El uso del humor en los discursos políticos

Alberto Gómez Rodríguez

4º Com. Política

El uso del humor en los discursos políticos

El uso del humor es una práctica común en el discurso político. Más o menos, y dependiendo del don de gracia del orador, el uso del humor tiene éxito. Si es así, ¿no puede el humor aparecer más en el discurso político? ¿Acaso se quiere reir de la audiencia? ¿Se relaja más como el orador? ¿Hay algo más detrás de esta estrategia de comunicación?

El humor puede relajar tanto al orador como a la audiencia, esto alivia la situación que es importante para el éxito del discurso. Todos los que han hablado en público alguna vez, seguramente que han recibido ese consejo de “las bromas sirven para romper el hielo”. En términos generales, hablar en público genera miedo para los que no están acostumbrados. Y si no, observe la cara de nosotros (los estudiantes) cuando un profesor nos dice que gran parte de nuestra nota dependerá de una presentación oral. El uso del humor es un buen recurso para crear un entorno agradable que conduzca a un discurso exitoso.

Usar la broma dentro de nuestro lenguaje es una función única que tenemos los seres humanos. Aunque, hay estudios que prueban que el mono se ríe en situaciones cómicas. Darwin ya señaló que es posible hacer reir a un chimpancé haciéndole cosquillas. Esta risa, tan similar a la nuestra, es mucho más frecuente en el caso de los humanos, y con distintos usos. El humor en los humanos, presente en todas las culturas, requiere del uso del lenguaje, de la empatía y de complejos mecanismos. En la evolución de los homínidos el reírse en grupo remplazó a lo que en otros primates era peinarse mutuamente. Por lo tanto, la función más importante del humor es la de crear vínculos, o reforzar dichos vínculos, ya sea despiojando al otro o contándole un chiste.

Por lo tanto, la risa se utiliza como un mecanismo para promover la unión dentro del grupo. Pero, ¿cuál es la razón que nos lleva a sentirnos más vinculados a aquellos que se ríen con nosotros, que nos provocan una carcajada, o que se ríen de nuestras bromas? Endorfina. Cuando nos reímos, expulsamos endorfinas, un neurotransmisor que desempeña un papel importante en la creación de vínculos. Dado que muchas personas pueden reírse al mismo tiempo, la risa tiene la ventaja de poder extender este efecto a grupos más grandes.

Pero volvamos al uso del humor en el discurso político. El humor y la política tienen en común el uso de la retórica. Queremos usar las palabras, las metáforas, la ironía, para defender una postura concreta o hacer reír. Esta persuasión verbal es, tanto para el político como para el humorista, la forma de hallar soluciones creativas a situaciones o públicos que se resisten a aceptar una premisa concreta. Tienen por tanto la política y el humor mucho en común, pero, ¿por qué hacer uso de la risa en los discursos públicos?

Hay muchas teorías dirigidas a explicar la función del humor, analizadas desde varios ángulos. En primer lugar se habla del humor como «alivio». La risa nos brinda alivio físico y emocional cuando estamos en un estado de tensión. Por lo tanto, es un simple movimiento muscular en respuesta a una emoción. Freud consideraba que el humor nos permite expresar sentimientos escondidos, tensión psíquica, tanto del que hace reír como del que ríe. Por lo tanto, la risa nos vacía por dentro, nos suaviza y nos hace sentir mejor. Podemos decir que cuando el humor se usa como un recurso para el discurso, no solo refleja las emociones del orador, sino también las del público al aceptar o rechazar ese humor.

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