Existir

¿Existir?

“El universo está dividido en dos partes: yo y el resto.” Giovanni Papini.

Siento una angustia inmensa que se va apoderando de mi pensamiento, y que destruye una a una mis endebles certezas, todo intento de interpretar la existencia, en la cual nos encontramos irremediablemente sumergidos, regresa a nosotros como un revés, una bofetada, una burla que nos escupe el rostro, y la vida, como nosotros mismos, ríe dolorosa ante la imposibilidad de ser comprendida, cualquier intento de teoría no es mas que un sofisma, consuelo falaz, desde la amargura de ser un ridículo demiurgo creador y modificador ante el cual el mundo languidece con sólo pestañear, pero que se colma de desesperación con cada objeto animado que opone resistencia ante su voluntad creadora, posteriormente, exaltar la propia voluntad parece ser la manera de persuadir y disuadir las pequeñísimas voluntades ajenas, pero éste como todos los paroxismos tiende a ser fugaz y el superhombre imposibilitado ante su labor divina, vuelve a refugiarse en la inquisidora filosofía, camino ineludible para abordar las verdades difíciles. Conciliábulos introspectivos, orgías cerebrales, intentos incesablemente fallidos de justificar la propia esencia. Destellos de certezas inundados de dudas. ¿El mundo es mi representación? ¿Que solo puede ser concebido a través del pensamiento? pienso luego existo y al existir yo, empieza a existir todo lo demás. Y ¿por qué existo yo?, en mi labor titánica de concebir el mundo me veo impelido a concebir también el dolor de la existencia y me embriaga el resplandor de la desesperanza que tenuemente ilumina y ensombrece a todo ser pensante. Un sinsentido lleno de pesimismo, la vida es un carnaval de amarguras que busca ser dignificado a través de la intensidad del pensamiento.

Quizá la existencia y la vida misma sean un enigma inextricable, una grandeza infinita inabarcable para estos finitos y limitados animales provistos irónicamente de conciencia con la simple intención de concientizar nuestra imposibilidad de abarcar lo insondable. O simplemente estamos condenados al circulo extensamente vicioso de pretender interpretar el mundo en un patético intento de rebeldía ante la nada gobernante. La vida en su disfraz de profundidad oculta su ridícula simpleza, nada debe ni puede ser comprendido integralmente, y tan solo, es la existencia una fotografía diacrónica, inmóvil e inanimada con apariencia de profundidad, que se niega a ser comprendida en un esfuerzo desesperado por esconder su vergonzosa desnudes. Hipótesis, tergiversaciones, sofismas engañosos, pensamientos subversivos que intentan develar un arcano secreto que nunca existió.

“El superhombre nietzscheano no es más que el reducto de un Dios fracasado en su intento de rehacer el mundo y cuyo último paliativo es la grandeza

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