El valor de la vida respecto al existencialismo

El valor de la vida respecto al existencialismo

En un mundo como el nuestro, donde vivimos a diario cambios culturales, sociales religiosos y políticos, nuestra manera de ver y entender la vida es alterada. La sociedad ha aumentado su esperanza con respecto a la vida ya que hoy en día existen varias curas para enfermedades que antes eran incurables. Sin embargo, la vida sigue sin poder ser interpretada de forma clara y concisa, ya que esta no puede ser controlada y/o programada por ningún ser humano.

Cada persona tiene una vida que es la base de mundo, porque sin ella no podríamos hacer lo necesario, además esta tiene un sentido algo más profundo que se plantea más allá de lo material. Por tanto se dice que la existencia es lo más valioso, apreciado  y que debe ser moralmente defendida, debido a que nadie puede disponer ni tratarla como un simple objeto.

Si nos fijamos en el punto de visto de Jean Paul Sartre (1905-1980), vemos que la vida no es nada, le corresponde a los hombres darle un sentido,; y el valor de la vida no es otra cosa que ese sentido que se escoge por cada individuo. De hecho, el método inventado por Sartre para estudiar “el proyecto original” de una persona se llama “Psicoanálisis existencial”. Su objetivo es “descubrir a la persona en el proyecto inicial que la constituye” es decir, revelar la totalidad de su ser y su relación original consigo misma, con el mundo y con el otro en la vida de las relaciones internas y de un proyecto fundamental.

De la misma manera, Sartre acepta la opinión de Freud de que todo ser propio manifestarse en un único gesto, que el yo es una totalidad. También acepta que el individuo no se encuentra en una situación privilegiada para comprenderse a sí mismo, aunque en este sentido sus motivos sean bastante diferentes a los de su “mentor”. Para este, “la verdad sobre mi radica en mi inconsciente, que está a una distancia de mí. Además tengo resistencias inconscientes contra la verdad del inconsciente”.

Siguiendo a Platón, Sartre cree que la experiencia solo puede convertirse en conocimiento si es adecuadamente conceptualizada. “Solo podré comprender mi proyecto inicial de ser si lo comprendo a la luz de las relaciones con los otros”, (De ahí que el individuo no esta en una situación privilegiada para auto conocerse).

El conocimiento psicoanalítico existencial, llevaría a comprender la asimilación entre el “ser-en-si-para-si” (o sea, el intento de ser el ser, o de ser dios) y el “ser-para-otros”. En efecto, el conocimiento acerca de psicoanálisis existencial, entonces, implica reconocer que la propia situación es la de una libertad enfrentada a la libertad de los demás y es responsable de tal situación. Implica, además, admitir la libertad para “convertirse radicalmente”, pasando de ese modo concreto de ser a otro.

El propósito del psicoanálisis existencial no es la “cura” como en Freud, sino la captación del propio ser en todas sus posibilidades; no es liberarse del pasado sino reconocer que esa libertad siempre existe.

Otra opinión respecto a la vida puede ser dada a través del vitalismo, el cual se denomina como la doctrina filosófica caracterizada por su afirmación y exaltación de la vida en toda su magnitud y con todas sus consecuencias. A los filósofos que coinciden en calificar a la vida como la realidad principal, interesados en conocerla y comprenderla, se les agrupa bajo el rubro de vitalistas, pero entre ellas no hay uniformidad  doctrinal debida principalmente a las diferencias en la manera de concebir la vida.

Aun cuando cada filósofo vitalista tiene su propio concepto acerca de la existencia, son dos los que predominan: el biológico y el biográfico. El primero, hace referencia a la dimensión natural, donde vemos temas como la obediencia y el respeto hacia las leyes naturales, así como su aplicación práctica, con el fin de obtener una mayor vitalidad que beneficie al ser humano. El segundo, la considera como la supervivencia humana en cuanto es vivida. Si bien esta concepción filosófica posee cercanía a la ecología como conciencia vital, no tiene relación alguna con una “defensa” de esta, sólo por poseer determinada importancia.

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