La Educación Como Base Social

LA EDUCACIÓN COMO BASE SOCIAL

Pensando en nuestro contexto social actual, podemos pensar en muchas justificaciones por las cuales nos encontramos hoy en día en una crisis que cada a día evoluciona y transforma más nuestro comportamiento. Volviéndonos esclavos de nuestras ideas y actos, seres insensibles, corruptos, mediocres, o simplemente inconscientes de la vida.

Sin importar el ámbito que sea, hemos olvidado que somos un tipo de vida que depende totalmente de lo social y de lo realmente humano, remplazándolo con ideas retrogradas y acciones bajas de ética o simplemente de pocos principios morales.

Nuestro desarrollo mental comienza desde una edad muy temprana, se nos implantan comportamientos, costumbres, ideas, supersticiones, reglas y creencias. Entonces, desde que somos pequeños los grupos a los que pertenecemos nos van guiando hacia un tipo de rutina preestablecida por la sociedad. De aquí, todos nos adaptamos a un determinado tipo de cultura social. Estando dentro de él adoptamos esas normas, comportamientos e idiosincrasias, las cuales para ese determinado grupo son correctas y normales.

Lo importante aquí, es determinar hasta qué punto es bueno que una persona se arraigue plenamente a un código normativo dentro de los grupos sociales a los que él pertenezca. Lo cual, es un trabajo difícil si en nuestra definición de educación tenemos deficiencias por quienes nos aportaron determinado conocimiento o esas ideas. Sean buenas o malas, han ido formando una identidad respectivamente a lo que se nos ha conducido. Por este motivo es necesario que dentro de nuestra educación implementemos la parte autodidacta en la cual podamos desarrollar, de una manera coherente y crítica, un nivel cognitivo que nos permita visualizar hasta qué punto esas normas, creencias, o comportamientos, colaboran y permiten el avance social y también definir con cuales se tiene que convivir.

Otro aspecto difícil para desarrollar esta parte del intelecto o consciencia sana, es que el individuo tiene que tener puramente la convicción o el interés por acrecentar su nivel cognitivo de una manera prudente.

Podríamos poner de ejemplo a la lectura; considero que esta actividad cuando se práctica a voluntad, es de vital importancia para desarrollar distintos tipos de habilidades, no sólo de compresión y reflexión, sino también estimula nuestra percepción mental, abriendo el panorama a un criterio más ético y moral en cualquier tema o situación social.

Lo ideal sería que desde pequeños nos fomentaran un tipo de educación en el cual además de emprender un camino de aprendizaje académico esencial, lleve a la curiosidad y al deseo autónomo de conocimiento. Lo cual llevaría al desarrollo y crecimiento saludable de una persona que en un futuro corto, le será útil a la sociedad.

Lamentablemente, la educación

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