La Religión Como Fuente Del Ateísmo
Enviado por robertoqm • 27 de Junio de 2013 • 1.998 Palabras (8 Páginas) • 397 Visitas
LA RELIGIÓN Y SU CONTRIBUCIÓN AL ATEÍSMO
“La gente se ha resignado a la ausencia de Dios
y está organizando su vida independiente”
(One Hundred Years of Debate Over God)
El ateísmo provocó muchos debates durante el siglo XIX, sin embargo, la actual negación de la existencia de Dios ya no escandaliza ni preocupa. Una era de tolerancia ha permitido que el ateísmo coexista pacíficamente con la creencia en Dios.
Esto no significa que la mayoría de las personas nieguen a Dios directamente; por el contrario, los resultados de una encuesta llevada a cabo en once países de América, Europa y Asia han puesto de manifiesto que poco más del 2% de la población, como promedio, alega ser atea.
A mediados del siglo XVIII el filósofo Denis Diderot pasó unas tres décadas redactando su Encyclopédie, una obra de veintiocho tomos que contenía mucha información con total ausencia de Dios. “Por su selección de materias —dice el libro The Modern Heritage—, los editores indicaron que la religión no era uno de los temas que el hombre necesita conocer.” A pesar de sus enemigos, unas cuatro mil personas solicitaron comprar los veintiocho tomos, un número asombroso si se tiene en cuenta su precio. Esta tendencia se convirtió en una abierta negación de Dios.
Luego vino el asesinato de Dios. La frase “Dios ha muerto” (en alemán "Gott ist tot"), la encontramos en Hegel (Fenomenología del espíritu). Se refiere al colapso de las ciudades estado y su orden autónomo.
Sin embargo, la frase se le atribuye a Nietzsche, quien en realidad la retoma en Nuevas luchas, en El loco, y en Lo que pasa con nuestra alegre serenidad. También se encuentra en Así habló Zarathustra, libro responsable de popularizar la frase:
“Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos.”
“Dios ha muerto” no quiere decir literalmente que Dios está efectivamente muerto, es la manera de Nietzsche de decir que la idea de Dios no es capaz de actuar como fuente del código moral. Nietzsche reconoce la crisis que la muerte de Dios representa para las consideraciones morales existentes, porque “cuando uno desecha la fe cristiana, se olvida de la moralidad cristiana. Esta moralidad de ninguna manera es evidente en sí misma. Rompiendo un concepto principal del cristianismo, la fe en Dios, uno rompe el esquema: nada necesario”.
Ahora bien, entre los que dicen que creen en Dios, predomina una actitud atea. Se niega la autoridad de Dios. “Algunas veces el ateísmo se refiere sencillamente a rechazar en la práctica a Dios, o a pasarlo por alto”, dice The Encyclopedia Americana. Por esta razón, el Diccionario de términos religiosos y afines da como segunda acepción de “ateísmo” aquel que “vive prescindiendo de la realidad del ser divino”.
Sí, el ateísmo puede implicar una negación de la existencia de Dios o simplemente de su autoridad. Hasta la Biblia alude a esta actitud atea “Profesan conocer a Dios, pero con las obras reniegan de Él” (Tito 1,16; ver. Antonio Fuentes).
Tal rechazo de la autoridad de Dios puede rastrearse hasta la primera pareja humana. Eva admitía la existencia de Dios; sin embargo, quiso ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo, es decir, quiso poder decidir por sí misma lo que debía hacer y crear su propio código moral. Más tarde, Adán se unió a Eva y también rechazó la autoridad divina.
¿Está extendida hoy esta actitud? Sí. Se evidencia un sutil ateísmo en la búsqueda de la independencia. “La gente hoy está cansada de vivir bajo la vigilancia de Dios; prefiere vivir en libertad.” —observa el libro One Hundred Years of Debate Over God—The Sources of Modern Atheism (Cien años de debate sobre Dios. Las causas del ateísmo moderno)—.
Muchas personas ven la religión como una antigüedad que nos causa un retroceso en cuanto a la época en que vivimos. Se rechaza el código moral por considerarlo impráctico y poco realista. Por ejemplo, actualmente se acepta el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la unión libre, tener varias parejas, iniciarse en el sexo siendo apenas un adolescente, y hasta los padres ven como una obligación apoyar a la hija menor que sale embarazada… Todas estas son conductas que antes se condenaban, ¿quién quiere de nueva cuenta volver a que le digan que su modo de vivir es pecaminoso?
La negación más vergonzosa de la autoridad de Dios proviene de la clase clerical, se ha llenado más de tradiciones filosóficas que del cristianismo, y lo peor: ha respaldado las guerras más sangrientas rechazando claramente aquello de amarse unos a otros como requisito para ser un buen cristiano.
Hablando de la religión y la filosofía, Raúl Gutiérrez Sáenz, comenta en su libro Historia de las Doctrinas Filosóficas: “San Agustín de Hipona tomó como base los pensamientos y especulaciones de Platón y conjuntándolo con el cristianismo formó sus conceptos tomando como base primordial en su filosofía el alma y dios.”
Algunos individuos que sí piensan han concluido “¿cómo es posible confiar en una Iglesia que sigue las tradiciones filosóficas más que las propias doctrinas del libro del que dicen basarse?
La cuestión es sencilla pues el antiguo Testamento declara sin rodeos: “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18,4; Reina Valera [1909]), así pues el alma no es inmortal. Incluso el Nuevo Testamento confirma esa doctrina al enseñar que la paga del pecado es muerte, no un castigo eterno en fuego que es una idea más bien sacada de La Divina Comedia de Dante Alighieri que contiene un capítulo titulado El Infierno, y que fue temiblemente ilustrado por Gustave Doré.
Además de falsas enseñanzas, el clero ha negado a Dios al dar la espalda a sus normas morales, como se ve, por ejemplo, en el caso de los constantes litigios contra sacerdotes acusados de pedofilia, graves escándalos de abusos sexuales de menores cometidos por sacerdotes. No sorprende que muchas personas hayan abandonado totalmente las iglesias y ahora digan
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