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“El Menón” escritos de Platón


Enviado por   •  2 de Octubre de 2012  •  Reseña  •  379 Palabras (2 Páginas)  •  964 Visitas

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“El Menón” es uno de los escritos de Platón. En este escrito aparecen Sócrates y Menón, sosteniendo un diálogo. La conversación va desarrollándose a través de preguntas, en las cuales Sócrates utiliza la ironía y la mayéutica, aparentando no saber nada. A través de estos métodos, el quiere llegar a la verdad universal de las cosas. Toda la conversación gira en torno a las cuestionantes hechas por Menón. Con respecto a la virtud, él pregunta que si esta se adquiere por instrucciones, por el ejercicio o si es dada al hombre por la naturaleza.

Menón piensa que hay una virtud para cada fase del ser humano, desde la infancia hasta la vejez. Sócrates lo corrige diciéndole que las virtudes tienen una esencia en común que las hace ser virtudes. Por ende, esta acompaña a las personas en todo su proceso de desarrollo y no cambia en nada. Por ello, todas las acciones que ejecutamos deben estar guiadas hacia la virtud. La virtud como tal se manifiesta en la justicia, templanza, prudencia, santidad entre otras.

En la medida en que se va desarrollando el diálogo, Menón entra en dudas y se siente perdido por los cuestionamientos tan reflexivos de su maestro. Sócrates está entusiasmado en seguir profundizando sobre dicho tema, para dar respuesta a la pregunta de Menón, “que si la virtud se adquiere por instrucciones, por el ejercicio o si es dada al hombre por la naturaleza”.

Ambos han reconocido que la virtud no se puede enseñar ni es una ciencia, ya que los sofistas se hacían pasar como maestros de virtud, pero en realidad, eran unos farsantes y comerciantes del saber, debido a esto, ellos hicieron grandes riquezas. Para estos, las virtudes se van adquiriendo en la medida en que las vamos ejercitando en nuestro proceder; y de esta manera nos vamos haciendo virtuosos. Por tal razón, Sócrates va afirmar que los hombres virtuosos no nacen por naturaleza, sino, que este don llega al hombre por influencia divina, sin necesidad de la inteligencia.

En suma, la ciencia no puede servir de guía al ser humano para adquirir la virtud. Por esto, ella se presenta como un don divino en el hombre que la posee. Sin importar las cualidades ni las capacidades de este.

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