Etica Medieval
Enviado por mafer2609 • 22 de Febrero de 2013 • 1.130 Palabras (5 Páginas) • 657 Visitas
Juan Escoto, como indica su nombre, nació en Escocia en 1266. Entró en los frailes franciscanos de Dumfries en el año 1279. Fue ordenado sacerdote el 17 de marzo de 1291. Completó su filosofía y letras en 1288 y estudió teología en Oxford.
Como maestro utilizó como texto Sententiae de Pedro Lombardo, obra que fue el manual de dogmática más importante de la época. Escribió apuntes sobre dicho libro.
Como teólogo, defendió la humanidad de Cristo y preparó la base teológica para la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
En junio de 1301 le mandaron a París como maestro. En 1303 debió salir de Francia por un conflicto entre el papa Bonifacio VIII y el rey Felipe IV de Francia. En 1305 vuelve a París. Es catedrático en 1306 y con un equipo de colaboradores produce Ordinatio, una edición oficial de su comentario a las Sentencias. De nuevo es exilado de París en el año 1307 y viaja a Colonia para ser catedrático de la casa de estudios franciscana. Fallece el 8 de noviembre de 1308, dejando un Ordinatio inacabado.
Su obra filosófica
Entre sus obras destacan Ordinatio (Opus oxoniense) y Reportata parisiensa (Opus parisiense). Respecto a sus obras menores, la de mayor trascendencia es Tratado del Primer Principio. En ella, utilizando la aplicación de la lógica deductiva en el terreno metafísico, intenta demostrar la existencia de Dios y la de sus atributos fundamentales. Sus argumentos giran alrededor de las esencias, los inteligibles y el orden ontológico que se puede establecer entre ellos. Uno de los aspectos más interesantes es la agudeza con que demuestra que el Primer Principio (Primer Eficiente o Causa Incausada), por ser infinito, por su propia naturaleza, está dotado no sólo de inteligencia, sino también de voluntad. Con lo cual la Creación no es un acto de necesidad metafísica, sino de plena libertad divina. La obra avanza "more geométrico", a partir de premisas y conclusiones iniciales que se van encadenando hasta el final para construir todo el edificio. [Recordemos que más adelante, Spinoza utilizará este modo de filosofar en su Ética]
Empeñado en construir un sistema filosófico sólido y coherente, radicado en la tradición agustinista del franciscanismo, abandonó sin embargo la doctrina agustinista de la iluminación por influjo del aristotelismo, que explicaba el conocimiento de las verdades y esencias universales por medio de la abstracción. Pero se aleja de Tomás de Aquino en lo concerniente al conocimiento de las realidades singulares: el entendimiento, para él, conoce directamente las realidades individuales por medio de una intuición inmediata confusa. Así pues, el entendimiento capta abstractivamente lo universal y directa e intuitivamente lo individual.
Del agustinismo mantiene el pluralismo de las formas y la primacía de la voluntad sobre el entendimiento (voluntarismo). Según él, la voluntad no tiende necesariamente al bien como postulaba Tomás de Aquino, sino que la esencia de la voluntad es la libertad, y precisamente por ello la voluntad es más perfecta que el entendimiento y superior a él, ya que el entendimiento no es libre para asentir o disentir de las verdades que capta. El entendimiento es una potencia natural, pero la voluntad no lo es. Su posicionamiento sobre la preminencia de la voluntad le acerca a las posiciones teológicas mantenidas por Ockham; de ahí que ambos sean los filósofos claves para comprender el final de la escolástica, y el paso a una nueva etapa.
En el discurso pronunciado por Benedicto XVI
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