La Historia de Nietzsche desde las II de las consideraciones intempestivas.

La Historia de Nietzsche desde las II de las consideraciones intempestivas.

Juan Diego Medina Cruz.

Roch Charles Little.

I intempestiva de Nietzsche.

        Es difícil poder escoger una versión biográfica de una figura como Friedrich Nietzsche, de quien se ha escrito una infinidad. Para este trabajo nos referiremos a sus escritos autobiográficos^[1]; esto con el fin de que sea él mismo quien nos relate sus aventuras y dolos, pero además para entender cuáles fueron los hechos que le marcaron como humano, y por ende como académico. Lo que nos compete en esta oportunidad es hacer un esbozo de las ideas propuestas por Nietzsche en la primera de sus Intempestivas. Todo esto acompañado de una reflexión final.

Nietzsche nos cuenta que nació en Röcken, muy cerca de Leipzig, el 15 de octubre de 1844. Su padre hacía parte de una tradición clerical enorme. Llegó a ser pastor e instructor de las hijas del Duque de Sajonia. Moriría después, un año más tarde de la Revolución de 1848. Este episodio marca a Nietzsche sin duda alguna, puesto que él mismo va a escribir con un sentido dolor que perdió a su ser amado. Meses después moriría su único hermano de forma repentina a causa de una convulsión. De a poco, iría recuperándose de la muerte de sus seres cercanos, y empezaría a mostrar interés en el mundo de las letras y la música. Y con estos gustos se ve en Nietzsche una incipiente necesidad de conocimiento universal^[2].

En 1864 aprueba sus exámenes finales y comienza a estudiar Teología y Filología en la Universidad de Bonn. Posteriormente, abandonaría su primer alma Mater, conocería a Erwin Rohde y dejaría el estudio teológico por completo, habiendo estudiado los grandes clásicos de la literatura griega y latina. El abandono de una posible vida clerical es un golpe muy duro para su madre, se rompía una tradición de varias generaciones. Decide tomarse un tiempo para pensar qué hacer con su vida, y en ese camino se dedicaría a leer a los reputados de la filosofía, hasta que conoce el pensamiento de Schopenhauer. Ahí se acabaría cualquier posibilidad de retornar a la teología.

Llegaría, quizá, uno de los momentos más cruciales dentro de la vida de Nietzsche: la Unificación Alemana. Se erigiría un nuevo Estado independiente de cualquier otra potencia europea, nacería así el Imperio Alemán, obra liderada por Otto Von Bismarck. Justamente, esa conformación tan artificiosa de un pueblo, es lo que congojaría a Nietzsche, ya que a comparación de Francia, la cultura alemana sería hueca, sin formación; mejor dicho, la cultura alemana prácticamente no existía porque los pocos rasgos artísticos autóctonos, que para Nietzsche eran Wagner, Schopenhauer y Goethe, habían sido condenados al olvido por la cultería alemana de su época. Pero ahondaremos muchos más en esto posteriormente. Seguiremos con el contexto académico de Nietzsche.

Es así como con ciertas coyunturas individuales e históricas, Nietzsche va configurando un pensamiento propio, que desembocaría en su texto, El nacimiento de la tragedia. Años después vendría la concepción de la Intempestivas: reflexiones violentas que irían dirigidas a ese público que calló ante su primera gran escrito, por no ser científica, o al menos por no cumplir de cerca los estándares científicos^[3]. Su sentimiento de “inactualidad” lo acompañaría por muchos años y arremeterá muy agresivamente contra quienes lo veían como un difunto académico.

Más concretamente, en 1873, comenzará Nietzsche la elaboración de su primera intempestiva, dirigida a David Strauss, filósofo alemán y discípulo del pensamiento hegeliano. Ya tenía Strauss un andar público muy importante en la academia alemana; pero sería inevitable entrar en cierto olvido después de su primera obra; sería con La vieja y la nueva fe con lo que volvería al estrellato académico, por decirlo así. Contra ese texto, contra ese Strauss arremetería Nietzsche. Pero ¿Por qué Strauss? Sánchez Pascual es escéptico ante la tesis de Janz y Ross que asegura que la primea intempestiva de Nietzsche iba dirigida a Strauss por encargo de Wagner. Existía una pésima relación entre estos últimos dos personajes. Y, además, estaba el antecedente de la intervención de Wagner en la literatura de Nietzsche; por ejemplo: El Nacimiento de la tragedia. Aunque esa explicación es muy inverosímil cuando en aquel momento de la vida intelectual de Nietzsche, este se alejaba de su maestro. Una segunda tesis que se maneja es la envidia que nacía por Strauss debido al éxito de su obra, la cual fue publicada el mismo año que se publicó El Nacimiento de la Tragedia^[4].

Nietzsche daría su propia explicación. Su concepto de cultura se basaba en tres pilares básicos: la cultura griega pre platónica, la música de Wagner y la filosofía de Schopenhauer. No existía un espacio para una figura como Strauss, ni mucho menos para su obra. Es una llamado de atención a lo que era en ese momento un pensamiento ya autóctono de Nietzsche: su cultura no es como la mía, ni mucho menos su forma de hacerla. Es una proclamación de lo que sería el pensamiento de Nietzsche, en contraposición con lo establecido. Veamos ahora cuáles son las críticas hechas a Strauss, que van en tres direcciones: la Guerra Franco- Alemana, la cultería y el filisteísmo^[5] alemán, y la opinión pública –entendida por Nietzsche como los periódicos y revistas-.

Es un escrito, el de Nietzsche, que está compuesto por doce acápites, en los cuales se analizan la situación de la cultura alemana de la época; se va desde lo general hasta lo particular. Porque todo el filisteismo denunciado lleva, a fin de cuentas, a la figura de Strauss. El autor de esta primera Intempestiva, partiría de la Guerra Franco- Alemana para criticar un situación en particular dentro del pueblo alemán. Es el momento en el cual es propicio hacer una reflexión del decaimiento de la cultura de su pueblo. Esta cavilación abarca una crítica propiamente dicha hacia el pueblo, hacia los medios de expresión y hacia la figura filistea por excelencia de Nietzsche, David Strauss.          

 Hace una fuerte crítica al aire de orgullo que se posa sobre Alemania tras su victoria frente a Francia en el fin de la Unificación. Asegura que la cultura alemana sigue siendo subordinada históricamente a la francesa, es decir, que de original tiene poco, o más bien nada. Por eso se avergüenza de sus colegas y hermanos alemanes que se jactan de aquella cultura artificial alemana pos victoria. Continua diciendo que los alemanes han perdido toda concepción de lo que implica la cultura, que para Nietzsche se definía de la siguiente forma: “La cultura es ante todo la unidad del estilo artístico en todas las manifestaciones vitales de un pueblo”^[6] Prosigue explicando que la acumulación de saberes no es lo mismo que ser culto o pertenecer a una cultura; todo lo contrario, según él, la mezcolanza sin sentido de saberes y dogmas son sinónimos de barbarie. En síntesis, la única razón por la que habría que celebrar una victoria sería por la imposición de la cultura alemana sobre la francesa; pero como ello es solo un espejismo, no hay qué celebrar. Es por tal razón que Nietzsche criticaría vehementemente a los seguidores de Bismarck por su triunfo unificador; por ese aspecto comienza la crítica hacia Strauss.

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