Internet Con Nuestra Mente
Enviado por iresotoalc • 13 de Septiembre de 2014 • 881 Palabras (4 Páginas) • 216 Visitas
QUE ESTA HACIENDO INTERNET CON NUESTRA MENTE
El autor comienza señalando los “peligros”, o riesgos de reconfiguración al menos, que puede suponer para la memoria y el saber humanos, de nuevo en términos tanto individuales como colectivos, de sociedad y de especie incluso, el cambio que de neurotransmisores a silicio estamos autoperpetrándonos. O lo que es lo mismo, de memoria interna por memoria externa custodiada por dispositivos cuyo funcionamiento se nos escapa al común de los mortales. Un dilema que, como el propio autor señala, viene de lejos, al incrustarse en el pensamiento occidental ya con Sócrates, quien se quejaba de lo frágil y degradado que llegaría a ser el fruto de los pensadores con la llegada de la “memoria externa” de la escritura, antepuesta a la memoria interna que imponía la cultura oral.
En ese sentido, las páginas del libro cabalgan en todo momento entre lo apocalíptico y el
optimismo, pero siempre con cautela tanto una cosa como la otra. Lo que sí parece quedar constatado, apoyado por las tesis neurocientíficas que avalan la enorme plasticidad del cerebro humano, es la fuerza determinante que para dicha plasticidad ha tenido siempre, y seguirá teniendo, las tecnologías de comunicación que se vaya otorgando la especie humana, tecnologías de comunicación que implicarán por siempre cambios en los modelos de expresar, de intercambiar, y de construir el pensamiento humano, en definitiva.
El libro bosqueja colateralmente temas de enorme interés para la argumentación principal, como cuando apunta la posible accidentalidad del libro como fenómeno de transmisión y fijación del conocimiento humano. O la vuelta a la naturaleza cazadora-recolectora, en términos de contenidos e información y no de alimento, obviamente, frente a la evolutivamente posterior cultivadora. O cuando, en la misma línea, alerta de la
“descuartización” del conocimiento, al cometerse de manera constante una regresión a una masa de datos no siempre lo suficientemente contextualizada e inteligible, lo cual provocará un mero “surfeo” por el saber, más que una verdadera navegación, por usar la propia terminología de la red.
el ritmo de metabolización de información vendrá impuesto por la cantidad
de la misma, provocando otro de los efectos a priori funestos de la red, al hacer desaparecer uno de los parámetros vertebrales, hasta el momento al menos, para que el sujeto pudiera ir construyendo y construyéndose conocimiento dentro de sus circuitos neuronales. Ese parámetro es la reflexión, el reposar sereno como ancladero de todo lo nuevo que le va llegando a la mente y que forzosamente debe quedar integrado con lo que ya la habita si no quiere desaparecer en el olvido. El tempo cibernético no da margen para ello, sentencia el autor. De tal modo, podríamos aproximarnos a lo que Carr juzga como “taylorismo mental”, muestra de las
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