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El Trabajo Y El Dinero En Hesíodo, Aristófanes, Aristóteles, Platón Y Jenofonte.


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2011  •  2.356 Palabras (10 Páginas)  •  2.978 Visitas

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Las Nubes de Aristófanes y las nuevas tendencias en la educación ateniense1

Oscar Velásquez

Pontificia Universidad Católica de Chile

La comedia las Nubes de Aristófanes ha sido, casi inevitablemente, motivo de

controversias desde la antigüedad. No suele importar mucho que personalidades

influyentes del momento como Cleón, el poderoso y en muchos aspectos exitoso

demagogo ateniense, sean ridiculizadas en forma inmisericorde por el comediógrafo.

Inspira interés, sin embargo, cuando la agresión se dirige con descarnada fuerza en contra

de uno de los personajes más venerados de la antigüedad, el filósofo Sócrates; y ello es

más complicado aún, si se tiene en cuenta el hecho de que son muchas las fuentes

contemporáneas que ofrecen un cuadro de hecho contrapuesto. Para ello puede bastar la

mención de las obras de Platón y de Jenofonte, en que el filósofo ocupa un lugar de

privilegio y respeto. Por estas razones, al menos, es preciso delimitar el campo de esta

investigación; porque me propongo un objetivo de modesto alcance, y que consiste en

analizar los rastros de un posible sistema socrático de instrucción y enseñanza, un proceso

de educación que suele llamarse entre los griegos paideia o paideusis. En la creencia de que

el Sócrates sí estuvo preocupado de la enseñanza (se haya o no dedicado profesionalmente

a ella), la representación que de él hace Aristófanes, más allá de la polémica acerca del

valor moral de su contenido, es, a mi juicio, sorprendentemente consistente en sus líneas

generales. En otras palabras, la figuración del personaje Sócrates es coherente consigo

mismo, y, en apariencia, no tan incongruente, como se ha solido aseverar, con los

testimonios acerca del filósofo como los de Platón o Jenofonte.

Para llegar a una conclusión de esa naturaleza es necesario, evidentemente, tener

en cuenta la diversidad de los puntos de vista de los autores, en especial –como es el caso

de Aristófanes– si hay que interpretar una personalidad histórica a través del complejo

prisma de la comedia. El método, entonces, de este trabajo consiste básicamente en un

examen del personaje Sócrates, tal como figura en las Nubes, con el intento de develar,

1 Este trabajo forma parte del proyecto Fondecyt 1010466.

hasta donde ello sea posible, esos rasgos que lo ponen en sintonía con Platón. Más allá de

la metodología, por otra parte, y en cierta medida como un resultado de ella, quiero

además sugerir que, precisamente, esa representación del Sócrates de las Nubes posee, en

lo que a la educación se refiere, un grado significativo de consistencia, es decir, la

concepción socrática de la enseñanza parece ser justamente una temática que manifiesta

puntos interesantes de contacto entre el comediógrafo y el filósofo Platón.

Estrepsíades, el héroe de la comedia y portavoz del rumor popular

En la economía de la obra, el personaje Estrepsíades cumple un papel claramente

establecido desde el inicio. Un padre cargado de deudas producidas por su hijo Fidípides,

amante de los caballos y las carreras. El agobio del padre no ha cesado y le mantiene en

vigilia, mientras su hijo ronca y pronuncia dormido frases alusivas a sus aficiones hípicas.

Muy pronto, sin embargo, surge la idea que ha de poner en movimiento toda la trama de

la obra:

Ahora entonces que he estado pensando toda la noche en una salida

encuentro un atajo único, divinamente enorme:

si logro persuadir a este muchacho, me salvaré (Nu. 75-77).

El modo de salir de la dificultad, el camino de salida (hodoû), se le presenta en un cierto

sentido estrecho (atrapón: “sendero, atajo”), pero desde un nuevo punto de vista, a la vez

“maravillosamente, divinamente” (daimoníos) amplio. Se alude quizás aquí con daimoníos

al demonio socrático; porque en verdad, todas estas escenas iniciales entre el padre, y el hijo

causante de sus problemas económicos –hasta el momento en que se decide ir la escuela de

Sócrates–, dejan entrever que Estrepsíades sabe a qué puerta ha resuelto tocar. Sabe al

menos lo que la mayoría parece saber, es decir, que hay un cierto Sócrates, que hace las

veces de maestro principal de un phrontistérion o “pensadero”2 de almas sabias”. Estos

seres dedicados al saber, junto con “argumentar persuasivamente” (légontes anapeithousin)

acerca de ciertas nuevas teorías físicas y astronómicas, además,

ellos enseñan, suponiendo que uno les dé dinero,

a ganar mediante argumentos tanto sobre cosas justas como injustas (Nu. 98-99).

2 Es, como se sabe, una palabra inventada por Aristófanes. H. van Daele sugiere una relación con phrontistai , como la que

se daban a sí mismos los sofistas (Aristophane, tome I, V. Coulon, H. van Daele, Les Belles Lettres Paris 1972 p. 168 n. 1).

Estos argumentos se supone que son en especial los relativos a las causas

judiciales, uno de los temas favoritos de Aristófanes y la comedia del siglo V ateniense.

Así, entonces, como estos sabios quieren convencernos –contra toda la común evidencia–

que el cielo es parecido a la tapa de un asador, “y nosotros <somos> los carbones” (Nu. 97-

98), así, él podría convencer a los jueces sobre asuntos realmente incorrectos, como es el

salvarse de las deudas sin pagar. Si bien el poeta finge desconocer con exactitud (una

pincelada de estilo intelectual) el nombre que se dan estos sabios, se toma la ocasión de

darles un epíteto burlesco, el de merimnophrontistai, un término que quizá podría aludir a

Empédocles,3 pero que, además, retrata el aspecto de inquieta preocupación (he mérimna)

que dejan traslucir estos sabios, absorbidos como están en sus propios pensamientos. Su

hijo Fidípides, más directo y desembozado, dice conocerlos bien (hoida, v 100)), y les llama

“gente maldita”, “charlatanes” y “cara pálidas”; e individualizando a Sócrates, en forma

malintencionada seguramente, mientras alude nuevamente a su “demonio” le llama

kakodaimon, “poseído de un mal genio”, es decir, un “desgraciado”.

Pero el asunto principal para el comediógrafo está en identificar precisamente

ese tipo de enseñanza que Sócrates realiza, y que le da aparentemente una fama tan

controvertida. Primero que todo, se le atribuye lo que por lo general se le asigna a los

...

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