El suicidio desde la moralidad

EL SUCIDIO DESDE LA MORALIDAD

¿Por qué la palabra suicidio genera indignación entre algunas personas?, ¿Cuál es la razón por la que alguien toma una decisión tan radical?, ¿Han elegido estas personas el camino de cobardes?, ¿Quitarse la vida no es la solución entonces cuál es la solución?, ¿Perdona Dios el suicidio? Dios da la vida y la quita.

Preguntas como estas y muchas otras alrededor de mi vida me han llevado a cuestionarme sobre un asunto tan polémico para muchos y tan natural para otros, en el presente quiero dar mi punta de vista, complementándolo con datos que nos harán tomar una conclusión al respecto.

SUICIDIO: Acto de auto ocasionarse la muerte premeditadamente.

Desde el momento en que nacemos somos dueños de nuestra vida, participes de un mundo que no es nuestro, sino que nos han sido concedido por cierto periodo de tiempo para habitarlo y disfrutar de sus maravillas, dejar primogénitos o por el contrario tener muchos hijos de 4 patas o simplemente disfrutar la vida de otra forma, si esto es así, la persona que ha decidió escoger el camino de abandonar el mundo terrenal ¿por qué es vista de forma despectiva? Decidimos desde pequeños como queremos que nos vea el mundo vistiéndonos a nuestro antojo, comiendo lo que creemos conveniente para nuestro cuerpo entonces donde queda la libertad para decidir sobre un tema tan personal, se expiden tantas sentencias sobre un “desarrollo de la personalidad” que hasta el día de hoy pareciese limitado por la sociedad en que nos encontramos, una identidad que las normas defiende a capa y espada pero por qué el ser humano no puede ser titular principal de su vida en todo sentido?.

Historia:

En la actualidad la sociedad delegó en la medicina y la ciencia el suicidio siendo ahora un síndrome de proceso patológico o una enfermedad.

Citando a Montaigne

“La historia está llena de gentes que de mil maneras distintas cambiaron una vida penosa por la muerte”

Escribió que era hora de morir cuando vivir reportaba mayor mal que bien y consideraba que es ir contra las propias leyes de la naturaleza el conservar la vida para tormento e insatisfacción propia, manteniendo la antigua regla de “O una vida tranquila, o una muerte feliz”.

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