La Divina Comedia
Enviado por fidelsax • 20 de Febrero de 2014 • 718 Palabras (3 Páginas) • 227 Visitas
La divina comedia
INFIERNO
CANTO I
A mitad del camino de la vida, 1
en una selva oscura me encontraba 2
porque mi ruta había extraviado. 3
¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento! 6
Es tan amarga casi cual la muerte;
mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron. 9
Yo no sé repetir cómo entré en ella
pues tan dormido me hallaba en el punto
que abandoné la senda verdadera. 12
Mas cuando hube llegado al pie de un monte, 13
allí donde aquel valle terminaba
que el corazón habíame aterrado, 15
hacia lo alto miré, y vi que su cima
ya vestían los rayos del planeta
que lleva recto por cualquier camino. 18
Entonces se calmó aquel miedo un poco,
que en el lago del alma había entrado
la noche que pasé con tanta angustia. 21
Y como quien con aliento anhelante,
ya salido del piélago a la orilla,
se vuelve y mira al agua peligrosa, 24
tal mi ánimo, huyendo todavía,
se volvió por mirar de nuevo el sitio
que a los que viven traspasar no deja. 27
Repuesto un poco el cuerpo fatigado,
seguí el camino por la yerma loma,
siempre afirmando el pie de más abajo. 30
Y vi, casi al principio de la cuesta,
una onza ligera y muy veloz, 32
que de una piel con pintas se cubría; 33
y de delante no se me apartaba,
mas de tal modo me cortaba el paso,
que muchas veces quise dar la vuelta. 36
Entonces comenzaba un nuevo día,
y el sol se alzaba al par que las estrellas
que junto a él el gran amor divino 39
sus bellezas movió por vez primera; 40
así es que no auguraba nada malo
de aquella fiera de la piel manchada 42
la hora del día y la dulce estación;
mas no tal que terror no produjese
la imagen de un león que luego vi. 45
Me pareció que contra mí venía,
con la cabeza erguida y hambre fiera,
y hasta temerle parecia el aire. 48
Y una loba que todo el apetito 49
parecía cargar en su flaqueza,
que ha hecho vivir a muchos en desgracia. 51
Tantos pesares ésta me produjo,
con el pavor que verla me causaba
que perdí la esperanza de la cumbre. 54
Y como aquel que alegre se hace rico
y llega luego un tiempo en que se arruina,
y en todo pensamiento
...