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El mandato de Dios


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2014  •  Trabajo  •  1.733 Palabras (7 Páginas)  •  235 Visitas

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Repaso EMT Junio-Julio 2014 | En línea:

1. ¿Cómo nos ayuda Levítico 18:3 a no desarrollar un concepto equivocado de lo bueno y lo malo? (Efes. 4:17-19.) [7 de jul., w02 1/2 pág. 29 párr. 4.]

Tampoco debe pasarse por alto la conciencia que Dios nos ha dado. Todos nacemos con un sentido de lo que es correcto o incorrecto, de lo que está bien y lo que está mal (Romanos 2:15). La conciencia nos dice qué es lo normal y apropiado, y qué es antinatural y ofensivo, a menos que esté distorsionada o endurecida a causa de prácticas pervertidas. Jehová aludió a este hecho cuando dio a los israelitas la ley contra el matrimonio entre parientes carnales cercanos. “De la manera como hace la tierra de Egipto, en la cual moraron, no deben hacer ustedes —leemos—; y de la manera como hace la tierra de Canaán, en la cual voy a introducirlos, no deben hacer ustedes; y en los estatutos de ellos no deben andar.” (Levítico 18:3.) Los cristianos aprecian muchísimo su conciencia basada en la Biblia y no permiten que la corrompa el sentido distorsionado del bien y el mal que tienen las naciones (Efesios 4:17-19).

2. ¿Qué nos enseña el mandato de Levítico 19:2, y por qué deberíamos esforzarnos por obedecerlo? [7 de jul., w09 1/7 pág. 9 párr. 5.]

El mandato de Dios de ser santos nos ayuda a comprender mejor su modo de pensar y actuar. Para empezar, nos enseña que si queremos agradarle, debemos vivir en armonía con sus normas y esforzarnos por tener una conducta santa (1 Pedro 1:15, 16). Así disfrutaremos de la mejor vida posible (Isaías 48:17).

3. ¿Qué nos enseña el principio en que se basaba la antigua ley de la rebusca? (Lev. 19:9, 10.)[7 de jul., w06 15/6 pág. 22 párr. 13.]

13 El principio en que se basa la ley de la rebusca aún permanece: Jehová espera que sus siervos sean generosos, en particular con los necesitados. Cuanto más generosos seamos, mayores serán nuestras bendiciones. De hecho, Jesús afirmó: “Practiquen el dar, y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá en cambio” (Lucas 6:38).

4. ¿Por qué se puede decir que la ley de pagar “ojo por ojo” no promovía la venganza personal? (Lev. 24:19, 20.) [14 de jul., w09 1/9 pág. 22 párrs. 3, 4.]

Nunca falta quien se justifique citando las conocidas palabras bíblicas de “ojo por ojo, diente por diente” (Levítico 24:20). A simple vista, parecería que la ley de pagar “ojo por ojo” fomenta la idea de tomar represalias. Pero la verdad es que se estableció para frenar o limitar la venganza sin sentido. Veamos por qué decimos esto.

Si un israelita agredía a otro y le hacía perder un ojo, la Ley dictaba el debido castigo. De modo que la víctima no podía tomarse la justicia por su propia mano, atacando al agresor o a su familia. La Ley, más bien, exigía que se llevara el asunto ante las autoridades correspondientes, es decir, los jueces. Además, esta disposición detenía a todo el que quisiera atentar contra la integridad de los demás, pues era bien sabido que se le haría sufrir un daño igual al causado por él. Pero este mandato implicaba mucho más.

5. ¿En qué circunstancias era inapropiado para un israelita cobrar interés sobre préstamos, pero cuándo se le permitía hacerlo? (Lev. 25:35-37.) [21 de jul., w04 15/5 pág. 24 párr. 3.]

25:35-37. ¿Estaba siempre mal que los israelitas cobraran interés? Si se prestaba el dinero por razones de negocio, el prestamista podía cobrar interés. No obstante, la Ley prohibía que se cobrara interés sobre préstamos que se hicieran para sacar a alguien de la pobreza. Era injusto aprovecharse de los reveses económicos de algún vecino necesitado (Éxodo 22:25).

6. ¿Por qué suele hablarse de las doce tribus de Israel si en realidad eran trece? (Núm. 1:49, 50.) [28 de jul., w08 1/7 pág. 21.]

¿Lo sabía?

En Efesios 2:11-15, Pablo dijo que los judíos y los gentiles —los que no eran judíos— se encontraban separados por un muro. ¿Se estaba refiriendo el apóstol a un muro literal?

En su carta a los Efesios, Pablo habló de dos grupos: los israelitas y los “extraños”, y dijo que había un “muro” que “los separaba” (Efesios 2:11-15). Aunque el apóstol se estaba refiriendo a “la Ley de mandamientos” que había recibido Moisés, quienes leyeron la carta probablemente también pensaron en una barrera de piedra que, de hecho, existía en aquel tiempo.

En el siglo primero de nuestra era, el templo de Jerusalén contaba con varios atrios, o patios, de acceso restringido. Cualquier persona podía entrar en el atrio de los gentiles, pero solo los judíos y los prosélitos podían acceder a los demás atrios, que estaban detrás de una elegante balaustrada de piedra llamada Soreg, de 1,3 metros (4 pies) de altura, aproximadamente. Según Flavio Josefo, historiador judío del siglo primero, dicha barrera tenía grabadas varias inscripciones en griego y en latín que advertían a los gentiles que no se atrevieran a poner un pie en el recinto sagrado.

Una de esas inscripciones en griego, que todavía se conserva en su totalidad, dice así: “A ningún extranjero se le permite estar dentro de la balaustrada y del terraplén en torno

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