La definición de la muerte

La definición y determinación de la muerte han sido una historia de incertidumbre, la naturaleza de la muerte es un problema antiguo, por más de 25 siglos el hombre se ha planteado interrogantes como : Que es la muerte?, Cuando morimos realmente? No hay una respuesta sencilla para estas preguntas, ya que la muerte conlleva una serie de implicaciones éticas, religiosas, filosóficas, medicas y legales que hacen muy difícil su abordaje.

La muerte es un fenómeno irreversible que es la parte final de la vida, con el que termina el ciclo vital de todo ser viviente, incluyendo al hombre; su definición y sus límites no son precisos, solo se puede asegurar que ha ocurrido la desintegración y putrefacción, así el hablar de la muerte clínica, encefálica, celular, apoptosis o muerte programada, no es suficiente.

En el mundo existen condiciones sociales, culturales e ideológicas por las cuales se da un trato diferente frente a la muerte y al morir, que no necesariamente están ligadas a los avances de las ciencias, al uso de las tecnologías o a la implementación de técnicas, y tampoco a cambios por cuestiones religiosas; como ejemplo de lo anterior está el alarmante y evidente hecho social en el que se aprecian acciones crecientes de criminalidad de sangre, las cuales pueden ser explicadas por diversos factores y que contribuyen al desprecio de la muerte y por supuesto al desprecio de la vida.

La vida humana, antes considerada sagrada, por lo cual en la mayoría de las concepciones filosóficas y los regímenes diversos, no se podía disponer de ella injustamente, ya que el hombre era en sí mismo fin y medio, se ha perdido o está a punto de perderse en todo su valor.

Los miles y miles de cadáveres que hoy yacen en los campos de batalla en Irak en una guerra de ocupación, o a causa del terrorismo en Europa, las desapariciones forzadas en los regímenes totalitarios, las luchas fraticidas en la ex Yugoslavia, los asesinatos de mujeres y en el mundo entero la violencia trasmitida en los medios de comunicación, e incluso, por qué no citar el espectáculo de la muerte que irresponsables al volante brindan cada día en las grandes ciudades del mundo, han provocado que aquella sensación de respeto, malestar y temor que entes sentíamos frente a la presencia de un cadáver, se haya perdido al grado de hacerse familiar y entrar en la cotidianidad de cada persona.

Tal pareciera que la palabra matar y la acción misma de hacerlo fueran la consigna de la civilización del posmodernismo: así fue con las políticas eugenésicas que permitieron suprimir a los que consideraban inútiles para una sociedad, en razón a un supuesto perfeccionamiento de la especia humana; estas políticas que se dieron en diversos países en todo el orbe fueron en el siglo pasado el vaticinio de lo que hoy empieza a permear a las sociedades contemporáneas, donde se sostiene la licitud de quitar la vida a

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