El Encuentro Entre Dos Mundos - Jose Maria Argedas
Enviado por rmaximor • 19 de Agosto de 2014 • 3.082 Palabras (13 Páginas) • 847 Visitas
ENSAYO
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS: “ENCUENTRO DE DOS MUNDOS”
INTRODUCCIÓN:
José María Arguedas, es uno de esos escritores peruanos que nos pintan cuadros
de la vida rural, campesinas, comunitaria, así como el proceso de adaptación del
nativo o indígena afuera de su territorio, es decir su traslado de la sierra a la costa,
con el consiguiente cambio de residencia y todo lo que ello implica.
En el presente trabajo, intento penetrar en la visión de Arguedas, tomando como
materia prima su obra póstuma El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo.
Como objetivo me propongo lo siguiente:
1. Entender la concepción de Arguedas respecto al proceso de migración y
acomodación de los migrantes en el nuevo lugar de residencia.
2. Entender el embate del proceso de industrialización y del enrarecimiento
rural, generado precisamente por los movimientos migratorios, y
3. Ubicar la novelística arguediana en el contexto literario nacional.
Evidentemente que la tarea no es fácil. Los autores que estudian y estudiaron la
producción de Arguedas, coinciden en señalar la complejidad del mismo, toda vez
que sus producciones giran sobre lo novelesco, la crónica y la interpretación
antropológica de las motivaciones que lo llevan, justamente, a presentar su
producción literaria.
BREVE RESUMEN DE SU BIOGRAFÍA:
Arguedas nació en Andahuaylas, departamento de Apurímac es un reconocido
escritor, antropólogo y maestro peruano, Arguedas (1911-1969), calificado como
uno de los más altos exponentes de la literatura latinoamericana del siglo XX, vivió
en carne propia, y de manera muy intensa, el conflicto entre culturas enfrentadas, sujetas a unos patrones que dividían el mundo en dos mitades: la dominante,
blanca, y la dominada, quechua. Dos mundos que confluyen en la vida y obra del
autor, pues Andahuaylas, departamento de Apurímac, se ubica en la sierra del
Perú; se hace más difícil su condición, dado que es hijo de padres blancos: su
padre era abogado y su madre una figura distinguida en la región.
Sin embargo, la temprana muerte de su madre, cuando él contaba tan sólo tres
años, produjo una orfandad que propició un hecho clave en su trayectoria vital: el
acercamiento al mundo de los indios quechuas, entre los que se crió en
comunidades indígenas del sur de Ayacucho y de quienes aprendió el quechua
como lengua materna y la asumió la cosmovisión andina como forma de entender
y vivir la vida.
Sus años escolares iniciales lo hizo en la escuela del pueblo, para posteriormente
trasladarse a la ciudad, pero más adelante a Lima. Allí, conjugó su vida entre lo
citadino y los rural, y esta experiencia de vida con su trayectoria profesional, que la
encauzó hacia la antropología. Fue Catedrático de antropología en la Universidad
de San Marcos y en la Universidad Agraria, en las que impartió lengua quechua,
antropología y etnología. Fue también Director de la Casa de la Cultura (1963-64)
y Director del Museo Nacional de Historia (1964-66).
Arguedas fue, antropólogo, educador, investigador de la cultura de los pueblos
(etnólogo) y como tal dejó sus obras : Formación de una cultura nacional
indoamericana; Señores e indios; Indios, mestizos y señores, y Nosotros los
maestros.
Dentro de su producción literaria figuran obras como El Sexto, Agua, Los ríos
Profundos, Todas las Sangres, por mencionar algunos. En los dos últimos se hace
notoria su concepción regionalista y vinculada al campo, a los indígenas,
conceptos que los aprendió de niño, cuando convivía con ellos. Remarca su
ideología, sus formas de actuar, su entrañable apego a la tierra. Utiliza un lenguaje
que pretende demostrar la calidez y profundidad de sus conceptos, pero comprueba que con el castellano ello no es tan posible. Es un primer conflicto de
comunicación que tiene, el mismo que, al final, lo impulsará a su muerte.
Finalmente, tras diversas crisis nerviosas sufridas a lo largo de su vida, el 28 de
noviembre de 1969 intentó suicidarse disparándose un tiro en la cabeza, incapaz
de seguir viviendo en un mundo que le dolía profundamente. José María Arguedas
murió días después, el 2 de diciembre del mismo año.
EL CONFLICTO ARGUEDIANO
Fue al ingresar como estudiante en la Universidad de San Marcos cuando
Arguedas inició su producción literaria. Al leer a escritores peruanos como Enrique
López Albújar o Ventura García Calderón, considerados como escritores
indigenistas, Arguedas sintió que se estaba describiendo al indígena de una forma
falsa y deformada, totalmente ajena a la realidad que él había conocido desde
niño y que había estudiado como antropólogo.
La manipulación que percibe Arguedas en cuanto a la representación de la cultura
andina y sus gentes fue lo que le impulsó a escribir, con la intención de reflejar el
mundo indígena que él sí había vivido y conocía de primera mano, a raíz de una
convivencia muy directa.
Arguedas hace uso de su conocimiento etnográfico a la hora de crear obras de
ficción en las que se hallan certeras descripciones de ritos, costumbres y modos
de pensamiento andinos.
Su narrativa remite a lo vivido, lo visto, lo oído, más que a lo leído, lo
enciclopédico. Él mismo afirmaba: “Conozco el Perú a través de la vida”, y se llegó
a definir como un “novelista nutrido más de su propia experiencia que de las
cuidadosas lecturas”. Pensamos que se hace necesario considerar la producción
narrativa del autor de manera paralela a su escritura etnográfica, hasta el punto de hablar de ellas como complementarias en más de un sentido. Hay una profunda
mirada etnográfica que unifica la obra arguediana, en la que el autor-etnógrafo
representa, a la vez, al observador y al observado. Un autor-etnógrafo siempre
preocupado por la cultura y sus muchos rostros en un país plural como Perú.
De hecho, la entrega de Arguedas a la reivindicación de la vida cultural andina le
llevó a seguir un camino doble: el de la investigación antropológica y el de la
literatura. Y no es sólo que la senda literaria y la antropológica estén
interconectadas en la obra de Arguedas, sino que verdaderamente no se entiende
una sin la otra.
José
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