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Kant Ante la (ley) Ética. Notas para una presentación


Enviado por   •  4 de Marzo de 2014  •  3.945 Palabras (16 Páginas)  •  395 Visitas

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Ante la (ley) Ética. Notas para una presentación

-¿Qué más quieres saber todavía?

-pregunta el guardián-. Eres insaciable.

-Todos tienden a la ley -dijo el hombre-. ¿Cómo es que durante tantos años nadie excepto yo ha pedido que le dejen entrar?

El guardián se da cuenta de que el fin del hombre está cerca, y, para hacerse entender por esos oídos que ya casi no funcionan, se le acerca y le ruge:

-A nadie se habría permitido el acceso por aquí, porque esta entrada estaba destinada exclusivamente para ti. Ahora voy y la cierro.

F. Kafka, Ante la ley

Es del todo imposible ofrecer una fundamentación del programa que les proponemos estudiar en el par de encuentros que tenemos asignados a la Unidad I, que tiene, como habrán podido observar, un carácter introductorio o propedéutico. En todo caso, esa justificación requiere de otro tipo de intervención: la que vamos a realizar a lo largo de la cursada de la materia, tanto en las clases teóricas como prácticas. Una vez cumplido ese recorrido, esperamos haber efectuado algunas aproximaciones a temas, conceptos y problemas de la Ética como disciplina filosófica, desde la perspectiva según la cual realizamos nuestro trabajo de investigación y docencia en la asignatura: la perspectiva de la crítica entendida en sus más diversas formas –ilustrada, dialéctica, genealógica, fenomenológica, hermenéutica, deconstructiva– como reflexión sobre los valores, hábitos, normas, costumbres y modos de subjetivación moral, a partir de las cuales se analizan significaciones, orientaciones teóricas y legitimaciones (fundadas) de la praxis.

Este carácter reflexivo de la Ética filosófica es reconocido por todos lxs estudiosxs de la disciplina. Por lo tanto, nuestra aproximación teórico-crítica a los fenómenos de la moral no hace más que inscribirse en una extensa tradición de lectura que nos precede largamente en los análisis y controversias interpretativas suscitados durante 2500 años (al menos si tomamos como referencia histórica del surgimiento de la reflexión ética el pensamiento socrático, la obra de Platón, y, desde luego, la sistematización conceptual elaborada y plasmada por Aristóteles en las tres versiones que nos han llegado de su Ética: Ética Nicomáquea, Ética Eudemia y Magna Moralia). Esta inscripción en una milenaria tradición suscita la dificultad no menor de medirse con un corpus inabarcable para una asignatura, dificultad evidente a la que es preciso agregar otra que no lo es menos: que nosotrxs mismxs, en tanto sujetos de la praxis, estamos atravesados por la complejidad del hecho moral y las dicotomías que lo atraviesan y estructuran: lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto, lo útil y lo inútil, lo justo y lo injusto.

La dificultad de ser sujetos y objetos de esta facticidad normativa, exige estar advertidos de que el recorrido que proponemos tiene cierta extrañeza, pues se trata de un camino en el cual hay una ley asignada a nosotrxs: la ley de la Ética, asignada en este momento como materia de conocimiento con un programa de lecturas, y asignada en la vida cotidiana como referencia de prácticas, hábitos, costumbres, valoraciones. Esta ley, a un tiempo singular y universal, está allí, con su historia y sus guardianes, donada (o impuesta) a todxs y a cada unx. Y cada unx de nosotrxs deberá pensar su lugar ante ella, y pronunciarse, al menos una vez, sobre ella.

De eso se trata este recorrido: de exponer y encontrar indicios que ayuden a pensar y a pronunciarse éticamente en forma fundada (y crítica). En estas primeras clases trataremos entonces de clarificar algunas líneas de trabajo para que tengan una idea más o menos aproximada del enfoque que les vamos a proponer en la materia.

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Es preciso dar un breve rodeo etimológico antes de adentrarnos en el recorrido prometido, como si no pudiéramos evitar algún tipo de comienzo por nuestra íntima y a la vez pública morada, la del lenguaje, para ir luego al método y la historia con el objeto de llegar finalmente al universo del concepto (que es también, pero de otro modo, el de la lengua, el método y la historia). Observemos entonces que el término ética deriva del vocablo griego ἦθος (êthos), y que en una primera acepción significa “carácter”, “modo de ser”, es decir, êthos alude a lo más propio de una persona, a la “segunda naturaleza” que se imprime sobre la primera. Notemos, a su vez, que para Aristóteles hay una relación con otro término evidentemente muy familiar: ἔθος (éthos), que significa “hábito”, “costumbre”. Así, las cuestiones éticas parecen ser, en una primera aproximación, cuestiones que remiten a los modos de ser, a los hábitos y las costumbres.

Pero hay además otra significación, quizás la más antigua, en la cual ἦθος (êthos) equivale a “morada”, “vivienda”, “lugar en el que se vive”, “estancia”, “residencia”. Esta interpretación, defendida entre otros por el filósofo alemán Martin Heidegger en su lectura de Heráclito en Carta sobre el humanismo, ¬nos permite advertir que en más de una ocasión y en más de una traducción, la conexión etimológica no deja de tener vínculos con la conceptual, tal como también lo sugiere la lectura que realiza el propio Aristóteles en su obra, para quien el carácter (êthos) de un individuo se forma a través del hábito (éthos) y la repetición, de las costumbres (éthos) que se adquieren en las prácticas cotidianas de la vida comunitaria, o en el hábitat que comparten individuos y grupos. De ahí que la pregunta por las condiciones del habitar sea también una pregunta propiamente ética.

En el uso de las lenguas romances (español, italiano, francés) y en la lengua inglesa, “ética” fue diferenciándose de la familia de términos “moral” y “moralidad”, aunque no es posible soslayar su vecindad semántica ya que moral viene del vocablo latino mos, cuyo plural mores, quiere decir “costumbres”. Por otra parte, durante el siglo I a.C., Marco Tulio Cicerón comenzó a utilizar el adjetivo moralis (relativo a las costumbres) como equivalente del griego êthikós y en el marco de un conocimiento mayor de las obras de Aristóteles y de algunos tratados de filósofos estoicos como Crisipo, el vocablo ética fue adquiriendo, progresivamente, el significado más específico de disciplina filosófica cuyo objeto consiste en reflexionar sobre los fenómenos de la moral.

Conforme avanzamos hacia otras formaciones histórico-discursivas este primer rodeo etimológico necesitará ser complementado con nuevos matices semánticos que se correspondan con las sutiles distinciones propuestas por la modernidad en sus diversas

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