LA ETICA Y EL PREJUICIO

LA ETICA Y EL PREJUICIO

La ética es relacionada con el estudio de la moral, de la acción humana y aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud y el deber. Se la define como la ciencia del comportamiento moral, no es constrictiva y no impone castigos legales. Dicho de otra manera, la ética es un conjunto de normas que rigen la conducta moral del individuo. Ahora bien, para vivir en una sociedad es indispensable que aprendamos un sinfín de actividades y prácticas, se debe aprender el lenguaje de la comunidad, pues nadie nace sabiendo hablar. Asimismo, se debe aprender a controlar esfínteres, a manejar los cubiertos, aprender a asearse, aprender conductas como leer, escribir, maneja una bicicleta, manejar un carro. También se debe aprender costumbres, hábitos, ideas, creencias y tradiciones de las sociedades donde se vive. (Taboada, 2006)  

¿Pero qué pasaría si las personas no aprendieran estas costumbres? Posiblemente estos individuos serian juzgados, pues sus conductas sociales y aspectos no son “normales” y así generarían posteriormente un perjuicio hacia la “falta de cultura”. Pero si vivimos en un mundo donde la ética y la moral son parte esencial del ser humano ¿Puede el hombre prejuicioso ser ético?

El prejuicio es definido como un juicio previo no comprobado, de carácter favorable o desfavorable. Es una actitud propiamente humana y, por lo mismo, casi desconocida. Por ejemplo, entre los animales ese comportamiento prácticamente no existe pues sólo hay que fijarse en la reacción de estos ante una realidad, esta les es ajena a menos de que dicha situación ponga en riesgo su vida como el encuentro de especies opuestas (presa y cazador) donde la especie en peligro tiene que juzgar al otro para poder salvarse a sí misma de no ser devorada. Por el contrario, en el ser humano, la actitud es distinta. El hombre juzga, evalúa y cuando lo hace, muy a mundo, lo realiza luego de examinar aquello que enjuicia. La persona critica a otros o a una realidad sin examinar el objeto en cuestión, sin importar su propia ética y sus principios, simplemente lo haces pues es natural en ellos, se dejan llevar por sus emociones y sentimientos de desprecio por aquello que es diferente a las conductas y aspectos normales de una persona. Aunque el sujeto ético no debe guiase por estos sentimientos, pues como lo dice Victoria Camps en su libro ¿Qué son las emociones?: “La ética no debe prescindir de la parte afectiva o emotiva del ser humano porque una de sus tareas es, precisamente, poner orden, organizar y dotar de sentido los afectos y emociones”, es decir que él se humano debe dejar a un lado su tabúes y abrir su mente ante lo diferente y desconocido paro poder ser realmente ético.

A lo largo de la historia han habido varias formas en la manera de expresar el prejuicio, a medida que la sociedad se ha vuelto más consciente de los derechos fundamentales de las personas y de la forma de respetarlos. Estos surgieron  de cierta forma en el momento en que las razas humanas tuvieron contacto haciendo que surjan prejuicios de grupos producto de "la superioridad mental de la razas" donde estas características son una respuesta primitiva de las comunidades para sentirse superiores a otras. Aunque esto no es nada nuevo, actualmente vivimos en un mundo capitalista donde más vale el dinero que los valores de los seres humanos, un mundo dividido por una pared social donde las minorías adineradas, discriminan a los menos favorecidos creando grandes rechazos por sus hábitos poco sofisticados, creando aprensión por temor a que por la falta de recursos de los “pobres” hagan actos indebidos como robo o asesinaos por bienes materiales. Estos prejuicios inútiles creados para separar las comunidades, no son del todo veraces, pues son grupos reducidos los que son capaces de hacer dichas atrocidades, mientras que los demás son gente honrada y honesta en busca de oportunidades para sobrevivir en este mundo cruel que les tocó vivir. Estas actitudes hacen del hombre actual menos ético, dejándose llevar por las apariencias y por el tamaño de las carteras y no por el valor moral de cada ser.

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