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La Ciudad Antigua


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  1.270 Palabras (6 Páginas)  •  183 Visitas

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Las creencias dieron la mayoría de sus reglas a las familias antiguas. El hombre, tras la muerte, era considerado como un ser dichoso y divino.

Hay que destacar que si las ofrendas cesaban, el muerto decaía hasta descender al rango de demonio. En estas épocas, no se había pensado en recompensas ni castigos, pues la felicidad del muerto no dependía de la conducta que hubiese observado durante su vida, sino de la que sus descendientes observasen con él. Cada familia debía perpetuarse siempre, ya que los muertos necesitaban que su descendencia no se extinguiese. Los muertos tenían un interés: que nunca faltase un hombre de su sangre para llevar las ofrendas a la tumba.

Un hecho muy relevante en estos tiempos era la extinción de una familia. La extinción de una familia, producía la ruina en la religión de esta familia. Esto, al ser inconveniente para esta cultura, hacía que no se dejara caer ningún culto doméstico; pues la felicidad sólo podía durar lo que durase la familia; la religión, que la ha formado, exige imperiosamente que no sucumba. Obviamente, cada familia poseía una religión y dioses propios.

El gran interés de la vida humana, en estos tiempos, era continuar con la descendencia para continuar con el culto.

El celibato, era una grave impiedad y una desgracia; era una impiedad porque el celibatario ponía en peligro la dicha de los manes de su familia. Y era una desgracia porque ni él mismo podía recibir culto tras su muerte. Estas creencias debieron bastar durantes mucho tiempo. Conforme a las creencias: El hombre no se pertenecía a sí mismo, le pertenecía a la familia.

Luego llegamos al tema del bastardo. El bastardo, no podía desempeñar el papel que la religión le asignaba al hijo; también se necesitaba un lazo de culto religioso. Por obvias razones, el bastardo no tenia derecho a la herencia, así como tampoco tenia el derecho de ofrecer la comida fúnebre.

Llegamos al matrimonio; el matrimonio era obligatorio. Éste tenia un efecto. Unir a dos seres en un mismo culto doméstico.

La finalidad del matrimonio era unir a un hombre y a una mujer para asociarse en las dichas y penas de la vida y compartir un culto/religión, transmitiéndolo a sus hijos. Es por esto que el celibato era mal visto, era obligatorio casarse.

Como el matrimonio había sido concertado para perpetuar la familia, para disolverse si la mujer era estéril. Si el hombre era estéril, su mujer debía entregarse a su hermano o a un pariente de su marido para que pudiera tener descendencia, en este caso el hijo que nacía de esa unión era considerado como hijo del marido.

Cuando nacía un hijo, se tenía que hacer unan iniciación (como se le hacía a la mujer), ya que el sólo nacimiento representaba el lazo físico, pero por medio de este “rito” se adquiría el lazo moral y religioso. Este se hacía el noveno, décimo o duodécimo día después del nacimiento; el padre reunía a la familia y se hacía un sacrificio en el hogar para presentarles al nuevo miembro de la familia a los dioses domésticos, además este rito también era para purificar al niño y para limpiarle la mancha que había contraído por la gestación (lo que nosotros ahora conocemos como BAUTIZO).

Libro III

La ciudad

La religión doméstica prohibía que dos familias se mezclaran y compartieran la religión y las costumbres, pero permitía que varias familias se unieran sin compartir ni sacrificar nada de su religión ni rendir culto a otros dioses; a esto lo llamaron “fatrias” o “curias”. Al unirse estas familias concibieron una divinidad en común, mayor a sus divinidades domésticas, que velaba por el grupo entero. Cada una de ellas tenía un jefe, curión o fatriarca, cuya función era, principalmente, presidir los sacrificios. La asociación fue aumentando, hasta llegar a la formación de tribus, que era un conjunto

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