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El Mito De Pandora


Enviado por   •  11 de Febrero de 2012  •  1.934 Palabras (8 Páginas)  •  802 Visitas

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Mitos y Leyendas

en forma de Cuento

Por Queen Guinevere

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La caja de Pandora 

Mucho antes de que los hombres llenáramos el mundo con nuestras endebles disputas y discusiones ya había vida en la tierra. Desde las nieblas del tiempo se nos muestra un pasado anterior a la era humana.

Si nos fijamos bien, podemos todavía ver el resultado de las furiosas batallas entre los Titanes y los Olímpicos. Las montañas cayeron y se destruyeron bajo los pies de los feroces Titanes. Los rayos agujerearon el cielo y el relámpago coronó las olas del mar.

Todos los días traían la victoria o la derrota para las fuerzas involucradas en la lucha. Durante edades innumerables la batalla continuó. En aquellos tiempos anteriores al hombre ningún bando tenía la victoria segura, a pesar de ser inmortales los dioses albergaban dudas.

Finalmente los Olímpicos vencieron y la tierra se calmó. Zeus y su familia habían ganado la guerra y se repartieron la tierra cual vencedores.

Poseidón, el hermano de Zeus, recibió el dominio sobre el mar y sus criaturas. Ese fue un alto honor, pues el mar cubría la mayor parte de la tierra. Muchas veces Zeus observaba desde el Olimpo y veía a su hermano bailando sobre las olas que lanzaba hacia la tierra. Parecía que organizaba tempestades para su diversión. Pero Zeus sabía que Poseidón enviaba tormentas sobre las aguas para mantener sus habilidades, entrenándose en caso de que sus enemigos reaparecieran.

A su hermano, Hades, le dio el Averno Éste era el fin de todas las criaturas y por el se consideraba que era muy importante aunque triste y oscuro. Y hasta el mismo Zeus tenía problemas para ver en la oscuridad constante que reinaba allí. Zeus se estremecía cuando oía los lamentos de las almas perdidas que gemían su pérdida de vida y amor, pero sabía que su hermano estaba satisfecho y eso era lo importante.

Con cada uno de sus parientes satisfecho la vida se hizo maravillosa para los inmortales. Cada placer buscado era un placer ganado. Todo lo que querían era suyo e incluso más.

Tanto como habían deseado la tranquilidad y serenidad de esta vida otra parte de ellos añoraba los cambios de los tiempos de confrontación. No teniendo ningún deseo de resucitar a sus enemigos Zeus buscó otra manera de divertir a sus hermanos y hermanas.

De la arcilla de la tierra creó la primera criatura que podría razonar. Tripule, lo llamó. El ser creado le pidió otro nombre y Zeus concedió que se llamase Epimeteo.

Epimeteo se parecía a los dioses. La enfermedad y la muerte le eran desconocidas. Estaba satisfecho y por consiguiente sus acciones se hicieron predecibles.

Desde su alto asiento en el Olimpo Zeus observó a Epimeteo y quiso su felicidad. Zeus le dio el dominio sobre la tierra y sus criaturas. Epimeteo respondió alabando a Zeus, quien saboreó su alabanza.

Pero la alabanza interminable, con el tiempo, se vuelve tan aburrida como su falta. Y Zeus decidió ayudar su criatura dándole una compañera. El dios llamó a sus hermanos y hermanas y les contó su plan

-Debemos hacer otra criatura, una mujer, para que sea a la vez igual a Epimeteo y todo lo contrario de él. Una vez pusimos lo mejor de todos nosotros y creamos al hombre, esta mujer debe ser diferente.

-¿Qué quieres decir con diferente? Preguntó su hermano.

-Poseidón, dijo Zeus

-Esta criatura debe ser en todos los sentidos diferente al hombre. Donde el hombre es duro, ella será suave. Donde el hombre es fuerte ella será débil. Donde el hombre es necio, ella será sabia. Donde el hombre es valiente, ella será tímida.

Donde el hombre se asusta, ella será valiente.

-¿Pero, cuándo los dos combinen sus talentos no nos rivalizarán a nosotros? Dijo Poseidón.

-Claro, pero nosotros no se lo diremos, contestó Zeus sonriendo.

-Tú lo sabes mejor, hermano. ¿En qué podemos contribuir nosotros? Preguntó el dios del mar mientras sus barbas se secaban a la brisa.

Zeus se levantó del trono y caminó entre ellos. Con una mirada dura en su cara marmórea, les dijo,

-De cada uno de vosotros yo quiero los contrarios en el mundo. Cuando le demos el don del amor a la mujer, le daremos también el don de los celos.

Donde nosotros pongamos la debilidad en la criatura, también le daremos la fuerza. Tendrá la belleza Afrodita, pero su inseguridad le causará vanidad. Con el tiempo se combinarán todos los elementos contrarios que nosotros queramos.

-¿Cómo se llamará esta mujer? preguntó Hades

-La llamaré Pandora.

-Entiendo, Pandora quiere decir todo. Muy bien.

Entonces los dioses se separaron y cada uno recogió sus propiedades. Atenea le dio una mente inteligente y una curiosidad aplastante. Zeus le preguntó a su hija por qué había elegido tal pareja.

Atenea contestó,

-Aunque estos dos atributos no parecen ser contrarios, lo son en verdad. Tanto como la curiosidad puede llevar al conocimiento, la curiosidad lleva en el futuro a la pérdida de ese mismo conocimiento. Mientras el conocimiento es bueno y fuerte, puede debilitarse por la necesidad de saber demasiado.

Una nube pasó por el su semblante de Zeus, pero después sonrió.

-Comprendo, Atenea, pero ¿la sutileza se perderá en estas criaturas?

-Quizás. Quizás. Pero nosotros debemos darles la oportunidad de pasar más tiempo juntos que separados. ¿Estás de acuerdo, padre?

-Sí, lo estoy, respondió Zeus disipando las nubes y calentando todos los corazones con la luz de su sonrisa.

Cuando Epimeteo encontró el regalo de Zeus su corazón se alegró. Pandora era diestra con sus dedos y podría hacer muchas de las cosas que a él le preocupaban. Nunca en toda su existencia el hombre había conseguido la paciencia necesaria para tejer las hojas formando un cuenco para beber el agua pura que fluía de la tierra. La mujer dominó el arte casi inmediatamente

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