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Enviado por   •  9 de Septiembre de 2015  •  Apuntes  •  2.790 Palabras (12 Páginas)  •  166 Visitas

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Problemáticas Interétnicas 2015 – Segundo Parcial

1) “Pienso que no es necesario describir esa ideología indigenista (…) sino apenas definirla grosso modo como un pensamiento y una acción pautados por un compromiso con la causa indígena –lo que no excluye los propios errores de interpretación de esa misma causa…-. Sin embargo, tal definición acarrea un segundo problema con su inevitable corolario: ¿cómo interpretar esa causa indígena? ¿Se trataría de dar oídos a los pueblos indígenas concediéndoles –por intermedio de sus líderes- voz activa en la elaboración de la política indigenista? O de oír, antes o exclusivamente, los intereses del Estado que, en los países latinoamericanos, nunca se configuran como multiétnicos?” (Cardoso de Oliveira 2004:43).

A partir de la cita del antropólogo brasilero, elabore una comparación entre la posición de este autor y la de Viveiros de Castro respecto al rol que le cabría al antropólogo en la definición de políticas indigenistas.

A partir de una perspectiva comparativa, Roberto Cardoso de Oliveira (2004) compara conceptos que fueron originados fuera de América Latina y terminaron emigrando hacia ella sufriendo transformaciones que los adecuaron a las nuevas realidades de las que debían dar cuenta. Se trata entonces, de un movimiento de conceptos del centro hacia la periferia. La historia de la disciplina deja plasmado que siempre se focalizó en el hombre de otras culturas –a partir de su propia cultura-. Lo exótico o lo diferente que ocupó al antropólogo del pasado se vuelve relativizado cuando el foco de investigación comienza a apuntar no sólo a determinada etnia para un estudio intensivo de carácter monográfico sino también a su entorno, tal como la sociedad colonial, la sociedad nacional, prácticamente de un cierto “colonialismo interno”. En esta realidad en que se inserta la disciplina, el papel del antropólogo pasa a ser, como cientista y ciudadano, legitimador de su desempeño visto como una totalidad. En este sentido, la práctica de su profesión pasa a incorporar una práctica política en su reflexión teórica: su participación en la empresa cívica de la construcción de la nación. El autor plantea que los conceptos tales como estructura, función, cultura, etc. son generados para desempeñar un papel estratégico en el quehacer de la disciplina y en el trato en las nuevas cuestiones teóricas que surgieron en la práctica de la disciplina. Asimismo, el autor argumenta que aunque los estudios étnicos objetiven la compresión o la explicación de determinado pueblo indígena, es el contexto nacional envolvente el que se impone con mucha fuerza en el horizonte de la disciplina y, en este sentido, en la construcción del punto de vista del investigador. Cardozo de Oliveira, entonces, argumenta que hay que definir a la ideología indigenista como un pensamiento y una acción pautados por un compromiso por la causa indígena.

En relación a ello, Eduardo Viveiros de Castro (2008) argumenta que es necesario enfrentar una lucha conceptual. Plantea que como antropólogos el objetivo es garantizar la identidad indígena: volverse un interlocutor legítimo del aparato del Estado, parte necesaria en los procesos jurídicos de garantía y oficialización de las demarcaciones de tierras, etc. En este sentido, el antropólogo pasó a tener el poder de discriminar quién es indio y quién no lo es, de pronunciarse como autoridad sobre la materia. Para el autor esto es un problema, y deviene de la legitimidad de la pregunta ¿Quién es indio?: ésta no es antropológica, es una pregunta política. Es por eso que al antropólogo no le corresponde específicamente decir qué es una comunidad indígena o qué tipo de colectivo puede ser llamado como tal, sino que le corresponde mostrar que ese tipo de problema es imposible de resolver. De esta manera, siguiendo a Viveiros de Castro, hay que posicionarse como antropólogos frontalmente contra eso, rechazando esa cuestión como legítima: lo que le corresponde es “crear condiciones teóricas y políticas para permitir que las comunidades interesadas articulen su indianidad.” (Viveiros de Castro, 2008: 128)

En síntesis, ambos antropólogos brasileños, exponentes de un campo de disputa en la academia frente al problema del indio, llevan a cabo conceptualizaciones diferentes en torno a esta cuestión. En ambos textos el antropólogo está a favor de las comunidades, pero difieren marcadamente  metodológica y políticamente. Por un lado, Cardoso de Oliveira plantea una necesaria intervención en el Estado, en el indigenismo. A su vez, defiende la posibilidad y responsabilidad moral y la cuestión ética. Y por otro lado, Viveiros de Castro realiza una crítica al indigenismo, a los propios modos de definición de lo que es ser indio. Además, no hace juicios de valor, se posiciona críticamente y describe procesos: porque al antropólogo no le corresponde emitir juicios de valor en relación a lo que está bien o lo que está mal.

2) Articule el concepto de racialización desarrollado por Claudia Briones (2002) en un análisis de los capítulos 2 “El cuerpo huarpe”, y 3 “Mitologías de mestizaje y provincialidad” del libro de Diego Escolar (2007).

A pesar de que el término “raza” se ha dejado de lado en el ámbito académico por ser una expresión políticamente incorrecta, se siguen dando procesos de marcación en las sociedades referidos a cómo pensar ideas sobre nación, mestizaje, etc. Claudia Briones plantea que si los términos raza y etnicidad se abordasen como formas de marcación, y no como cualidades tipológicas de grupos concretos, ayudaría a desontologizar las marcas y nos posibilita a ver que no hay algo que convierta a un grupo en materialización de una “etnia” o de una “raza”, “lo que a menudo existe en las realidades que nos toca analizar son procesos de alterización que, imbricando criterios, van desagregando históricamente otros internos dentro de formaciones sociales dadas, a través de prácticas que llamaremos de etnicización y de racialización.” (Briones, 2002: 65)

Siguiendo a Briones, la “racialización” refiere a las formas sociales de marcación de alteridad que niegan conceptualmente la posibilidad de ósmosis –se refiere a un pasaje a la civilización, en ascendencia- a través de las fronteras sociales, en las cuales todo intento por traspasarlas queda censurado en la práctica. En este sentido, son las marcaciones que descartan la opción de que la marca se diluya completamente, en una comunidad política envolvente que se racializa por contraste. En oposición plantea el metatérmino de etnicización, para circunscribir analíticamente las formas de marcación que contemplan la desmarcación o invisibilización (basándose en divisiones de cultura, en vez de en la naturaleza) y prevén o promueven la posibilidad de ósmosis entre categorizaciones sociales con distinto grado de inclusividad.

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