El uso de la ironía
Enviado por jethrok • 11 de Noviembre de 2013 • Tutorial • 1.453 Palabras (6 Páginas) • 320 Visitas
IRONÍA
La ironía (del griego εἰρωνεία 'eirōneía': disimulo o ignorancia fingida)1 es la figura literaria mediante la cual se da a entender lo contrario de lo que se dice. También se aplica el término cuando una expresión o situación parece incongruente o tiene una intención que va más allá del significado más simple o evidente de las palabras o acciones. En el lenguaje escrito, la intención irónica se explicita con un signo de exclamación encerrado entre paréntesis, mediante comillas, con un emoticono, etc.; aunque también existe un signo de ironía propiamente dicho (؟), propuesto en el siglo XIX por el poeta francés Alcanter de Brahms, que sin embargo no logró extender su uso. Índice 1 Prostilogía 2 Ironía socrática 3 Ironía cómica 4 Ironía romana 5 Ironía verbal 6 Ironía trágica (o dramática) 7 Variación cultural 8 Referencias Prostilogía El término griego del que procede ironía, εἰρωνείa (eironeia) proviene de eiron, el pícaro o simulador, que finge ignorar aquello que conoce. Sócrates hizo uso hábil de la ironía para desenmascarar a los sofistas. Se acercaba a ellos, como un humilde aprendiz, y les interrogaba sobre cuestiones que, en teoría, dominaban. Poco a poco, con sus preguntas hábiles ponía de manifiesto la ignorancia de los presuntos sabios y presumidos sabiondos. Ironía socrática
La ironía es la primera de las fórmulas utilizadas por Sócrates en su método dialéctico. Sócrates comienza siempre sus diálogos psicopedagógicos y propedéuticos desde la posición ficticia que encumbra al interlocutor (en este caso el alumno) como el sabio en la materia para dar a entender la contradicción evidente. El siguiente paso del diálogo sería la mayéutica, esto es ayudar a sacar de la psique aquello que el interlocutor sabe pero ignora saber. Para ello el método socrático sugiere realizar preguntas sencillas sobre el tema en el que el sujeto (alumno) ha sido nombrado como sabio. Después, las respuestas que el interlocutor daba a Sócrates eran rebatidas, en especial confutadas con la finalidad de que el alumno descubriera que su "saber" era un conjunto de pre-juicios y las fuera completando y precisando por sí mismo tomando consciencia, en todo lo posible, de lo real.
Ejemplo de ironía socrática, en el diálogo El sofista: Teodoro. -Como convinimos ayer, Sócrates, aquí estamos cumpliendo nuestra cita puntualmente, y te traemos a este extranjero, natural de Elea, de la secta de Parménides y Zenón, que es un verdadero filósofo. Sócrates. –Quizá, querido Teodoro, en lugar de un extranjero, me traes algún dios. Homero refiere que los dioses y, particularmente el que preside a la hospitalidad, han acompañado muchas veces a los mortales justos y virtuosos, para venir entre nosotros a observar nuestras iniquidades y nuestras buenas acciones. ¿Quién sabe si tienes tú por compañero alguno de estos seres superiores, que haya venido para examinar y refutar nuestros débiles razonamientos, en una palabra, una especie de dios de la refutación?
Teodoro.-No, Sócrates; no tengo en tal concepto a este extranjero; es más indulgente que los que tienen por oficio el disputar. Pero, si no creo ver en él un dios, le tengo, por lo menos, por un hombre divino, porque para mí todos los filósofos son hombres divinos. Aquí, Sócrates sabe perfectamente quién es el huésped, pero a las palabras de Teodoro es un verdadero filósofo, Sócrates diría "vamos a examinarlo", para así ver con quien se habla. El pensador no se guía por opiniones. Ironía cómica Es una incongruencia aguda entre nuestras expectativas de un suceso y lo que ocurre. La ironía tiene gran parte como origen en la percepción del individuo de la paradoja. Por ejemplo, en junio de 2005, la agencia de empleo del estado de Virginia, EEUU, que maneja las compensaciones a los parados, anunció que echaría a 400 empleados por falta de trabajo porque el paro era muy bajo en el estado. La percepción del lector de una desconexión entre la expectativa común y la aplicación de la lógica con un suceso inesperado, las dos vistas como un elemento, mostrando conexión entre la ironía y el humor cuando la sorpresa nos sumerge en la risa. No todas las ironías son graciosas por otro lado. La primera frase de la novela de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio, comienza con una postulado casi matemático. «Es una verdad concebida que un hombre soltero en posesión de una buena fortuna debe estar en búsqueda de
...