De La Familia Medieval A La Familia Moderna
Enviado por gabrielaruiz • 23 de Junio de 2011 • 858 Palabras (4 Páginas) • 5.916 Visitas
*De la Lectura de Philippe Aries: “De la Familia Medieval a la Familia Moderna”
La familia se transforma profunda mente en la medida en que modifica sus relaciones internas con el niño. La falta de sentimientos de los ingleses se manifiesta particularmente en su actitud para con sus hijos. Después de haberlos conservado en el hogar hasta los siete o los nueve años, se les coloca, tanto a los muchachos como a las muchachas, en casa de otras personas, para el servicio ordinario, donde se quedarán unos siete o nueve años hasta los catorce o dieciocho años aproximadamente. Se les llama aprendices.
Este tipo de vida fue probablemente común a todo el Occidente medieval. Más adelante, numerosos contratos de arrendamiento de niños a amos prueban lo corriente que era el aprendizaje en familias ajenas. A veces se especifica que el señor debe enseñar al niño y mostrarle lo relativo a sus mercaderías, o que debe hacerle ir a la escuela y asistir a ella.
La principal obligación del niño confiado a un señor es la de servirle bien y en debida forma.
El único servicio que se pudo concebir durante mucho tiempo, el servicio doméstico, no ocasionaba ninguna degradación, no despertaba ninguna repugnancia. En el siglo XV existía toda una literatura en lengua vernácula, francesa o inglesa, que enumeraba en forma nemotécnica versificada los preceptos de un buen servidor.
El servicio doméstico se confundía con el aprendizaje, forma muy general de la educación.
Toda la educación se hacía, pues, mediante el aprendizaje, y se daba a esta noción un sentido mucho más amplio. No se conservaban los hijos en el hogar propio: se les enviaba a otras familias, con o sin contrato, para que permanecieran y comenzaran allí su vida, o para aprender los modales de un caballero, un oficio, o incluso para asistir a la escuela e instruirse en las letras latinas.
El servidor era un niño, un muchacho, que o bien estaba colocado en la casa por un período limitado con el fin de compartir la vida de familia e iniciarse así a su vida de hombre, o estaba colocado sin esperanza de pasar algún día «de lacayo a señor», debido a la oscuridad de su origen.
En esta transmisión del aprendizaje directo de generación en generación no había espacio para la escuela. En realidad, la escuela, la escuela latina que se dirigía únicamente a los clérigos, a los que hablaban latín, se presentaba como un caso aislado, reservado a una categoría muy particular.
La transmisión de generación en generación estaba asegurada por la participación familiar de los niños en la vida de los adultos.
Así se explica esa combinación de niños y adultos que hemos observado tan frecuentemente a lo largo de este análisis, y eso hasta en las clases de los colegios, donde uno se esperaba, por el contrario, encontrar una distribución de edades más homogénea.
Las agrupaciones sociales
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