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Etnografía


Enviado por   •  20 de Octubre de 2014  •  3.774 Palabras (16 Páginas)  •  267 Visitas

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RETOS METODOLÓGICOS EN ETNOGRAFÍA DE LA EDUCACIÓN

María Bertely Busquets

Este artículo tiene por objeto reflexionar acerca de algunos retos metodológicos vinculados al quehacer etnográfico en educación.

Dichos retos se refieren a las diversas discusiones epistemológicas en torno a la constitución del campo, a la construcción del objeto de investigación, a los niveles de análisis involucrados, al manejo de escalas de generalización y al papel del investigador como sujeto y objeto de conocimiento.

Como agregado específico, al finalizar esta síntesis, se enlistan los criterios y características básicas tanto de forma como de contenido de los registros etnográficos. Esto, a fin de introducir ciertos rigores al documentar situaciones escolares y docentes cotidianas.

1. Enfoques interpretativos, cualitativos o etnográficos

La problemática educativa ha sido abordada desde distintas posturas disciplinarias: la sociología, la pedagogía, la psicología y, recientemente, la antropología. Esta diversidad disciplinaria se deriva de la complejidad de las situaciones estudiadas, de las dificultades que implica el definir "lo educativo" como un campo metodológico y teórico particular, de las múltiples demandas que plantean las contradicciones, transformaciones y coyunturas políticas y, concretamente, de una permanente búsqueda de explicaciones y soluciones a la práctica educativa como campo problemático.

Los estudios interpretativos, cualitativos y/o etnográficos en las escuelas se generan como respuesta a los tratamientos positivistas y psicologistas del desempeño escolar. A través de estos tratamientos predominan la aplicación de pruebas estandarizadas y las explicaciones parcializadas que aíslan el "diagnóstico" individual del contexto social y cultural natural en que los alumnos se desenvuelven.

La perspectiva aquí tratada, en cambio, se interesa en recuperar las dimensiones culturales y sociales del trabajo escolar, subraya la importancia de reconstruir los procesos sociales implicados en el quehacer educativo, e intenta escapar de los supuestos positivistas incorporando el carácter constructivo del trabajo conceptual y analítico desarrollado en cada caso. El empleo de los supuestos y técnicas de corte antropológico, además, ha mostrado su utilidad potencial en torno a la formación de maestros. El diario de campo, los registros de observación y entrevista, así como la activa participación del investigador en la situación estudiada, apoyan la documentación y el análisis de la práctica docente desde la cotidianeidad escolar.

En México, se comienzan a abrir vetas interesantes que recuperan este enfoque y sus posibilidades analíticas. Estas van más allá de la interpretación exclusivamente "pedagógica" "psicológica" o "sociológica", y plantean el análisis del trabajo docente a partir de las múltiples dimensiones y procesos implicados. Así, tal y como lo haría un antropólogo, el investigador educativo formado en esta tradición considera al "contexto" de la investigación, a la historia, a los valores y a las tradiciones locales y extralocales, de la más alta importancia. La experiencia de los sujetos escolares está atravesada por la situación política, social y cultural en que se encuentra.

El concepto de "cultura" -fundamento del trabajo antropológico- es adoptado, de alguna u otra manera, para la interpretación de lo que acontece en las escuelas y salones de clase donde sujetos particulares se relacionan y conforman especies de "culturas" específicas, enmarcadas y a su vez por los principios culturales generales. Es aquí donde adquieren importancia los estudios "en caso" y no "de caso". Al respecto, Dell Hymes (1972) sostiene que el trabajo etnográfico no pretende generalizar la particularidad, sino "particularizar la generalidad" y reconocer la manera en que lo genérico se expresa "en" cada caso. Rockwell (1980), por su parte, enfatiza en este aspecto afirmando que no se trata de estudiar "una totalidad" a partir "de" los casos, sino "en" casos que están determinados, en alguna medida, por la "totalidad".

Las corrientes etnográficas de la investigación educativa no pueden ser catalogadas de una sola manera. Más aún, algunas autores como Frederick Erickson (1989), se niegan a aceptar que la etnografía sea lo suficientemente abarcativa como para poder ser el centro a partir del cual se clasifiquen los distintos trabajos de investigación realizados en las escuelas, a partir de la utilización de técnicas antropológicas. Para dicho autor, el término "interpretativo" es el más adecuado para referirse a este enfoque. Dentro de él pueden considerarse las investigaciones "cualitativas" y/o "etnográficas".

Desde esta perspectiva, el enfoque interpretativo puede clasificarse en dos clases de estudios: los sociolingüísticos y los holísticos. Los primeros tratan de recuperar los estilos de comunicación construidos en la interacción maestro-alumnos, e interpretar los conflictos o acuerdos establecidos entre la competencia comunicativa exigida por las escuelas y los patrones de comunicación familiares a los alumnos. Algunos representantes de la postura sociolingüística son el mismo Frederick Erickson (1989). Susan Philips (1972) y Dell Hymes (1972).

Los trabajos holísticos, por su parte, analizan las problemáticas escolares incorporando las dimensiones históricas y sociales involucradas. Desde la postura holística, por ejemplo, las comunidades inmigrantes involuntarias a los Estados Unidos de Norteamérica (caso de las comunidades negras) presentan mayores resistencias históricas a las prácticas escolares que los inmigrantes voluntarios (caso de los salvadoreños). John Ogbu es uno de los representantes de la postura holística (1981).

Otras clasificaciones son la de Evelyn Jacob (1979) y la de Elsie Rockwell (1980). Jacob, al igual que Erickson, busca una denominación más abarcativa que "lo etnográfico" para definir el campo de investigación respectivo y lo denomina "cualitativo". Su clasificación, dentro de este campo, abarca a la psicología ecológica, la etnografía holística, la etnografía de la comunicación, el interaccionismo simbólico, y la antropología cognitiva. El interés de Jacob al realizar esta clasificación es mostrar el distanciamiento entre tales investigaciones "cualitativas" y el positivismo psicológico.

Rockwell, tomando como referente general la "tradición etnográfica", clasifica los trabajos en la nueva etnografía o etnosemántica, la micro-etnografía,

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