La Ilustracion
Enviado por celic2401 • 8 de Abril de 2013 • 3.448 Palabras (14 Páginas) • 625 Visitas
II. LA ILUSTRACIÓN
No puede considerarse todo el complejo movimiento intelectual
llamado Ilustración como una simple manifestación del empirismo.
Entran en ella otros elementos distintos, y muy principalmente
los que proceden del racionalismo idealista y, en
última instancia, del cartesianismo. Pero podemos incluir el pensamiento
«ilustrado» en la corriente empirista, por dos razones:
en primer lugar, porque el empirismo inglés depende, en buena
parte, del racionalismo continental, como hemos visto, y no excluye,
sino al contrario, supone la influencia de este; en segundo
lugar, porque la Ilustración, en la escasa medida en que es
filosofía, se preocupa más de las cuestiones del conocimiento
que de las metafísicas, y sigue los caminos empiristas, extremándolos
hasta el sensualismo absoluto. Por otra parte, los elementos
más importantes de la Ilustración, el deísmo, la ideología
política, partidaria de la libertad y del gobierno representativo,
la tolerancia, las doctrinas económicas, etc., tienen su origen en
el pensamiento empirista de los siglos xvi a xvni.
La época de la Ilustración —el siglo xvni— representa el
término de la especulación metafísica del xvn. Después de casi
una centuria de intensa y profunda actividad filosófica, encontramos
una nueva laguna en que el pensamiento filosófico pierde
su tensión y se trivializa. Es una época de difusión de las ideas
del periodo anterior. Y la difusión tiene siempre esa consecuencia:
las ideas, para actuar en las masas, para transformar la superficie
de la historia, necesitan trivializarse, perder su rigor y
su dificultad, convertirse en una superficial imagen de sí mismas.
Entonces, a cambio de dejar de ser lo que en verdad son, se extienden
y las masas participan de ellas. En el siglo xvni, una serie
de escritores hábiles e ingeniosos, que se llaman a sí mismos, con
tanta insistencia como impropiedad, «filósofos», exponen, glosan
y generalizan una serie de ideas que —en otra forma y con otro
alcance— fueron pensadas por las grandes mentes europeas del
siglo xvii. Estas ideas, al cabo de unos años, llenan el ambiente,
se las respira, se convierten en el supuesto sobre el que se está.
Nos encontramos en un mundo distinto. Europa ha cambiado
totalmente, de un modo rápido, casi brusco, revolucionario. Y
esta transformación de lo que se piensa determinará poco después
la radical mudanza de la historia que conocemos con el
nombre de Revolución francesa.
1. La Ilustración en Francia
Desde fines del siglo xvn y durante todo el siglo xvm se opera
en Francia un cambio de ideas y convicciones que altera el
carácter de su política, de su organización social y de su vida
espiritual. De 1680 a 1715 se producen las mayores variaciones
sustanciales; desde entonces, todo será una labor de difusión
y propagación de las nuevas ideas; pero el esquema de la historia
francesa ha cambiado ya. De la disciplina, de la jerarquía, de
la autoridad, de los dogmas, se pasa a las ideas de independencia,
de igualdad, de una religión natural, incluso de un concreto
anticristianismo. Es el paso de la mentalidad de Bossuet a la de
Voltaire; la crítica de todas las convicciones tradicionales, desde
la fe cristiana hasta la monarquía absoluta, pasando por la
visión de la historia y las normas sociales. Es una efectiva revolución
en los supuestos mentales de Francia; y, como Francia
entonces es el país rector de la comunidad europea, de Europa
toda.
FIERRE BAYLE.—La Ilustración quiere reunir todos los conocimientos
científicos y hacerlos asequibles a los grandes círculos.
Los problemas rigurosamente filosóficos —no digamos ya teológicos—
pasan a segundo plano. La «filosofía» se refiere ahora,
principalmente, a los resultados de la ciencia natural y a las
doctrinas empiristas y deístas de los ingleses; es una vulgarización
de la porción menos metafísica del cartesianismo y del pensamiento
británico, a la vez. Por una parte, el pensamiento es
racionalista y, por consiguiente, revolucionario: pretende plantear
y resolver las cuestiones de una vez para siempre, matemáticamente,
sin tener en cuenta las circunstancias históricas; por
otra parte, la teoría del conocimiento dominante es el empirismo
sensualista. Las dos corrientes filosóficas, la continental y la
inglesa, convergen en la Ilustración.
El órgano adecuado para esta vulgarización de la filosofía y
la ciencia es la «Enciclopedia». Y, en efecto, el primer representante
típico de este movimiento, Fierre Bayle (1647-1706) es el
autor de una: el Dictionnaire historíque et critique. Bayle ejerció
una crítica aguda y negativa acerca de numerosas cuestiones.
Aunque no negaba las verdades religiosas, las hacía completamente
independientes de la razón, y aun contrarias a ella. Es
escéptico, y considera que la razón no puede comprender nada
de los dogmas. Esto, en un siglo prendado de la razón, tenía que
abocar a un apartamiento total de la religión; de la abstención
se pasa a la negación resuelta; γ los enemigos del cristianismo
utilizan luego ampliamente las ideas de Bayle.
Los ENCICLOPEDISTAS.—Pero mucha más importancia tuvo la
llamada Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, artes
y oficios, publicada de 1750 a 1780, a pesar de las prohibiciones
que intentaron oponerse a su impresión. Los editores de la
Enciclopedia eran Diderot y d'Alembert; los colaboradores eran
las mayores figuras del tiempo: Voltaire, Montesquieu, Rousseau,
Turgot, Holbach y otros muchos. La Enciclopedia, que a primera
vista no era más que un diccionario, fue el vehículo máximo de
las ideas de la Ilustración. Con cierta habilidad deslizaba los
pensamientos críticos y atacaba a la Iglesia y todas las convicciones
vigentes. De los dos editores, d'Alembert era un gran matemático,
y escribió, aparte de su colaboración científica, el Discurso
preliminar, con un intento de clasifición de las ciencias.
Diderot fue un escritor fecundo, novelista, dramaturgo y ensayista,
que terminó en una orientación casi enteramente
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