Fundamentación De La Metafísica De Las Costumbres

Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres

Immanuel Kant realiza un estudio acerca de una voluntad legisladora universal, es decir, una sola voluntad por encima de las demás que, sin embargo, mantiene un enlace con el resto. Los seres racionales con capaces de crear legislaturas propias, porque la razón se los permite, por lo que cada persona tendrá la suya, algunas con intereses propios y diferentes fines. Sin embargo, existe una que es universal y aplicable a todos los sujetos, y deben de subordinarse de ella.

Menciona que la voluntad humana es legisladora en todos los aspectos, constituyendo uno de sus famosos imperativos categóricos debido a que no se fundamenta en intereses propios, sino por sí solo. Así mismo habla del concepto de ser racional, que tiene una voluntad, que debe ser considerado como legislador universal, para poder observarse a sí mismo desde otro punto de vista que no sea el propio, en un reino de los fines (al cual a su vez define como un enlace sistemático de distintos seres racionales por leyes comunes).

Complementa diciendo que un ser racional que pertenece a uno de estos reinos cuando es legislador universal, pero también como un recibidor de las mismas leyes; es jefe y empleado a la vez. A la relación que existe entre la acción y el reino de los fines es la moralidad. De lo anterior se deriva el deber, que es la obediencia de una sola voluntad considerada como legisladora. Lo que tiene dignidad es lo que no tiene precio alguno, por lo que la moralidad es lo único que tiene dignidad, es decir, no requiere de algo más para tener ese valor.

La palabra respeto da un valor incomparable a las máximas legislaturas. Éstas tienen: una forma (valen por sí mismas), una materia (un fin) y una determinación integral (la concordancia con un reino de fines).

Por todo lo anterior es necesario mencionar que existe una moralidad que relaciona las acciones con la autonomía de la voluntad, que equivale a la legislación universal con máximas de la misma. Existe una obligación cuando una voluntad no absolutamente buena depende de la autonomía. Y la necesidad de una acción por obligación es un deber. Una persona que cumple todos los deberes no necesariamente se encuentra bajo el yugo de una voluntad, sino a una voluntad legisladora, y sólo por ello se somete a la ley.

El respeto a la ley es el impulso para que una acción sea un valor moral, es decir, al respetar una voluntad universal se convierte en ley respetada. Nuestra voluntad la ejercemos debajo de una legislación universal.

Finaliza mencionando que la dignidad de la humanidad radica en la capacidad de un sujeto de ser legislador universal aún cuando se encuentra bajo una legislación específica.

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