GALILEO Y LA IGLESIA
Enviado por Andrés Mosquera • 17 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.352 Palabras (6 Páginas) • 108 Visitas
Universidad Nacional de Colombia
Galileo
Óscar Andrés Mosquera Ñañez
Filología e idiomas: inglés
04861397 – 1023934201
GALILEO Y LA IGLESIA
La concepción histórica de concebir la relación entre la iglesia católica y Galileo como la batalla absoluta entre la religión y la ciencia es discutible. Nieto y Sánchez (2005) se adhieren a este concepto al decir que debe ser revisada la idea de la vida de Galileo fue la lucha trágica de la razón iluminada “contra la fe ciega y dogmática”. Estos autores mencionan que Galileo fue protegido de los Medici en Florencia y respetado por el papa Urbano XIII en Roma. No obstante, vale la pena analizar resaltar tres aspectos que configuran la relación tan compleja entre Galileo y la iglesia: primero, el poder de la iglesia y su influencia sobre la cultura y la ciencia; segundo, el proyecto de Galileo respecto a la teoría copernicana y la extensión del rechazo hacía los planteamientos copernicanos por parte de la iglesia y por algunos de sus miembros; y tercero, las motivaciones para acusar a Galileo.
Es innegable que la iglesia católica atravesaba una crisis de poder sin precedentes durante la segunda mitad del siglo XVI, pues los movimientos protestantes – los luteranos en Alemania, los calvinisnistas en Suiza y los anglicanos en Inglaterra- habían mermado la influencia de Roma sobre los reinos y principados de Europa occidental. Pero a finales del siglo XVI y en la primera mitad del siglo XVII, como lo advierte Geymonat (1986), la iglesia católica” se reforzaba rápidamente y había recuperado ya mucho terreno en comparación a las Iglesias reformadas” (p.72).
En este sentido, la Iglesia católica debía ser capaz de movilizar una importantísima cantidad de poder político, aunque mucho de este era compartido con las familias poderosas, como los Medici. Tal poder se materializó en muchas formas, pero sobre todo en una manifiesta influencia sobre la cultura y la ciencia (Geymonat, 1986). Galileo fue católico practicante, pero también entendía la capacidad organizativa de la Iglesia para influir sobre la cultura y la ciencia, y esto fue lo que llevó Galileo a evitar una confrontación abierta en búsqueda de un nuevo patrimonio a nivel filosófico-teórico, tal como hizo Bruno (Geymonat, 1986). Al contrario, Galileo buscó el favor de los poderosos para iniciar una grandiosa empresa en aras del desarrollo de la investigación científica: causar a la Iglesia para una evitar la fractura que retrasara sobremanera la investigación científica (Geymonat, 1986). Pero ¿qué podría causar dicha fractura? La respuesta es bien conocida: el copernicanismo
Geymonat (1986) explica que para Bruno y otros pensadores
“el copernicanismo había adquirido un significado bastante más amplio que el original, fundamentalmente astronómico; esos pensadores habían interpretado la adhesión a este sistema como una ruptura con todo el antiguo mundo aristotélico medieval y como principio de una nueva concepción de la realidad” (p. 69).
Para el mismo autor, Galileo tiene una visión distinta respecto a la concepción copernicana, que
“tiene para él un valor de punto de convergencia de todas las nuevas investigaciones – de la matemática a la astronomía y a la mecánica-, de modo que aceptarla o rechazarla significa aceptar la metodología que hace posibles estas ciencias o permanecer ligado, en cambio, a todos los viejos prejuicios. La importancia para la filosofía de la teoría copernicana no consiste en abrir el camino a nuevos tipos de metafísica, sino en el hecho de que hace imposible la fidelidad al viejo espíritu metafísico” (Geymonat p. 69-70).
Galileo era consciente de que él era el máximo responsable en conciliar para la ciencia el copernicanismo con la iglesia católica (Geymonat, 1989). Este proyecto se fue sin duda alguna una empresa de dimensiones colosales, pues las ideas de la escolástica y su piso aristotélico, a pesar de ser refutados contundentemente por autores como Oresme, ejercían una presión enorme en el raciocinio de los intelectuales de la iglesia en el siglo XVII dado que “oficialmente” estas se encontraban en concordancia con las escrituras.
Pero no todos los actos de la iglesia católica eran absolutamente acordes al pensamiento “oficial”. Geymonat (1986) afirma que los jesuitas, que para principios del siglo XVII tenían una presencia importante en el mundo católico, antes de 1616 nunca estuvieron del todo decididos a declararse abiertamente contradictores de la teoría copernicana a pesar de su evidente incompatibilidad con el aristotelismo.
Además, Nieto y Sánchez (2005) dicen que existía hasta un cierto grado de aceptación por la teoría copernicana.
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