El pueblo de la ambición

EL PUEBLO DE LA AMBICIÓN

Hace 5 años no me imaginé como sería mi vida ahora. En el año de 1999 estaba en mi pueblo natal Caicedonia (Valle) compartiendo con mi familia una fecha muy importante como lo es el cumpleaños de mi madre doña Teresa Meneses de Castro. Ese día ocurrió algo que ninguno en mi familia se imaginaba y ahí fue donde todo salió a flote.

El 5 de mayo de 1994 estaba en la escuela como todos los lunes, compartiendo con mis compañeros y mi querida profesora doña Gertrudis Mahecha, estábamos hablando sobre nuestro futuro, compartiendo lo que nos gustaría ser, cuando me preguntaron a mí les respondí que quería tener mucho dinero y una casa con muchos lujos pero la verdad en ese momento no sabía lo que estaba pensando. Al salir de clase me encontré con mi primo Santiago Carreño el cual me necesitaba con suma urgencia. Al verlo me puse muy contento porque hace bastante no lo veía, él con un apretón de manos y un fuerte abrazo me dijo: ¡Que más hermano pensé que andaba enamorado! Supongo que lo dijo por mi hermano Daniel Castro quien consiguió novia y ya no compartía con la familia, le dije que andaba muy juicioso estudiando, entonces él me hizo una pregunta muy ignorante: ¿Y eso para qué?, le contesté que el estudio era lo que me iba a dar de comer en un futuro, él me dijo: Para eso te necesitaba para ofrecerte un trabajo con el cual no vas a necesitar nada de esa basura; con un tono algo molesto le pregunté que cuál era el dichoso trabajo, él me dijo que era algo muy sencillo, que solo tenía que ir a cobrar un dinero a algunas personas. Me pareció sencillo el trabajo así que acepté. Fue así como mi primo Santiago Carreño me dio el adelanto de mi sueldo, si mal no recuerdo fueron como quinientos mil pesos. En ese momento me sentí rico, nunca en mi vida había tenido tanto dinero en las manos y que fuera solamente mío.

El miércoles de esa semana empecé a cobrar el dinero pero cuando llegaba al lugar las personas me lo tiraban y me miraban con miedo, no entendía el por qué pero no le di tanto interés. Pasaron los días, yo continuaba cobrando y mi primo estaba satisfecho así que me pagó mucho más, no podía con tanta felicidad así que fui a una de esas joyerías que hay en el pueblo y decidí comprarle algo lindo a mi madre. Cuando llegue a la casa de la escuela le entregué un anillo de oro, estaba muy contenta porque nunca había tenido en sus manos algo tan fino, minutos después me preguntó de dónde había sacado tanto dinero, le conté que desde hace unos días estaba trabajando con mi primo Santiago, con un tono muy molesto me dijo: ¿Qué es lo que te está pasando? Él no es buena influencia para ti; le respondí que mi primo era muy bueno y solo quería ayudarnos, que no fuera malagradecida. Sin importar lo que mi madre pensará yo seguí trabajando para colaborarle en la casa, lo que no sabía era que mi madre tenía razón y si yo la hubiese escuchado no estaría viviendo este infierno.

Tres meses después fue mi graduación de la escuela, por fin era bachiller a mis diecisiete años, estaba muy contento y lo que menos me esperaba era recibir un regalo como el que mi hizo mi primo Santiago, era una moto, una Yamaha RX 115 estaba dichoso, en una nota decía: Es para que lo disfrutes y para ésta nueva etapa de tu trabajo, la verdad no entendí pero eso no me importó. Al día siguiente Santiago me citó en el parque central para comentarme sobre lo que debía hacer, me dijo primero que lo tomará con calma, que pensara las cosas y que por nada del mundo le fuera a contar a mi madre, yo asentí y le di mi palabra, así fue como conocí la verdad de mi trabajo, al principio dudé mucho porque tenía miedo pero me deje llevar por la ambición, por los lujos que sabía que le podía dar a mi madre y sabía que podía sacarla de esa casa que con tanto esfuerzo ella había construido pero no era digna de nosotros.

Estaba muy nervioso el primer día que tuve que matar a alguien, tenía mucho miedo, quería solo salir corriendo pero me llene de valor y le pedí al divino niño que guiará y así me encaminé a hacer la vuelta como decíamos nosotros , fue difícil pero al final lo hice. Sentía que no podía seguir haciéndolo llegue a sentir ganas hasta de ir a la policía; pero cuando mi primo mi pagó fue como si todo despareció. Me sentí vivo, sentí tranquilidad al recibir esos dos palos por la cabeza de ese hombre. Mi hermano era un hombre que no se interesaba mucho por mí, pero llegó un día a preguntarme por mi trabajo, por mi vida, no sé si era porque sospechaba que andaba en malos pasos o porque se sentía solo ya que su novia lo

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