Historicismo
Enviado por CristianDCC • 19 de Marzo de 2014 • 2.051 Palabras (9 Páginas) • 238 Visitas
HISTORICISMO
I. Concepto.
Por h. entendemos con E. Troeltsch «la historización fundamental de todo nuestro pensar sobre el hombre, su cultura y sus valores». Esa concepción suplanta la consideración universal de la naturaleza supratemporal del hombre por el conocimiento de su individualidad concreta en la historia. «Estado, derecho, moral, religión, arte quedan disueltos en su devenir histórico y sólo son inteligibles para nosotros como elementos de determinadas evoluciones históricas. Esto pone de relieve cómo todo lo casual y personal tiene sus raíces en amplios contextos supraindividuales..., pero, de otra parte, conmueve todas las verdades eternas... » El h., en su forma propiamente moderna, pertenece por completo al siglo xix, pero está prefigurado ya en estadios más antiguos de la historia del espíritu occidental. El h. logra un influjo dominante desde el momento en que la historiografía, desprendiéndose de la imagen estoico-cristiana del hombre, emprende el camino hacia el procedimiento individualizante de una antropología descriptiva, y abandona el marco de la división en épocas inspirada en la historia de la salvación, sin renunciar, no obstante, a la idea de un enlace interno entre los acontecimientos históricos y, por ende, a la posibilidad de un esclarecimiento racional de su interdependencia (->historia e historicidad; filosofía de la ->historia). Al desprenderse así la historia del antiguo esquema (conservando, no obstante, la estructura formal de la consideración personal y teleológica de la historia), se hace posible aquella «interpretación puramente inmanente de la vida social e histórica» (W. Dilthey) que, frente al antiguo procedimiento de la mera crónica o de la historia teológica de la salvación, constituye lo nuevo de la moderna ciencia histórica.
La palabra «historicismo» es más reciente que su contenido. Usada en primer lugar por K. Werner en 1879, fue esgrimada primeramente en polémica contra la escuela histórica de la economía nacional, más tarde contra la teología histórico-positiva de A. Ritschl, y sólo después de la primera guerra mundial adquirió una significación crítico-cultural, en que se juntaban la insuficiencia del cultivo erudito de la ciencia y la queja contra un disolvente relativismo histórico. E. Troeltsch, en su obra Der historismus und seine Probleme (obras completas, tomo iii, T 1922) dio el primer paso hacia el esclarecimiento filosófico del fenómeno discutido. Sus puntos de vista, que condujeron más allá de la mera polémica y abrieron la visión histórica del mundo como un horizonte de ciencia moderna, fueron sistemáticamente ahondados por K. Mannheim y B. Croce. La investigación histórica del problema del h. partió de la obra de F. Meinecke: Die Entstehung des Historismus (Mn-B 1936). Aquí se describe el h. como una revolución espiritual del pensamiento occidental, la cual ha fundado una nueva visión de la vida humana y ha dado el impulso para la moderna investigación histórica.
II. Desarrollo histórico
Los primeros indicios de una historia moderna y crítica se hallan en los siglos xvi y xvii, y están en estrecha conexión con la penetración del empirismo asistemático en la ciencia postescolástica. Fueron pasos importantes en el camino hacia el h. el hecho de que la historia se liberara de la cronología bíblica (J. Bodin) y el primer esbozo de una teoría de la ciencia histórica en el siglo xviii (G. Vico).
Frente a ello, el pensamiento histórico de la ilustración representa un claro retroceso, por mucho que contribuyera a la independencia de la historia profana y al esclarecimiento científico de sus métodos. Ese pensamiento transmitió al h. la idea del progreso (Turgot, Condorcet), que sucedió como principio inmanente de interpretación de la historia a la antigua doctrina escatológica sobre ella. Sin embargo, la Ilustración no llegó a una visión histórica universal del mundo; pues, de una parte, en forma poco histórica hizo de la actualidad la medida del pasado, y, de otra parte, quiso oponerse a la disolución moralista de la imagen clásica del hombre por el retorno a una teoría, marcadamente atemporal, del derecho natural.
Así se explica que la irrupción del h., la cual tuvo lugar al finalizar la ilustración en el Sturm und Drang y el romanticismo, se caracterice muy decisivamente por la oposición al racionalismo de la Ilustración y a la praxis mecánica de gobierno en el Estado absolutista. Él fundó una visión profunda del mundo histórico, que repercutió fuertemente sobre la política y la ciencia del siglo xix. Frente a la idea de una naturaleza humana inmutable y al hecho de que la razón concediera a lo histórico un valor meramente relativo, Herder defendió el carácter singular (que no puede deducirse de una ley general) de la individualidad de cada pueblo y sustituyó el pensamiento pragmático del progreso por una visión que resalta la independencia de las edades particulares. La formación orgánica y el crecimiento natural de los Estados sustituyen en Möser, Burke y Savigny (escuela histórica del derecho) la causalidad mecánica y la acción planificada. En estética, la voluntad del genio arrumbó las reglas (Shaftesbury, Diderot) La transformación de la idea de revelación en la de evolución (Lessing) y la concepción de los pueblos como «pensamientos de Dios» (Herder), hicieron surgir una inteligencia de la historia que interpretaba el proceso histórico como realización paulatina de la vida espiritual infundida por Dios a la humanidad. Esta universal visión histórica alcanzó su punto culminante en la obra de Ranke, que entiende la historia de la humanidad como «variedad infinita de evoluciones que van apareciendo poco a poco», donde cada época es «inmediata respecto a Dios». En contraste con el pensamiento histórico de Hegel, que parte de la ilustración, este h. no comprende la historia como un gradual llegar a sí mismo del espíritu absoluto, al que se subordina el movimiento propio de las individualidades. Más bien, en el h. están en recíproca relación, rica en tensiones, la idea de evolución y la de individualidad; y esa relación no permite ni un deslizamiento hacia el relativismo de infinitos fenómenos igualmente justificados, ni un determinismo histórico anulador de la individualidad.
Al debilitarse los impulsos idealistas y románticos, se deshizo la síntesis del h., formada con elementos de la tradición cristiana y humanista, cediendo el paso a nuevos esquemas de la historia. Esta disolución condujo, en parte, a una visión determinista de la historia con ayuda de la dialéctica hegeliana o del concepto
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