Función Liberadora De La Filosofia

“La función liberadora de la filosofía”

La filosofía es un modo de saber el cual tiene que enfrentarse a la realidad histórica y mostrar su verdad más real; también es una actividad liberadora. Es de cierta forma la búsqueda de la verdad de la historia, la que exige la obligación filosófica realizar una tarea liberadora. Si la verdad más esencial de la historia de la humanidad es la opresión, el saber que da cuenta de esta verdad tiene que apuntar hacia la liberación de esa opresión.

La mayoría de las sociedades latinoamericanas son oprimidas por unas estructuras económicas, políticas y sociales que les impiden realizar una vida humana como la debería poseer cualquier ser. Es decir, la mayoría de sociedades no están en situaciones desafortunadas por leyes naturales o por la indiferencia personal o grupal sino por órdenes sociales históricas, que les han colocado en una posición estrictamente exclusiva. Sin embargo, a la opresión material se le añade la opresión ideológica, necesaria para demostrar el orden socio-económico.

Los sistemas sociales injustamente estructurados Son los que producen, a través de sus elementos ideológicos, visiones ideologizadas de la realidad. Es evidente que cuando ese sistema es injusto o simplemente inservible, sus elementos ideológicos sobrepasan el carácter que posee la ideología para caer en el de ideologización; se busca mantener el status que por simple razón de la supervivencia o de la inercia social genera productos ideologizados que son el reflejo de donde proceden y que aparecen como propio; buscamos ocultar lo malo del sistema sin darnos cuenta y buscamos resaltar lo que tiene de bueno, confundiendo la realidad y sustituyéndola por expresiones contradictorias por la realidad de los hechos y por la selección de los medios empleados para poner en práctica los enunciados ideales.

La ideologización impide a la mayoría de sociedades asimilar la responsabilidad humana que subyace, sobre las actividades estructurales, a su situación de pobreza y marginación; también les impiden asumir un compromiso responsable y consciente en la superación del orden existente. Frente a este hecho de su generalidad la filosofía es una poderosa arma.

La filosofía ante el fenómeno de la ideologización se convierte principalmente en un arma crítica. La función crítica de la filosofía va orientada en primer lugar a la ideología dominante; esto es, una crítica filosófica mejor esta se las arregla con expresiones ideológicas que poseen realidades objetivas. La filosofía ejerce su función mediante la duda y la negación. Y es que la duda y la negación las que muestran la autonomía del pensamiento, su capacidad de convertir la determinación en indeterminación, la necesidad en libertad. En cuanto la filosofía por su naturaleza posee la habilidad de la duda y de la negación, estas críticas representa una de las posibilidades más radicales

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