El Hombre En Busca De Sentido
Enviado por cahvitaelgeta • 10 de Septiembre de 2013 • 1.602 Palabras (7 Páginas) • 317 Visitas
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Esta obra, “El Hombre en Busca de Sentido”, escrita por Victor Frankl, pareciera en un análisis superfluo, ser una experiencia que podría percibirse hasta como autobiográfica, pero la realidad es que un estudio psicológico, al encontrar al hombre en diversas situaciones, por ejemplo en momentos de tortura y otro tipo de atrocidades que padecieron tantas personas durante la segunda guerra mundial, cuando se encontraban en los campos de concentración nazis.
Víctor Frankl fue parte de estos campos de concentración, de hecho en el libro se nos muestra el número de codificación con el que el doctor se identificaba: 119104. Esto me parece relevante, ya que con esto se demuestra que los nazis utilizaban números como identificación y nunca nombres, siendo que, todos aquellos prisioneros no eran considerados seres humanos sino animales.
En este libro el autor nos muestra que existe un deseo inconsciente de descubrir un sentido definitivo a la vida, este puede tratarse de una fuente espiritual o de cualquier otro tipo de inspiración o influencia.
Este relato trata un tema de gran importancia, y esto toma mayor relevancia si consideramos cuantas veces nuestra vida ha carecido de un valor auténtico y que esto se ha difundido en los cimientos de la sociedad contemporánea.
El doctor Frankl nos demuestra que cualquier ser humano puede llegar a encontrar un sentido valioso para su vida diaria, y nos impulsa a llevarlo a cabo. Para demostrar esto, él nos habla del “deseo de significado” como una fuerza central motivadora y nos presenta hechos específicos de que la vida toma así su propio sentido.
El autor, Víctor Frankl divide este análisis psicológico en tres fases; internamiento en el campo, la vida en el campo y después de la liberación.
Cada fase se caracteriza por describir aquellos sentimientos y sensaciones que los prisioneros tenían en común por lo que se identifican.
Primera fase:
Internamiento en el campo:
El momento del encierro es un momento extremadamente difícil pues quienes están envueltos en esta situación, son personas que fueron separadas de sus seres queridos, de todas sus actividades, comodidades y en general de un ritmo de vida al cual están acostumbrados, además de todo esto, al ser encerrados en un campo de concentración tienen que acostumbrarse a ser sometidos a malos tratos y a vivir en condiciones y circunstancias extremas.
En estos lugares, por supuesto no importaban ni las creencias, nacionalidad, sentimientos, pensamientos, etc., y el derecho a ser libres ni si quiera debe idealizarse.
En esta fase nos cuenta como los prisioneros se encontraban en shock; el doctor denomina esto “ilusión del indulto”. Esto, los impulsaba a romper todos los sucesos anteriores de su vida, y no sólo eso, sino que al mismo tiempo, abandonaban sus pertenencias quedándose únicamente con una existencia desnuda, parecía ser la última posesión que les quedaba y permanecía acompañando a sus almas.
La existencia desnuda se puede definir como el sentimiento más profundo del ser, de aquel ser que se despoja del tiempo, del espacio, y de todo aquello que podía rodearlo en su pasado. Se trata de tenerse solamente a sí mismo, a su verdadero yo, a aquel que se le robó todo, menos todas las vivencias buenas que ha experimentado.
La existencia desnuda permite tener a un individuo que ya sólo conserva tres tesoros de los que no será despojado jamás: su presente, su pasado y su profundo ser, es aquí donde reside su capacidad de elegir y su libertad interna.
Los prisioneros que encontraron esa existencia desnuda pueden mostrarse tal y como son, con todo lo que esto puede implicar; instinto de supervivencia y efímera felicidad que podía ser provocada por todos aquellos pequeños y básicos placeres. Al mismo tiempo, el compañerismo que se suscita, es capaz de hacer soportable el hambre hasta de dos días.
También se crea una profunda religiosidad que permite la sobrevivencia de todos los seres que habitan ahí.
Los hombres en los campos de concentración dieron un cambio radical en su forma de vivir y de pensar, las terribles circunstancias de trabajo forzado realizado con tan sólo un pedazo de pan y una ración pequeña de sopa diaria los hacia perder el miedo a la muerte y los hacía ver casi bueno todo lo que en un pasado era “malo”. Al presentárseles la perdida de la voluntad y el escaso deseo de vivir, todo se resume en que vivir es igual a sufrir entonces elijen la opción de morir.
Cuenta Frankl, que compañeros suyos optaban por suicidarse y se tiraban de los alambrados. Ya no temían a la muerte, pues analizaban que si no se quitaban ellos mismos la vida, de todas formas los matarían los oficiales nazis; la vida ya no tenía sentido.
Muchos presos escogieron este camino, pues con esto eliminaron aquel sentimiento de infelicidad que embargaba su existencia y justamente de este modo se liberaron de esta agonía.
Para ellos
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