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La Etica. Antecedentes, definiciones y etimología


Enviado por   •  20 de Abril de 2013  •  Monografía  •  2.579 Palabras (11 Páginas)  •  810 Visitas

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LA ÉTICA

Antecedentes, definiciones y etimología

El estudio del campo de la ética suscita un importante interés no solo desde el punto de vista profesional, sino también desde el punto de vista personal, familiar, social y cultural, abarcando una serie de disciplinas que sustentan su quehacer, entre ellas podemos distinguir a la Psicología, la Filosofía, la Antropología, la Biología entre otros. Cada profesión responde a ciertos lineamientos de conducta que les son inherentes de acuerdo a la actividad que desarrollan y que son establecidos a través de normas, por cuya afiliación profesional deben ser acatadas por cada uno de sus miembros; sin embargo las personas que han cumplido con los requisitos para ejercer una profesión, aun cuando los conocimientos recibidos pueden ser los mismos, el accionar de cada uno de ellos podría ser marcadamente diferente y ello porque el profesional no solo representa un cúmulo de conocimientos científicos, sino que también representa una experiencia de vida personal, es decir a un ser profesional le corresponde un ser personal, este ser personal será proyectado a través de la experiencia profesional.

En este contexto resulta muy importante para el estudiante de psicología abordar el tema de la ética, considerando que el nombre como tal, desde ya, suscita una serie de confusiones y errores en su apreciación. Confundir a la ética con la moral es el error más usual que podemos encontrar, ambos términos son usados indistintamente como sinónimos y lo podemos escuchar en el discurso común y corriente de muchas personas, en la de los profesionales y aun en la literatura que sobre el tema existe; sin embargo, podemos encontrar diferencias importantes desde el punto de vista conceptual. Franca-Tarragó (1996) nos ofrece una de ellas. “ Podemos entender que “Ética” o “Filosofía Moral” (con mayúscula), es la disciplina filosófica que reflexiona de forma sistemática y metódica, sobre el sentido, validez y licitud (bondad o corrección) de los actos humanos individuales y sociales en la convivencia social. Para esto utiliza la intuición experiencial humana, tamizada y depurada por la elaboración racional.

Escrita con minúscula o usada como adjetivo “ética” o “moral” hace referencia al modo subjetivo que tiene una persona o un grupo humano determinado, de encontrar los valores morales. Es, pues, la ética pero en tanto vivida y experimentada. En ese sentido el lenguaje popular se refiere a que una persona “no tiene ética” o que “la ética o la moral de fulano” es intachable.

Tanto en el lenguaje vulgar como en el intelectual, a la palabra Moral (con mayúscula) se le da también un contenido conceptual similar al de Ética. Muchas veces se alude a la Filosofía Moral como la rama filosófica que se ocupa del asunto de la justificación racional de los actos humanos. Por otro lado, también se habla de la moral para referirse a la dimensión práxica, vivida de hecho, o a lo experimentado por los individuos o por las “tradiciones” morales específicas de determinados grupos.

Podemos decir pues, que la Ética o Filosofía Moral no tiene por objeto evaluar la subjetividad de las personas, sino valorar la objetividad de las acciones humanas en la convivencia, a la luz de los valores morales. Cuando la ética reflexiona, no se preocupa de buscar cuales son-sociológicamente hablando-las distintas “sensibilidades” morales subjetivas que se dan en las sociedades sino que intenta encontrar aquellos criterios universales, que eliminen la arbitrariedad de las relaciones humanas y lleven al ser humano a hacerse cada vez más plenamente hombre. De esta manera, la Ética no busca describir si para un sujeto “está bien” matar y para otro sujeto “esta bien” dejar vivir, sino que trata de justificar racionalmente si puede considerarse bueno para todo ser humano (criterio universal ético) el deber de dejar vivir o de matar. La ética se ocupa, pues, de encontrar las convergencias axiológicas racionalmente justificables para todo ser humano, aun cuando estas convergencias sean muy reducidas y haya todavía mucho por recorrer en su búsqueda. Su intento siempre consistirá en evitar la arbitrariedad y, en ese sentido, la función del especialista en ética es la de ser testigo crítico de las prácticas profesionales arbitrarias y la de ser portavoz cualificado de las minorías no tenidas en cuenta”.

Como hemos podido notar el autor nos aclara de manera puntual y objetiva los parámetros teóricos tanto de la Ética como de la moral, la primera se encarga del estudio de la segunda, la primera busca establecer criterios de carácter general, universal, mientras que la segunda esta referida a la experiencia comportamental de los individuos. Aun cuando se hayan establecido ciertos parámetros que nos permiten tener mayor claridad sobre estos términos, creemos importante poder analizar la etimología del término Ética y así poder apreciar hasta donde el término ha ido alejándose de sus orígenes y como en estos últimos tiempos logra una franca recuperación de su sentido esencial, sin tener en cuenta su etimología. Lehmann (1963) refiere ” La palabra “ética” se deriva de una raíz griega, cuya forma verbal es éiotha; y el correspondiente sustantivos, tó éthos. Originalmente significa “habitación” o “establo”. Esta palabra tó éthos fue traducida al latín mos; y del latín mos se deriva nuestra palabra ”moralidad”. Ahora bien, esta relación etimológica arroja una luz esclarecedora sobre una confusión persistente en todo el pensamiento ético. La confusión en cuanto a la interpretación de la relación entre “ética” y “moralidad”. ¿Son sinónimos, o hay que hacer una distinción real o indiferente?.

En el uso corriente e irreflexivo, “ética” y “moralidad” tienden a ser intercambiables, como si realmente fueran términos sinónimos. Sin embargo, nunca se ha suprimido completamente el recóndito sentido de que hay entre ellos alguna diferencia. Esta ambivalencia tiene sus raíces, en gran parte en la adecuación del lenguaje, debido a su incapacidad para alcanzar a la experiencia antes de que sucesivas e inexactas traducciones de un idioma a otro hayan confundido el sentido de los términos. En todo caso, etimológicamente, al menos en lo que se refiere al nombre, éthos “ética” tiene que ver con “estabilidad” o “establo”- es decir, con la estabilidad y seguridad que son necesarias para que uno pueda actuar. Puede que sea humillante, pero es instructivo recordar que el término se aplicó primeramente a los animales y no a los seres humanos. Para los hombres era obvio que los animales debían ser puestos en algún lugar, protegidos y al abrigo. Así pues, la idea germinal de la palabra éthos es la estabilidad

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