Fábula: “El pavorreal y el avestruz”
Enviado por David1122 • 8 de Octubre de 2015 • Ensayo • 479 Palabras (2 Páginas) • 398 Visitas
Fábula: “El pavorreal y el avestruz”
Por enésima vez en el aviario del zoológico, el precioso pavo real alardeaba sobre poseer la belleza del legendario fénix con las demás aves.¬¬
―Estoy seguro de que los colores en mis plumas son igual de brillantes que el fuego de sus alas―dijo.
Él solía hacer este tipo de comentarios cerca del avestruz, para hacerlo sentir mal pues el pobre no era agraciado y sus plumas eran negras.
Los sabios búhos del aviario decían que habitaba el sol y cada mañana enviaba el resplandor de sus fuertes alas. También decían que era in mortal, pues moría al anochecer y reencarnaba cada mañana. Todas las aves del aviario solían hablar del fénix y de su belleza a pesar de no haberlo visto jamás.
―Es una lástima―dijo el pavo real ―que la luz que nos envía el Gran Fénix te ilumine a ti, avestruz, pues mis pobres ojos sufren al ver lo feo que eres.
El pobre avestruz, al oír semejantes insultos escondía su pequeña cabeza en la tierra mientras que grandes lágrimas salían de sus ojos.
Cierto día, todas las aves del aviario cuidaban a los huevos en sus nidos bien protegidos. Todos los huevitos estaban calientitos y sus padres cuidaban de ellos y se preparaban para verlos nacer. Menos el avestruz, pues él no tenía pareja.
El pavor real, como siempre, vivía alardeando sobre su belleza y la que heredarían sus hijos.
―Seguramente ―dijo el pavo real― sus plumas será tan bellas como las mías. Soy tan afortunado por tenerlos. Pobre de ti, avestruz, ―fingió tristeza― tú no sabrás lo que es tener hijos, criarlos y protegerlos, ¿a quién podrías proteger tú?
El aludido sintió muchísimas emociones al momento, pero la impotencia fue la más grande y volvió a esconder la cabeza en la tierra.
Esa noche, mientras las aves dormían, el guardián del zoológico entró al aviario con afán de robarse los valiosos huevos de pavorreal. Iluminando con una antorcha, se aproximó a los huevos con sigilo pero tropezó con unas piedras. De pronto, todo pasó muy rápido la antorcha cayó sobre el pobre pavo real quién rápidamente se cubrió en llamas y corrió al estanque para apagarlas y el avestruz corrió hacia el guardián para impedir que éste robe los huevos.
El avestruz empujó al guardián y esté huyó del aviario. El pavo real empapado salió del agua y corrió a ver a sus crías quienes estaban protegidas por el avestruz.
Desde aquella noche, el pavo real no dejó de agradecerle al avestruz por salvar a sus crías y disculparse por todo el tiempo que lo ofendió pues ahora sus plumas estaban dañadas y quemadas y su belleza se había ido.
Moraleja: Nunca ofendas a nadie por su físico, pues no sabrás cuando te encuentres en su situación y jamás lo hagas por sus aptitudes sin conocerlo en verdad, pues nunca sabrás cuando necesitarás de aquel.
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