La Leyenda Del Ombu
Enviado por mariannyjose • 10 de Marzo de 2014 • 432 Palabras (2 Páginas) • 664 Visitas
La leyenda del ombú
Dios repartía sus dones a los árboles y éstos se adelantaban a elegir atributos de belleza
–Yo quiero ser fuerte –dijo el ñandubay y fue más duro que la piedra, más resistente que el hierro
–Mi ideal es ser saludable –exclamó el anacahuita y lo consiguió
A la jacaranda le concedieron la agilidad del verso temblante, lírico en la primavera cuando luce su penacho lila maravilloso El laurel reclamó hojas oscuras y lustrosas El espinillo se adornó con sus áureos pompones perfumados
La pitanga y el guarigú pidieron azucarados frutos El ceibo se decoró de bellas flores rojas El tala quiso rudeza india de nudos y espinas El vivaró, elegancia; el sauce llorón, poesía; la cina-cina, transparencia; el ñapindá avaro reclamó uñas
La aruera, un poder misterioso para castigar a los inciviles que no le rindieran homenaje: útiles para la picana del trabajo y para arrancar una sonrisa de júbilo a los niños como armazón de la luminosa cometa
Después vino el ombú. Dios le preguntó:
–¿Qué quieres ser?
Y él le dijo:
–Sombra para el descanso de los hombres…
–Todos la poseen.
–Corpulencia para ser índice en la vastedad de la llanura, para que el gaucho, desde la lejanía, sienta la emoción del hogar tibio que lo espera Deseo que mi leña sea débil, esponjosa y frágil; que no resista a una ensambladura o a un clavo Que se quiebre a la menor presión, que se vuelva polvo al contacto con el sol y de la lluvia
Dios, extrañado, le preguntó:
–Y ¿por qué, ombú, no pides coloridas flores y sabrosos frutos? ¿Por qué no quieres tener una bella madera para fabricar la cuna del niño, la mesa de la familia, el barco para el viaje, el ataúd parra el descanso último?
–Padre mío –contestó el ombú humildemente–, sé que una vez vino al mundo un hombre bueno que predicaba el amor, la justicia y el bien Los demás hombres lo persiguieron, lo condenaron y lo sacrificaron en una cruz hecha con el dolor de algún hermano árbol Aún existen soñadores en la Tierra Déjame contento, concediéndome lo que pido Tendré oportunidad para tener la conciencia tranquila, pensando que nunca contribuiré al crimen de asesinar a un justo
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