El amor empirico

El amor empírico

        El empirismo nace como consecuencia lógica del racionalismo. El racionalismo es el reconocer a la razón como la única fuente de conocimiento, al igual los racionalistas creían que existían ciertas ideas universales con las cuales el ser humano nace y le ayuda a entender e interpretar su alrededor. Los grandes representantes de esta corriente eran: Rene Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz. Los empiristas por su parte, creían que el conocimiento del ser humano se iba formando a través de experiencias y que no se nace con esas verdades universales de las que hablaban los racionalistas. El empirismo constaba de: empirismo idealista y empirismo materialista. El empirismo idealista que tenia de representante a grandes filósofos como: David Hume, Aleksandr Bogdánov y George Berkeley. Ellos reducían a la experiencia a un conjunto de sensaciones y negaban a la naturaleza material como base. El empirismo materialista, que tenia de representantes a Francis Bacon, Thomas Hobbes y John Locke fundamentaban la experiencia sensible con los objetos de la naturaleza material.  

        En este ensayo nos concentraremos en David Hume uno de los grandes representantes del empirismo inglés. Nacido en Edimburgo, en una familia de la pequeña nobleza. Desde joven tuvo interés por la filosofía, aunque sus padres insistieron que debía estudiar leyes, pero por falta de interés dejo la carrera^[1]. Después de esta situación, se fue a Francia donde se sumergió de lleno a la filosofía y empieza a redactar su primera obra Tratados de la naturaleza humana (1740). Después esa obra siguió escribiendo ensayos tales como: Ensayos morales y políticos (1742), la investigación sobre el conocimiento humano (1748) y la investigación sobre los principios de la moral (1751). Gracias a estas obras se consolido como escritor independiente y hombre ilustrado. Antes de su muerte en 1776, Hume tuvo fama de escéptico y ateo con tendencia negativa hacia el monoteísmo^[2].

        A lo largo de su vida pudo conocer a grandes figuras tales como Jean-Jacques Rousseau, Denis Diderot y Jean le Rond d'Alembert. Como uno de los pilares del empirismo, este ejerció sobre Immanuel Kant una gran influencia gracias a su análisis crítico del conocimiento^[3].[pic 1]

        Los aportes de David Hume para la filosofía de su época son fundamentales. Para Hume el conocimiento es percepción, todo el conocimiento del ser humano se va formando  y complementando por meras percepciones, para él las ideas innatas no existen ya que para que la mente tenga una determinada idea se necesita una impresión previa. David, estás percepciones las divide en dos tipos: impresiones e ideas^[4].  

        Las impresiones son percepciones intensas elaboradas en nuestra mente por presencia de objetos, estos hacen que el grado de intensidad sea muy alto. Hay dos clases de impresiones:

• Las impresiones simples se producen cuando los sentidos captan “algo” fácil y directo^[5]. Por ejemplo: el color verde es fácil de percibir cuando se está rodeada/rodeado de árboles.
• Las impresiones complejas son aquellas que se experimentan cuando ese “algo” es más complejo. Por ejemplo: una fotografía de la ciudad de Times Square, al verla se percibe una variación de colores con infinidades de tonos, además de varios edificios de diferentes tamaños y multitudes de personas.

        Las ideas son el recuerdo de las impresiones, estas son menos intensas^[6]. De estas también tenemos dos clases que son:

• Las ideas simples, serían los recuerdos de las impresiones simples. Por ejemplo: sabemos que las hojas de los arboles son verdes, pero al no estar en presencia del color esa idea tiene menos fuerza y solo es un recuerdo del color verde.
• Las ideas complejas, son los recuerdos de las impresiones complejas. Por ejemplo: gracias a la fotografía que vimos de Time Square, ahora tenemos una idea de como se ve, pero como solo es un recuerdo la exactitud que tenemos al recordarlo es muy vaga y con poco detalle.

        Para saber la veracidad de una idea “propia”, hay que buscar la impresión de la que derivo. Si podemos encontrar esa impresión estaremos ante una idea verdadera. Nuestras impresiones constituyen el límite de nuestro conocimiento^[7]. Gracias a la imaginación, tenemos la capacidad de combinar ideas. Por ejemplo: el Pegaso en la mitología griega existe y se reproduce tanto en la cultura popular gracias a que alguien miles de años atrás tuvo la idea de combinar un un caballo y un par de alas.

        Hume en su escrito el tratado de la naturaleza humana, le da una gran importancia a la del amor que surge en los dos sexos, ya que dice que el cómo curioso de la filosofía le intriga las reacciones de violencia y fuerza que este ocasiona. Estas afecciones las divide en tres diferentes pasiones o impresiones: la sensación agradable que nace de la hermosura, el apetito corporal de la generación y el cariño generoso o buena voluntad^[8]. La sensación agradable que nace de la hermosura y el origen del cariño en la belleza, se podría decir que es “el amor a primera vista”, nos atrae alguien por como se ve y esa belleza nos invita a conocerles mejor. La atracción física es el primer paso al amor. El apetito de la generación, hasta cierto punto, cae claramente en la categoría de placer, con una conexión significativa con los estados de ánimo agradables tales como: la alegría, la vanidad, pasarla bien, el amor, la música, la danza, el alcohol, son el motor de este deseo. Estados de ánimo negativos tales como: la tristeza, la depresión y la pobreza, la destruyen^[9].

Hume también resalta el deseo como parte del amor entre pareja,

        Como vemos el empirismo invita al ser humano a aprender y fallar en el proceso por que dependiendo las impresiones que vayamos teniendo así es como nos vamos formando.

        Con respecto al amor, Humme nos dice que las ideas innatas no existen, eso quiere decir que el amor no es algo innato es algo que se va aprendiendo. En este caso las personas que nos rodean en los años críticos de la niñez, serán de gran influencia en como vemos el mundo y como amamos. El amor familiar es un pilar fundamental en el desarrollo del ser humano, hemos visto infinidad de veces lo importante que es que los padres les den un buen amor a sus hijos/hijas, desafortunadamente hay veces que creen que el buen amor es “disciplinar” con golpes o no doblegarse ante ninguna situación, o también están los que, no golpean y tampoco disciplinan. Si vemos el punto de “disciplinar” con golpes, lo que están transmitiendo es el típico “te pego porque te quiero”, entonces crecemos con esa mentalidad de que incluso las personas que más nos aman nos hacen daño para que aprendamos. Cuando se crean estas dinámicas violentas en la vida del ser humano con cualquier relación que tenga esta será un fracaso por que se estará en una constante pelea de quien tiene la razón o quien grita más alto, aunque ya no haya golpes involucrados la violencia estará presente.  Ahora con respecto a que los padres que no golpean, pero tampoco disciplinan, vemos que no hay daño físico, pero si un psicológico ya que al no disciplinar a sus hijos/hijas se puede ver falta de interés y poco amor hacia ellos/ellas. Al crecer estos niños/niñas pueden creer que es son difíciles de amar y que no son lo suficientemente interesantes para que alguien les preste atención. Lo importante de que los padres sepan como disciplinar a sus hijos/hijas influirá en las relaciones que tendrán en el futuro, no solo relaciones de pareja si no también con sus hermanos/hermanas, amigos/amigas y con toda persona que puedan llegar a conocer. La importancia de una buena disciplina también se puede traducir a buen amor, ya que es necesaria para formar humanos estables y por ende humanos que sepan aprender y amar. Tampoco podemos reducir el amor a solo la disciplina, también se necesita de respeto, comprensión, paciencia y tiempo de calidad.

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