LOS OBSTACÚLOS EPISTEMOLOGICOS PARA LA COMPRENSIÓN, ACEPTACIÓN Y USO DE LA METODOLOGÍA COMO RECURSO. JUAN B. BARRREIX

LOS OBSTACÚLOS EPISTEMOLOGICOS PARA LA COMPRENSIÓN, ACEPTACIÓN Y USO DE LA METODOLOGÍA COMO RECURSO. JUAN B. BARRREIX

El conocimiento no se produce por acumulación o adicción, sino por el constante proceso de ruptura con el error o cadena permanente de quiebres cognoscitivos. Quienes persisten en el error inicial constituyen una serie de obstáculos, de procesos muertos, que han puesto en peligro al propio proceso de reconceptualización.

Mucho de esto existe en el plano de la metodología y del método en el trabajo social o en el trabajo comunitario. Existe una necesidad de tener que afrontar el hecho, de que la comprensión teórica y la aplicación en terreno de las propuestas metodológicas que hacemos, chocan con una serie de obstáculos y limitaciones, cuyas vías de solución deben establecerse ante cada circunstancia y experiencia particular.

Anteriormente en otros textos se caracterizó al trabajo social como una “disciplina en transición” para tipificar a una forma de acción social emergente, que se pretende estructurar como antitética de sus predecesoras históricas, conocidas como “asistencia social” y “servicio social”, y que choca con todos sus problemas inherentes a su proceso de institucionalización. Asimismo, se caracterizó a las realidades en que esa forma de acción emergente pretendía actuar, como “contextos seudo-mórficos”.

Precisamente el “seudomorfismo” es el rasgo característico de los contextos, en que las viejas estructuras ya no dan para más y, sin embargo, las nuevas constituyen una realidad aun no dada, con las únicas excepciones de Cuba y Nicaragua, en lo que a nuestro continente toca.

Como resultado de lo anterior se configura la ya citada situación de una forma de acción social emergente, que pretende desarrollarse y actuar en una no definición estructural. En esto se basa la explicación del conjunto de conductas anómalas observables en los trabajadores sociales, y que caracterizamos como “alineadas” o “enajenadas”.

Entre ellas se destacan:

1. La expectativa altamente frustrante que sienten los trabajadores sociales sobre su propia conducta que no logra alcanzar los resultados buscados.

2. La expectativa, que experimenta el profesional al sentir que no puede comprender el sentido de las situaciones en que se haya comprometido en la comunidad.

3. El sentimiento de que no existe principio alguno aprobado socialmente, que normatice su acción en la tarea de consecución de los fines y objetivos proclamados teóricamente.

4. La situación de “auto-extrañamiento”, que consiste en la sensación por pare del profesional, d no encontrar su propia identificación en las actividades que realiza.

Estas consideraciones parecen seguir construyendo una especie de “telón de fondo”, que no puede ser ignorado.

El conjunto de elementos antes señalados, constituye una parte de las bases estructurales del problema de la “resistencia al cambio” que, opera sobre la base de las don ansiedades básicas (ansiedad depresiva y ansiedad paranoide), presentes en todo individuo o grupo o comunidad sometido a proceso de cambio.

La “ansiedad depresiva” es producto de la necesidad de abandonar viejos esquemas, tener que romper esquematismos, de aceptar el enfrentamiento en el que la opinión se vea aniquilada por el conocimiento.

La “ansiedad paranoide” es el reflejo inevitable del miedo a lo nuevo, de la inseguridad de andar en un terreno no conocido.

Estas dos ansiedades operan simultáneamente,

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