Ensayo de Moby Dick
Enviado por link1 • 27 de Mayo de 2013 • Tesis • 1.262 Palabras (6 Páginas) • 884 Visitas
Ensayo de Moby Dick
No creo que exista nadie a quien se le haga referencia a Moby Dick y no sepa de lo que le estamos hablando. Todo el mundo que no haya vivido en una cueva desde que nació conoce la historia de la famosa ballena blanca, perseguida por un loco marinero obsesionado con ella. Su popularidad, que fue escasa en el momento de su lanzamiento, quizás se vio incrementada por la aparición de la película del mismo título de John Huston en 1956, más de un siglo después de su publicación, protagonizada por los grandes Gregory Peck y Orson Welles, la cual vi siendo muy niño y conservo un buen recuerdo de ella, o eso creo.
Igualmente ha habido multitud de ediciones infantiles, reducidas, y cuentos sobre la historia del gran cachalote. Y la influencia de la novela no sólo se queda ahí, hay unas cuantas curiosidades más o menos interesantes, sin ir más lejos, el popular músico actual Moby, es un descendiente lejano de Herman Melville, de ahí su nombre. O la famosa cadena de café Starbucks debe su nombre al primer oficial del barco de Ahab.
Todo ello, ha contribuído a aumentar el conocimiento sobre la historia que Herman Melville publicó allá por el año 1850. Desde muy jovencito se embarcó en una travesía que hizo por toda Inglaterra y en 1941, nueve años antes de la publicación de ‘Moby Dick’, se enroló en un barco ballenero, lo que le permitió asimilar vastos conocimientos sobre la caza de los monstruos del mar, los cuales luego plasmaría quizás con excesiva minuciosidad en esta novela.
Como casi todas las grandes obras de la literatura, en el momento de su alumbramiento ‘Moby Dick’ no fue acogida con entusiasmo, más bien todo lo contrario, pasando más que desapercibida y rápidamente olvidada. Tamaña injusticia causó en Melville una profunda decepción, el cual creía que su novela merecía un reconocimiento mayor, y este golpe hizo que se recluyera en sí mismo, apartándose de los círculos literarios, desengañado y hastiado, convirtiéndolo en una persona muy distinta a la de sus años juveniles. Con una honda decepción (lógica), se retiró a trabajar como inspector de aduanas y a partir de ahí no publicó nada relevante, salvo dos obras póstumas, gracias a su nieta. La verdad es que tiene que ser jodido saber que tu obra es casi perfecta y no tener ni una miserable crítica positiva, pero así funciona este desagradecido, asqueroso y a veces repugnante mundo, hasta que no te vas al otro barrio nadie va a valorar como debe todo lo bueno que hayas podido hacer o crear. Afortunadamente está ahí el paso del tiempo, único juez justo y perfecto.
Moby Dick’ comienza de forma inmejorable, con un narrador, Ismael, que busca enrolarse en un barco ballenero y tras varias pesquisas va a recalar en el Pequod, la embarcación que irá en busca de la legendaria ballena, pero obviamente esto él en principio no lo sabe, ni siquiera se lo imagina. Pronto Melville se encarga de que el lector se sienta envuelto por el ambiente marinero que impregna las ciudades y posadas por los que pasea nuestro protagonista. La minuciosidad que imprime a la narración es precisa, no es parco en detalles, y todos los motivos de cada rincón están inspirados por un clima ballenero que todo lo inunda, casi se huele. Es aquí donde conoce a Queequeg -que suele referirse a él como el salvaje, el pagano o el caníbal-, personaje fascinante, enigmático, cuyo protagonismo será más bien escaso, desgraciadamente, con el que entablará una férrea amistad que creo tampoco no se consolida en el resto de la historia como debería.
Una vez a bordo del mencionado barco, Melville vuelve a colocarnos en un entorno cuidadosamente apoyado en esa atmósfera
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