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El Lisis


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2012  •  Informe  •  362 Palabras (2 Páginas)  •  746 Visitas

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El Lisis comienza con un ingenioso preludio en el que se critica la

amistad basada en la presunción y en la posesión de bienes. Desde esta

idea tradicional de amistad como utilidad se va proyectando la amistad

hacia un nuevo horizonte. Tres estadios diferentes y complementarios

se configuran en esta ascensión hacia el conocimiento de la amistad. El

primero se inicia con un planteamiento subjetivo, ¿quién

es amigo de quién?, ¿el que ama o el amado? Al final de esta discusión

que acaba sin respuesta, Sócrates se justifica porque tal vez no se ha

buscado bien .

Sócrates deja de conversar con Menéxeno y toma a Lisis por

interlocutor. Este segundo estadio consiste en la búsqueda de un

principio explicativo de la amistad , Partiendo de la

explicación de los primeros filósofos de la naturaleza, que habían

establecido la atracción de lo semejante por lo semejante, Sócrates

plantea la cuestión de si esta afinidad no habrá que buscarla en algo

más profundo, como la bondad.

-¡Sócrates! ¿Adónde vas y de dónde vienes?

-De la Academia, le dije, y derecho al Liceo.

-Pues entonces, me dijo, derecho a nosotros. ¿O no te quieres

desviar? De verdad que lo merece.

-¿Adónde dices?, le pregunté, y ¿quiénes sois vosotros?

-Aquí, me dijo mostrándome enfrente mismo del muro una especie

de recinto, con la puerta abierta. Aquí pasamos nosotros el tiempo, dijo,

en compañía de muchos otros jóvenes excelentes.

-No hay, pues, amigo de los caballos, si los caballos no le aman, ni

amigos de las codornices, ni amigos de los perros, ni del vino, ni de la

gimnasia, ni del conocimiento, si el conocimiento, a su vez, no le

corresponde17. O ama cada uno a estas cosas no siendo en verdad

amigos, y el poeta se ha confundido cuando dice:

«Feliz aquel que tiene por amigos a sus hijos y tiene caballos de

pezuña única y un huésped extranjero»18.

-Al menos a mí no me lo parece, dije. -Entonces, ¿a ti te parece que

dice verdad?

-Sí.

-O sea, el amado es amigo del amante, al parecer, oh Menéxeno, ya

le ame o le odie. Es lo mismo que pasa con los niños que acaban de

nacer que aún no aman, o con aquellos que odian si son reprendidos por

su madre o por su padre, y que, incluso en el mismo momento en que odian, son extraordinariamente queridos por sus progenitores.

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