El cuerpo utopico como esperanza en tiempos de guerra

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Escrito por: Grecia Fernanda Nava Muñoz

Clase: filosofía política.

Profesor: Mauricio Lugo Vázquez

24/Noviembre/15.

“él siempre estará allí donde yo estoy; siempre está irremediablemente aquí, jamás en otro lado. Mi cuerpo es lo contrario de una utopía: es aquello que nunca acontece bajo otro cielo. Es el lugar absoluto, el pequeño fragmento de espacio con el cual me hago, estrictamente, cuerpo. Mi cuerpo, implacable topia.^[1]”

     Michel Foucault

En el presente ensayo se intenta abordar “el cuerpo utópico” de Michel Foucault de una manera reflexiva. Particularmente analizando: “las utopías que borran al cuerpo”, y empalmándola con la situación actual que vivimos, plagada de guerra, sufrimiento y crisis social. Se hace especial énfasis en los niños y todos los inocentes que están sumergidos dentro de ésta.

En el primer párrafo se cita a Foucault para hacer una invitación a la reflexión. Se puede apreciar a un Foucault desesperado, sintiéndose atrapado y siendo prisionero de esa topia, un pequeño encierro en el que todos nos encontramos y con el que debemos cargar. ¿Acaso esa será nuestra sentencia? Tal vez solo estamos condenados a permanecer atados a nuestro cuerpo hasta que la muerte nos libere de este yugo o tal vez no necesariamente la muerte.

Tomas Moro da origen a  una de las ideas más maravillosas: “las utopías”.   Es grandioso pensar que la utopías nos pueden librar del cuerpo, nos pueden mantener lejos, ¿lejos de qué? Tal vez lejos de ese dolor, de esa herida que se experimenta día a día, de ese momento difícil donde lo único que se desea es escapar, escapar de esa situación que tanto nos aflige y muchas veces nos deja desesperados e incluso muy cansados, cansados del mundo en el que vivimos, del lugar en donde habitamos, o la situación por la que estamos atravesando. Pero para aclarar la idea principal, comencemos respondiendo la pregunta de: ¿Qué es una utopía?

El término utopía es adjudicado, como se puede inferir a partir del párrafo anterior, al escritor inglés Tomas Moro. Él lo usó por primera vez para referirse a su libro publicado en 1516, donde describe la importancia de la total perfección y armonía de un sistema o modo de gobierno, recalcando que no hay oportunidad de que éste exista. Sin embargo, esto representa la maravilla de permitirnos pensar en un mundo tal como uno lo imagina y desea, sin limitarse a la imperfección o la escasez. Foucault  por otra parte lo describe así:

“La utopía es un lugar fuera de todo lugar, pero es un lugar en donde habré de tener un cuerpo sin cuerpo; un cuerpo que será bello, límpido, transparente, luminoso, veloz, de una potencia colosal, con duración infinita, desatado, protegido, siempre transfigurado, El país de las hadas, el país de los duendes, de los genios, de los magos, pues bien, es el país en el que los cuerpos se transportan tan rápido como la luz, es el país maravilloso en el que las heridas se curan instantáneamente con un bálsamo maravilloso; el país en el que uno puede caer desde una montaña y levantarse vivo; es el país en el que uno es invisible cuando quiere, y visible cuando así lo desea. Si existe un país maravilloso es, claro está, para que en él yo sea príncipe azul”

Siguiendo este hilo conductor me gustaría acentuar esta idea de las utopías y verlas como un modo de escape. Existen niños habitando algún país que está en guerra, estos niños viven en un paisaje rodeado de sangre, muerte, sufrimiento, pestilencia, y ruina. Ellos tal vez ya ni siquiera recuerdan lo que es pasar un día sin miedo, sin el miedo de perder a sus padres o a sus hermanos, y si desgraciadamente ya los perdieron, a lo único que les mantenga con un lazo de amor, de tranquilidad y seguridad. Tal vez estos niños o todas las personas que seguramente quisieran amanecer en otro lugar, no solo escuchar disparos o una bomba.

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