a responder y no siempre en buenos términos. Nuestra mentalidad tiene que cambiar para que el diálogo no se interrumpa.
b) - Abordar un solo tema en cada sesión
Que el tema sea de interés general y aceptado por los dialogantes. Cuando el tema prende el interés de los presentes, el diálogo fluye con facilidad y abundancia de participaciones.
No se vale proponer un tema con segundas intenciones. Hay que tener cuidado con los participantes manipuladores que suelen proponer temas para "llevar agua a su molino", para sacar ventaja personal del mismo.
No "picotear" los temas. Cuando durante un supuesto diálogo se pasa de un tema a otro a la menor provocación, ya no es un diálogo sino una charla informal o simple "cotorreo".
Cuidado con las digresiones. Es a todas luces aconsejable evitar las digresiones, salirse del tema. Sin embargo, cuando un grupo esté consciente de que cayó en una digresión pero en ese momento el grupo la considera importante, se puede continuar en ella hasta agotarla y cuando esto ocurra, regresar al tema original.
c) - La verdad
Nadie es depositario de la verdad absoluta. Es sumamente importante estar convencidos de esto para no estar reclamando a cada instante que tenemos la razón, cuando de hecho no la tenemos. La práctica del diálogo crítico nos enseña que entre todos vamos llegando a la verdad, porque en el mejor de los casos, todos tenemos parte de ella. Cuidado con las actitudes dogmáticas impropias para dialogar.
Nadie es absolutamente sabio ni absolutamente ignorante. La experiencia de vida nos dice que todos conocemos algo y que tenemos nuestra propia cultura por muy simple que pudiera parecer; que nadie, por muy inteligente y estudioso que sea, domina todos los conocimientos acerca de todo. Ante esto no nos queda más que unirnos y ayudarnos entre todos para conocer, saber, aprender y crecer.
En el diálogo todos se ayudan para alcanzar el objetivo. Al contrario de los debates en donde necesariamente unos ganan y otros pierden, en el diálogo crítico todos salen ganando cuando se alcanza el objetivo de acercarse o de llegar a la verdad. Así como es sumamente satisfactorio que un grupo de amigos sea capaz de pintar decorosamente un local para atender consultas de la comunidad, de la misma manera es sumamente satisfactorio cuando con la ayuda de todos, un grupo de personas alcanza la verdad acerca de algo o por lo menos acuerdan cosas importantes.
La objetividad absoluta es una tomadura de pelo. Una de las herencias del positivismo es "la vana pretención" como dijera Sor Juana, de ser absolutamente objetivos, cuando todos tenemos que opinar necesariamente desde nuestra propia subjetividad. Lo que sí debemos exigirnos entre todos, es el no distorsionar la información ni alterar los testimonios o datos.
Nuestra subjetividad
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